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Espejito espejito, ¿puedo ser el mejor equipo?

No son pocas las veces que hemos visto entrar en la discoteca al clásico enamorado de sí mismo, encantado de conocerse, y que se cree el tipo más guapo del lugar cuando ni siquiera pasa de un cinco (dicho por ellas). En ocasiones, esa actitud positiva te hace parecer más guapo y esa autoconfianza te lleva a pequeñas victorias que recordarás durante algún tiempo. El problema viene cuando te pasas de frenada, cuando te crees George Clooney o Henry Cavill y no eres mucho más que un Adrien Brody pre Oscar. Ahí, lo normal es que a las 6 de la mañana tu fachada y tu mirada desencajada muestren tu enorme decepción, y que los que quedan aún en la discoteca te miren con cara de ‘¿y qué esperabas?’.

Pasada la semana 16, la NFL ha llegado a las 6 de la mañana, y los que no se han llevado ya a los playoffs a casa aún están coqueteando con ellos para conseguir su teléfono y ver si quedan en postemporada. Pero para el resto, el panorama es desolador y se está empezando a cebar con los que aún están deambulando por la barra o la pista de baile, completamente desnortados por no haber sabido mesurar sus expectativas. Haber sido capaz de sentarse frente al espejo y autoevaluarse de la forma correcta les habría hecho no malgastar innecesariamente la noche.

Los Broncos sentarán a Russell Wilson en las dos últimas semanas

El último en darse cuenta que las cosas no iban como debían han sido los Denver Broncos, que tras su derrota frente a los Patriots han dicho basta. Esto es especialmente significativo por cuanto que Denver aún tiene opciones de meterse en playoff, las cuales no son especialmente remotas. Ganando a Chargers y en Las Vegas necesita que Colts gane sus dos partidos (vs LV y vs HOU), Pittsburgh pierda los suyos (@SEA y @BAL) y que Titans gane a Jaguars en la última semana.

El asunto aquí es que los Broncos ya no se ven tan guapos con Wilson a los mandos del ataque tras probar con él durante casi una temporada completa, y la paciencia con los QB está sobrevalorada. “No puedo reemplazar a toda la línea ofensiva, ni traer cinco receptores, y si no hago cambios, otro ocupará mi lugar pronto”, dijo Sean Payton a los medios cuando explicó el porqué de la suplencia de Wilson. Pero son los números los que hacen más contundente esta decisión, que busca fundamentalmente evitar que se garanticen $41M de salarios futuros en caso de que se lesione en los partidos que quedan y que Wilson no pueda superar el examen físico en marzo.

La extensión de contrato que los anteriores propietarios le firmaron al ex de Seahawks (antes de la llegada de Payton), seguramente para encarecer el valor de la franquicia de cara a la venta, cae como una losa a la hora de construir el resto del equipo, el cual tiene aún muchos agujeros visibles. Las elecciones de draft que el equipo de Colorado dio en el traspaso tanto del QB como del HC sólo añaden más leña al fuego. Así que si por un lado, el cap de Wilson es razonable en 2023 y 2024, este superará los $50M anuales a partir de 2025, cuando Wilson tendrá ya 37 años. Es por eso que los Broncos le pidieron durante la semana de descanso al mariscal de campo que aplazara las garantías que tiene frente a lesión principalmente en 2024 ($41M en total). Con ellas, una posible lesión durante la próxima temporada les colocaría en la misma situación que están ahora pero con un año de desgaste del proyecto Peyton.

Denver ya se plantea el corte

Todo apunta ahora a un corte en marzo, el cual le obligará a Denver a asumir nada menos que $85M de dinero muerto, que podrán repartir en 2 años aplicando la designación ‘pos 1 de junio’. Esta les permite dividir en 2 años todo ese dinero, dejando intacto el cap previsto para 2024 ($35.4M) y aplazar $49.6M para el cap de 2025, el equivalente a las cantidades correspondientes a todos los bonos prorrateados a partir de ese año. Algo que probablemente harán, puesto que la ingeniería financiera necesaria para encajar esos $85M sólo en 2024 implicaría deshacerse de varios de los mejores jugadores de la plantilla, puesto que los Broncos estarían ya unos $19M sobre el cap del año que viene, que Overthecap estima en unos 242M para cada equipo.  

Si bien es cierto que ese corte no le sale barato a los de Mile High, una vez que has visto tu realidad en el espejo, es mejor retirarse a tiempo que esperar a ser aplastados por ella. Y parece que estarían en un buen momento para pasar página, en lo que a estrategia de construcción de plantilla se refiere. Situados actualmente en el pick #14 del próximo draft, parece viable que pudieran escalar hasta incluso el pick #10 en caso de perder los dos partidos en los que saldrán con Jarrett Stidham de titular, ya que además varios de los equipos que hoy elegirían justo antes de ellos juegan partidos directos entre sí. Es inevitable pensar que Sean Payton no quiere dejar pasar esta hornada de quarterbacks universitarios, viendo que la de 2025 parece que será más floja. Si el contrato de Wilson ya les ha retrasado un año, no elegir QB en este draft podría retrasarles otros dos.

Pero que nadie descarte un traspaso

La otra puerta de salida a esta situación, y a buen seguro la primera que van a intentar los Broncos, es el traspaso. A pesar de lo que pueda parecer, puede haber varios ganadores con esta opción. Los Broncos asumirían “sólo” $46M de dinero muerto y traspasarían al equipo comprador un contrato de $21.4M en 2024 y $41.4M en 2025, con sólo $25.8M garantizados. Cifras similares en conjunto a lo que acaba de firmar Geno Smith en Seattle. Un contrato más que asumible por un potencial equipo comprador que no quiera o no pueda arriesgarse con el draft, o que no haya podido conseguir a su chico en él. A cambio de un jugador que ha desempeñado bien este año. Si la venta de Carson Wentz, que ha sido uno de los traspasos de quarterback más reciente, le retornó a Philadelphia una 3ª ronda del mismo año y una 1ª ronda del siguiente, y posteriormente a los Colts dos 3ºs rondas y el valor de una 4ª, no descartaría una contrapartida similar a estas por un pasador que será de lo mejor disponible en el mercado y con una relación calidad-precio difícil de mejorar.   

Sea como fuere, e independiente de cómo vaya a ser el futuro de los Broncos y de Wilson, Sean Payton sabe que ha llegado desaliñado a las 6 de la madrugada. De igual manera sabe que 2024 será una resaca segura, pero ha preferido no apurar lo que le quedaba de una copa que probablemente ya le supo amarga desde el primer trago para que los porteros del garito no le echaran a patadas. Se ha mirado en el espejo que tenía frente a la barra, y ha visto con claridad que está muy lejos de ser el rey de la fiesta. Sigue sin ser Clooney o Cavill, pero probablemente ahora, tras el movimiento con Russell Wilson, tiene una oportunidad de ligar como ellos algún día, aunque todos en la discoteca sepamos que no será mañana.

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El contrato de Herbert es amor verdadero

Publicado por MundoNFL.

Casi todo el mundo busca en la vida a alguien especial, alguien con quien compartir su vida para disfrutarla aún más, para que saque lo mejor de uno mismo y le acerque un poquito más a la felicidad. La media naranja que dicen. Para encontrarla, nos relacionamos constantemente, buscamos y probamos, con más o menos descanso. Y cuando hallamos en alguien signos de que puede ser esa persona especial, buscamos una forma de vincularnos a ella para no perderla. Ese tipo de estructura emocional inherente a la sociedad en la que vivimos no es muy diferente en la NFL. En ella, esa media naranja, ese amor verdadero, se llama QB franquicia. Los equipos están en permanente búsqueda de ese tipo especial y diferencial que pueda llevarles hasta el último nivel. Relaciones y noviazgos en forma de contrato rookie o de veterano barato para conocer y probar esas relaciones. En ellos, ambos se van pidiendo cada vez algo más para ver si surge la chispa y se demuestra que es lo que el otro busca.

En el caso de Justin Herbert y los Chargers, estos últimos han visto pruebas evidentes de haber encontrado a ese alguien especial tras 3 años de ese noviazgo rookie. Las cenas y paseos por el parque durante 3 temporadas han dejado síntomas evidentes de que era hora de poner un anillo en su dedo en forma de un segundo contrato, ya de veterano, como el de mejor pagado. Esperar a que la otra parte demandara el enlace por las malas ya con la etiqueta de 5º año o el franchise tag podría haber hecho comenzar la relación a largo plazo con más tiranteces de las vistas en otras relaciones del vecindario (en Baltimore saben de lo que hablo). De este modo, la relación se mantiene pura y sana mientras se siguen dando pasos para consolidarla a un coste emocional y económico mucho menor.

La compra de la casa le costará a Justin Herbert comprometerse durante 7 años con el equipo y cederle el control sobre sus derechos durante los dos últimos años del acuerdo, que son los que no tendrá garantizados en ningún momento. Los Chargers le pagarán por extenderlo 5 años hasta un total de $262.5M de dinero nuevo ($52.5M de promedio por temporada). Es importante entender que a Herbert aún le quedaban 2 años de contrato con el equipo de Los Ángeles, puesto que este será su cuarto año de rookie ($4.2M) y el equipo ya había aplicado sobre él la etiqueta de 5º año ($29.5M), para un total de $33.7M que ya estaban completamente garantizados. Ahora, gran parte del dinero que ganará el QB con la extensión se adelanta y aumenta en los primeros años.

La entrada de la casa será un signing bonus (o bono de firma) de poco más de $16M que se pagará a la firma pero se dividirá en 5 años en el cap del equipo, lo que permitirá que la economía familiar de esta relación recién consolidada no se resienta en 2023, (se mantendrá el impacto de $8.5M del QB), ya que para este año hay planes importantes, mientras Austin Ekeler y Gerald Everett juegan en su último año de contrato, y Keenam Allen, Mike Williams y Khalil Mack lo hacen en su último año a un cap razonable. Los 3 pasarán a impactar más de $30M en 2024. Con este acuerdo, Herbert se garantiza hasta $133.7M en el momento de la firma, $100M más de los que ya tenía garantizados en los 2 años restantes de su acuerdo anterior. Si bien el signing bonus es menor que el de Jalen Hurts ($23M) y el de Lamar Jackson ($72.5M), que son los contratos a los que se parece en estructura este que va a firmar Herbert, el gran éxito de éste es haber conseguido tanto dinero garantizado como el QB de los Ravens, que técnicamente estaba en el mercado sin contrato en vigor.

Esa hipoteca de la casa se pagará en forma de salarios base bajos y option bonus razonables completamente garantizados en 2024 y 2025 (hasta esos $133M que estabilizan las finanzas de Herbert durante los próximos 3 años), evitándole jugar bajo la inseguridad que tenía con su contrato anterior de sólo 2 años a bajo coste. A bajo coste para ser un QB de su nivel quiero decir. Esa carga leve en el cap con option bonus, que se pueden repartir como los bonos de firma hasta durante 5 años en el cap, mantiene abierta para los Chargers la via de dar continuidad al proyecto actual durante ese plazo de 3 años.

Ya con el bagaje de varios años de convivencia bajo un compromiso ampliado, y con parte de una hipoteca en curso, llegará la hora de decidir si es el momento de llevar a la pareja al siguiente nivel. Los niños, el coche, la casa en la playa o grandes viajes para disfrutar de su media naranja, para ver si aún queda zumo en la relación. La estructura del contrato aumenta progresivamente el salario base de cada año a partir de 2026, el cual se irá garantizando cada temporada con año de adelanto, es decir, que en 2025 se habrá garantizado el salario de 2026, en 2026 el de 2027, y así sucesivamente. También añade cada temporada un nuevo option bonus que se podría repartir en varios años para aligerar el cap y ayudar a construir alrededor de Herbert. Todo con tal de hacerle feliz. En el amor no se deben escatimar esfuerzos.

Pero esta organización del dinero del contrato y las garantías, abre a su vez otra vía, que permitiría una separación de mutuo acuerdo, ya que el divorcio por las malas ni se contempla por la cantidad de dinero muerto que dejaría. Los Chargers y Herbert podrían separar sus caminos una vez finalizados esos 3 primeros años de contrato, cuando el dinero garantizado se empiece a asignar de año en año y el dinero muerto empezará a ser asumible (unos $27M). Eso sí, tendría que ser consensuado por cuanto que el contrato incluye la No trade clause (cláusula de no traspaso), que permite al jugador no ser intercambiado si éste no quiere, o elegir el destino en caso de que la ruptura sea inevitable. Siempre hay pelandruscas rompehogares que se entrometen en el camino poniendo a prueba las relaciones más estables en forma de lesión grave o plantilla no competitiva. El reparto de los bienes y la custodia de los niños quedan para otro día. No quiero estropear la historia, que íbamos bien.

Así que si todo va como debe, los Chargers y Justin Herbert no deberían verse obligados a renovar sus votos hasta después de 2027 o incluso tras 2028, cuando el contrato deja de tener dinero garantizado por adelantado y las ganancias del jugador habrán quedado desfasadas por la subida del cap. Será entonces el momento de hacer balance de la relación y valorar ampliarla en busca de las bodas de plata. Si la relación sobrevive a lo que a buen seguro será un camino tortuoso por la renovación del roster que van a tener que hacer más pronto que tarde, o si por el camino encuentran la felicidad en forma de trofeo Lombardi, todos recordaremos esta historia como un cuento de hadas de fidelidad y amor verdadero. Mayor aún que la de Phillip Rivers, aunque seguro con menos hijos. Si por el contrario, el proyecto vital que hoy empiezan a construir QB y equipo no mejora el de su predecesor, no dejará de ser otra historia de lo que parecía que podía ser y nunca fue. De esas de las que está llena la implacable historia de la NFL.  

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¿Deben los Giants pagar a Daniel Jones?

A apenas un sólo día de la fecha límite para colocar los tags (mañana martes 16:00 e.t. en USA, 22:00 h.e.), las negociaciones por Daniel Jones se intensificaron en los últimos días de la Combine, y varios insiders del equipo de diferentes medios podrían haberse acercado a las verdaderas cifras de esta negociación. Sentaos si tenéis una silla o un sofá cerca, es más que recomendable.

Lo que pareció un rumor infundado de Mike Florio (ProFootballTalk) acerca de que Daniel Jones podría estar pidiendo en torno a $45M por temporada para su próximo contrato, empieza a verse corto, ya que la cifra demanda inicialmente por el QB parece que estaría oscilando entre los $47/48M de promedio anual. Luego explicaré por qué esta cantidad podría tener sentido como petición, aunque muchos podamos pensar que no lo tendría para los Giants. Según Albert Breer (Sports Illustrated) el rango en que se estaría moviendo la oferta del equipo estaría entre los $35M y los $39M.

Si bien es cierto que Joe Schoen, general manager de los Giants, ha dicho que la brecha entre una y otra parte aún es grande, parece que no es descartable que se pueda cerrar el trato en una cifra ligeramente por encima de los $40M.

Decía que las pretensiones del jugador podrían tener sentido por cuanto que la referencia para establecer su coste en el mercado puede ser perfectamente el contrato de Kyler Murray. Las negociaciones de este tipo suelen tomar como referente contratos de jugadores similares firmados recientemente. En el caso del QB de Arizona, al que le quedaban aún 2 años de su contrato rookie, este firmó la pasada offseason una extensión de $46M de promedio con más de 2 años completamente garantizados a la firma, y con otros 2 años que se garantizan también durante el transcurso del inicio de su contrato. Además, los impuestos en NY son de los más altos del país, por lo que una oferta allí no es equiparable a una similar en otros estados como Nevada (Las Vegas), Carolina (Panthers) o Florida (Tampa Bay).

Otra razón que puede ayudar a entender la cifra es la progresiva subida del cap durante los próximos años debido al nuevo contrato de la NFL con las televisiones, que puede colocar por encima de los $250M el cap en 2024 y seguir aumentando en $25M en cada uno de los siguientes años del actual convenio colectivo. Esto reduce porcentualmente el impacto en el límite salarial de un acuerdo en el presente aparentemente tan elevado, como parecen los $40M anuales en los que podría cerrarse el acuerdo. Ello supondría un 17,7% del cap de los Giants en 2023, y un 16%, 14,5% y 13,3% en los 3 años siguientes. Si tenemos en cuenta que los $46M de Kyler Murray habrían supuesto el 22,09% del cap de 2022 cuando firmó su acuerdo, las cifras tienen algo de lógica. Supongo.  

Fuente: Getty Images.

Pero a pesar de todo ello, no puedo encontrar razones por las que un fan de los Giants pueda encontrarse cómodo con un trato como este, tanto para el corto, como para el largo plazo. Daniel Jones sólo ha demostrado una buena temporada (y subrayo lo de sólo “buena”), y la única explicación para no usar el franchise tag ($32.4M) el próximo martes es que Brian Daboll, quien tiene la primera palabra en esto, está completamente seguro de que puede convertir a Daniel Jones en un QB de segundo nivel (como mínimo), y quizá élite. Aunque la duda subyacente de su trabajo con Josh Allen y Daniel Jones es si realmente les ha desarrollado o simplemente optimizado su juego de acuerdo a sus virtudes, ya que la regresión de Allen en su ausencia ha sido evidente.

Como el mercado puede estar estableciendo unas cifras astronómicas para un acuerdo multianual de Daniel Jones, yo no puedo evitar preguntarme ¿cuánto vale realmente el aún QB de los Giants? Según a quién preguntes dentro de la fanbase o de la prensa de Nueva York la cantidad variará, al igual que el dinero garantizado y la duración del contrato. Es normal, ya que se trata de valor, de cuan bueno nos parece subjetivamente a cada uno, de cómo le hemos visto este año, y de cómo le vemos en el futuro. Y ahí radica gran parte de la división de opiniones.

Los fans de Giants somos una fauna muy variopinta. Los hay que nos preocupamos por la economía del equipo, los hay que se preocupan de los jugadores que visten la camiseta y los hay que se preocupan de disfrutar cada domingo de temporada sin mirar mucho más allá. Aunque en la NFL actual, estas 3 cosas empiezan a estar reñidas, todos buscamos el éxito del equipo en el futuro a nuestra manera. Eso ha generado numerosas narrativas, que en función de los datos, pueden ser discutibles en base a diferentes razonamientos. Vamos una a una con ellas.

Daniel Jones ha mejorado esta última temporada.

Hace un par de semenas, Warren Sharp, quizá el mejor analista estadístico de la NFL, publicó en FOX Sports un artículo en el que aportaba los datos para argumentar que Daniel Jones no sólo no había mejorado en su juego de pase respecto a la temporada 2021, sino que había empeorado ligeramente. Sus argumentos con los números en la mano, fueron que Daniel Jones había desempeñado mejor gracias al sistema de Brian Daboll y a un eficiente juego de carrera. Esto le habría ayudado a llegar más frecuentemente a la redzone y, en ella, convertir 15 TD gracias a pases de corto yardaje y poco riesgo. De la misma manera, ese juego terrestre eficiente le habría ayudado a jugar situaciones de carrera para convertir sus otros 7 TDs de este año. 22 TDs totales que son el principal argumento de una parte de la base de aficionados para ofrecerle al QB una jugosa extensión de contrato esta offseason.

Daniel Jones seguirá mejorando con Daboll. Los Giants pueden ganar en el medio-largo plazo con él.

La otra parte del argumento de Warren Sharp es que es posible predecir la producción futura de un jugador respecto a sus datos actuales. Su conclusión es que las estadísticas de Daniel Jones fuera de la redzone son las realmente ilustrativas para valorar su probable progresión o no en los próximos años, esos por los que se paga una lucrativa extensión de contrato.

Los datos no son halagüeños para Daniel Jones en este aspecto, ya que el QB produjo unos números inferiores en estadísticas como EPA por intento de pase, pases en 1er down (45.1%, la más baja de su carrera), porcentaje de pases completados en 3er down (56%, también la más baja de su carrera), y misma tasa de pases completados reduciendo casi en 1 yarda la profundidad de sus targets (de 7.6 a 6.7), y en 2 yardas en sus 3ºs intentos (de 9.1 a 7.1).

Fuente: Matt Swensen (NY Giants)

Daniel Jones fue 44º QB en porcentaje de lanzamientos más allá de la línea de 1er down (sólo 37%), 40º en yardas por intento (6.0), 41º en profundidad de target (7.1), 39º en tasa de completados (56%), 33º en conversión de 1ºs downs (31%) y 26º en EPA por intento (-0.16). Jones estuvo entre los 10 peores QBs en estadísticas de pase en 1ºs, 3ºs y 4ºs downs.

Los números globales de Daniel Jones se han visto endulzados por las carreras diseñadas y sus scrambles por tierra, donde sí ha sido mucho mejor que años anteriores, lo que ha ayudado a los Giants a pasar de ser el peor ataque de la liga al 7º en TDs anotados.  

Puedes consultar el artículo completo de Warren Sharp aquí.

Una de las ventajas de Daniel Jones este año ha sido poder jugar mucho play action gracias a un gran juego de carrera y a la intimidación de Saquon Barkley desde el backfield. Con un gran contrato en su bolsillo, esa gran ventaja será más difícil de replicar, y sus pases de mínimo riesgo en la redzone, así como otras ventajas del sistema que ha jugado este año, probablemente no serán suficientes.

De la misma manera, Juan Jiménez (@TheQBnerd), en nuestro podcast de Plaza Gigante (@PlazaGigante) de la semana pasada, nos enseñó que su producción con las piernas de este año es difícilmente replicable y prolongable en el tiempo. “Los equipos te estudian y aprenden” nos dijo, y ya no será tan fácil sorprender.

Es cierto que Daniel Jones ha mejorado mucho en la protección del balón, reduciendo a 5 sus interceptaciones (o intercepciones, como refieras), pero la realidad es que dispuso de un tiempo para el pase promedio dentro del pocket (2.5”), y sus pases fueron en gran medida checkdowns y pases de menos de 20 yardas, a excepción de 22 pases más allá de esa distancia en toda la temporada. ¡¡22 pases de más de 20 yardas en toda la temporada!!!

Fuente: Next Gen Stats

Por si fuera poco, los Giants fueron uno de los 3 equipos clasificados para playoff que no estuvieron entre los más agresivos en 1er y 2º down, una premisa que parece se está volviendo obligatoria para competir por la postemporada en los últimos años. Así que quizá es mucho presuponer que el QB puede mejorar sus estadísticas de pase en el futuro.

Si no se lo pagan los Giants, otro lo hará. Es el mercado.

Bueno, esto parece un argumento muy subjetivo a día de hoy, viendo las cifras que se están manejando. Y podemos intuir más cosas en función de los datos y de las cifras del cap. Vamos allá.

El mercado de Daniel Jones parte de aquellos equipos que podrían necesitar QB y que pudieran pagar ese contrato que algunos afirman que otros le darán. Así que eso excluye a Saints, Buccaneers y Ravens, si traspasan a Lamar. Eso nos deja con un puñado de equipos con un pick de la primera mitad del draft ante una camada de buenos QBs en el próximo draft: Texans (#2), Colts  (#4), Seahawks (#5), Raiders  (#7), Falcons  (#8), Panthers  (#9), Titans  (#11), Jets  (#13) y Commanders (#16).

Houston e Indianápolis parece evidente que usarán sus picks para reclutar a su QB (y me atrevería a decir que Titans también, si se deshacen de Tannehill). Seguramente aprovecharán la gran ventaja de tener un contrato rookie en la posición durante 4 años, en lugar de pagar los +$40M que les costaría Daniel. Los Colts no van a replicar por cuarta vez el error de sus tres últimas temporadas. Seattle buscará a Geno Smith en un coste más bajo, si es que no van al draft. Y Raiders, Falcons y Jets muy probablemente buscarán opciones más seguras y con talento contrastado por un coste sólo ligeramente superior. No hay que olvidar que además de Derek Carr y Jimmy Garoppolo (que me encaja en Jets o Raiders por su pasado y su probable bajo coste), Rodgers, Lamar y Tannehill probablemente estarán también en el mercado.

Todo ello, reduce en mi opinión el mercado de Daniel Jones a 2 equipos: Washington y Carolina. Pero los de la capital acaban de hacerse con los servicios de Eric Bienemy (ex OC de Chiefs), que ha dado un salto lateral para demostrarle al mundo que puede hacer lo que ha hecho en KC en otro lado sin Mahomes y Reid. Así que no parece que buscar un QB veterano de alto coste y probado durante un único año pueda ser la mejor opción. El draft será muy probablemente su respuesta. Así que todos los caminos me llevan a Carolina, de donde es originario Daniel Jones. Pero la pregunta obligada es si un mercado de un solo equipo es suficiente para inflar tanto su coste. Porque es su coste lo que se puede inflar y no su valor. Me explico.

Los defensores de este argumento confunden a menudo el valor y el coste. Y esto es importante porque una cosa es cómo ven a Daniel Jones los demás equipos (o los propios Giants), así como su posible rendimiento futuro, es decir, su valor. Y otra diferente es lo que un mercado competitivo puede disparar el precio del QB en él, es decir, el coste, que parece que es a lo que se refieren cuando afirman que “si no se lo pagan los Giants, otro se lo pagará”.

Fuente: USA Today

Si ese es el caso, parece obvio que si tienes un activo que puede disparar su coste por encima de su valor (y el tag permite hablar de posesión por parte de los Giants), lo óptimo parece venderlo en lugar de sobre pagarlo. Así que yo no tengo nada claro que en el hipotético caso de que Nueva York no llegara a un acuerdo multianual antes del martes a las 16:00 E.T., Daniel Jones no estuviera de vuelta con unas pretensiones algo inferiores. De la misma manera que tendría claro que si alguien le paga por encima de su valor, los Giants no deberían lamentar dejarle ir.

Mejor firmarle un contrato multianual ahora porque luego nos costará más.

Entiendo el fundamento de esta narrativa, y estoy completamente de acuerdo con ella. Pero creo que no aplica a Daniel Jones y sí a otros jugadores del roster que ya están contrastados, como Andrew Thomas y Dexter Lawrence (quizá también Xavier McKinney). Pagar de forma anticipada un gran contrato por juadores que sabes que querrás tener en el equipo durante muchos años es casi siempre una política de gasto óptima.

El problema aquí es creer que Daniel Jones está en ese punto sólo por su pasada teporada. Dexter Lawrence fue All Pro, y Andrew Thomas apuntó a serlo durante la primera mitad de la regular season, terminó siendo pro bowler. Daniel Jones no ha pasado de tener números promedio y, como comentamos al principio, su influencia en el juego y en las victorias del equipo son discutibles.

Por ello, estoy de acuerdo en sacar la ventaja de extender a largo plazo a jugadores que son el núcleo del equipo, antes de que terminen su contrato de novato, lo que ahorrará aún más dinero en su nuevo acuerdo con los Giants. Pero no tanto en asumir que Daniel Jones está ya en ese punto y en convertir en un aparente ahorro lo que en realidad es el riesgo más grande en el que puede incurrir el equipo. Me parecería una temeridad de hecho.

Como pide mucho, pongámosle el tag y probémosle un año más.

El tag no exclusivo ($32.4M en 2023) abre la puerta a que alguien puje por el jugador durante la semana previa a la agencia libre, pero dudo mucho que nadie pague las pretensiones de Daniel y las 2 primeras rondas que desbloquean el tag. Tengo la sensación de que en el resto de la liga no le ven como en casa. Si NY le pone el tag por no poder llegar a un acuerdo de larga duración con él, cualquier general manager de la liga sabría que los Giants estarían casi obligados a vender por debajo de ese capital de draft ahora, ya que retenerlo un año más perdería sentido en caso de que mostrara una mejora en su juego. El año próximo renovarle no le saldría más barato. Así que todo lo que esté por encima de una 2ª ronda es ganar sobre el pick compensatorio que recibirían los Giants por dejarle ir libre.

¿Por qué no probarle? Porque es tremendamente arriesgado probar a cambio de un coste tan alto. Sólo pagas si estás completamente seguro, como en cualquier suscripción que contratas tras disfrutar del periodo de prueba. Y por coste alto no me refiero solamente al impacto de su contrato en el límite salarial del equipo, me refiero al coste de no poder renovar cuanto antes a jugadores como Andrew Thomas, Dexter Lawrence o Xavier McKinney, lo que podría reportarles un importante ahorro en sus contratos por hacerlo antes de que expiren los de rookie actuales. Tanto Eagles como Chiefs nos han demostrado este año que necesitas optimizar el uso del cap con algunos de tus mejores jugadores cobrando por debajo de mercado.

Si los Giants le rodean de mejores jugadores, Daniel Jones crecerá como jugador.

Este argumento parte de una mera suposición. Pero lo que es más fácilmente imaginable es que será más difícil rodearle de mejores jugadores si el QB se lleva más del 17% del cap del equipo. Esa mejora de la plantilla deberá llegar a través de jugadores sin experiencia en el draft o a través de jugadores a bajo coste en la agencia libre, cuando los grandes atunes del mar ya habrán sido pescados.

El refuerzo a este argumento es que Joe Schoen es un gran reclutador de talento, y Brian Daboll un entrenador capaz de sacar lo mejor de sus jugadores, por lo que esta teoría podría parecer más sólida. Pero yo me pregunto si esa misma reflexión no podría hacerse también reclutando a un QB del draft, con el consiguiente ahorro millonario que supone un contrato rookie en la posición más cara a la hora de reforzar el roster. Lo que hicieron en Buffalo con Josh Allen en su segunda offseason vamos.

Fuente: Getty Images.

La sensación es que una parte de la afición sea ha enamorado del jugador, del nombre, por lo mucho que, al parecer, se le ha maltratado con entrenadores y compañeros de dudosa capacitación. Pero que en el caso de juzgar la situación en otro equipo, sin esa vinculación emocional, probablemente reprobarían. Llamémosle por ejemplo Geno o Marcus, que han tenido números similares la pasada teporada.

Sea como fuere, lo lógico es que el jugador destinado a ganar el gran contrato debería ser el que hiciera mejores a los demás y no a la inversa, como hemos visto hacer a Patrick Mahomes recientemente, quien rompió la norma de ganar la Superbowl con menos del 13% del cap del equipo. Mahomes hizo mejores a los demás, y su GM y su entrenador encajaron en el sistema a multitud de jugadores rookies y veteranos de bajo coste.

Pero cuesta metabolizar esta narrativa y que Daniel Jones replicará este modelo exitoso cuando después de lanzar 15 TD de pase (y hacer 7 de carrera), además está demandando una cifra tan elevada que compromete la construcción del resto del equipo. Ya hemos visto con Prescott, Russell Wilson o Rodgers como termina eso. Son los QBs talentosos dispuestos a perdonar dinero los que realmente pueden proyectar al resto del equipo. Lo otro no son más que banderas rojas a futuro, generalmente próximo.

Paga al chico, el dinero no es nuestro.

Se la escuchamos a Bob Papa, narrador de los partidos de Giants. Pero esta es una verdad a medias. Hay gente que paga para ir a ver los partidos al estadio, y los demás invertimos tiempo y pasión. Así que poner en el campo un mal producto lo hace una mala inversión para los aficionados, en dinero y muchas otras cosas. El coste de oportunidad de nuestro ocio y nuestras emociones es altísimo. Nosotros no pagamos los contratos de los jugadores, pero invertimos muchos de nuestros recursos en ellos. Eso debería ser suficiente para pensar que lo que le pagues a Daniel importa.

Así que, en definitiva, ¿Cuanto vale Daniel Jones?

Vale lo que Schoen y Daboll crean que va a rendir en los próximos dos años (porque no deberían garantizar mucho más allá de eso). Vale lo que crean que les acercará a la Superbowl en el corto-medio plazo. Vale lo que crean que mejorará a sus compañeros. Y vale lo que ellos creen en lo que se convertirá en un futuro próximo.

Porque el coste ya estamos viendo que parece que será lo que un mercado hipotético le pagará. Y si ese coste es realmente superior a lo que Schoen y Daboll le valoran, lo óptimo es venderlo para acumular la plusvalía en capital de draft y en cap, y poder así seguir mejorando el equipo. En caso contrario, los Giants podrían estar imaginando un mercado que no existe, y sobre pagando por lo que su propietario lleva creyendo durante varios años que es una versión moderna y rejuvenecida de Eli Manning.

Fuente: USA Today.

La posición y el coste de un QB no es algo en lo que se pueda dudar. Se quiere o no se quiere. Y quererlo es pagarle +$50M de promedio y hacerlo sin miedo a equivocarte porque crees que lo vale por ser élite y porque valdrá más en el futuro. Y también por saber que el chico además está dispuesto a ceder para ganar campeonatos. Si estás racaneando millones porque el jugador quiere sacarte las entrañas en la negociación, entonces estás comprando un problema. Y los Giants han comprado casi todos los problemas imaginables desde la última Superbowl. En mi opinión, ha llegado la hora para los Big Blue de ser valientes y buscar su propio QB élite. Nadie dice que sea fácil, pero la identidad de uno se define por aquello que ambicionas y aquello con lo que te conformas. Así que creo que los Giants no deberían conformarse con lo que las estadísticas dicen que es un QB promedio, y probablemente, una copia mediocre de Eli Manning.

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Mahomes está en venta

Suena tan sugerente como sacrílego, pero me gustaría explicarte por qué no sería raro que pudiera convertirse en realidad en un futuro no muy lejano un titular así o similar. Tranquilo, por ahora no quiero que te deshagas de tus prejuicios. Mahomes es el nuevo dios de la NFL, este es el punto de partida de todo lo que te quiero explicar. Pero quiero llegar al fondo de la cuestión de si este dios vale los más de $40M anuales que se prevé que va a conseguir en el nuevo contrato, y sobre todo, si los Kansas City Chiefs deberían dárselos en unas negociaciones que no han hecho más que comenzar. Vamos allá.

Como bien sabrás, Patrick Mahomes fue elegido en el pick #10 de 2017 por Kansas ya que Andy Reid se enamoró de él en el proceso predraft de aquel año. Y también imaginarás que no fue cosa de última hora, a pesar de que muchos nos enteramos en el momento de escuchar su nombre de la boca de Roger Godell. Los Chiefs pensaron que podría no llegar a su pick #27, así que subieron desde él pagando además el pick de 3ª ronda de 2017 (#91), el pick de 1ª ronda de 2018 (#22 general). No fue barata la cosa.

El equipo actual

Lo que igual no tienes en mente es que Mahomes le está costando a los Chiefs aproximadamente $4M anuales de media contra el cap en los 4 años de su contrato rookie, contando este año 2020. Teniendo en cuenta que actualmente tienen tan solo $2.5M libres de espacio salarial, se podría decir que gracias al bajísimo coste actual de Mahomes, los Chiefs están pudiendo rodearle del talento necesario para poder construir equipos como el campeón de la pasada Superbowl y ser contendiente de esta próxima. Nueve jugadores de la plantilla impactan por encima de los $10M en el cap y cinco de ellos por encima de los $16M. Esos 9 jugadores consumen casi el 62% del cap de los Chiefs. Para ahorrarte la búsqueda, te diré que son Frank Clark (DE, 19.3M), Tyreek Hill (WR, 17.7M), Sammy Watkins (WR, 17.1M), Tyran Mathieu (FS, 16.3M), Chris Jones (DT, 16.1M), Eric Fisher (LT, 14.9M), Anthony Hitchens (ILB, 12.7M), Travis Kelce (TE, 11.2M) y Mitchell Swartz (RT, 10.8M). No, no sale barato tener un equipo campeón de la NFL.

En esta offseason previa al cuarto año de los jugadores elegidos en aquel draft de 2017, los Chiefs obviamente, han ejecutado sobre Mahomes lo que se conoce como la opción de 5º año del contrato rookie, que no es otra cosa que la opción unilateral de los equipos a ampliar un año más este contrato, a cambio de un salario promedio de los 10 mejores de su posición. Esto hará que en 2021 el jugador perciba e impacte contra el cap $24.8M (casi $20M más), que seguramente te parecerán una fantástica idea si has empezado a escuchar que los rumores y el mercado hablan de una oferta superior a los $40M anuales en el próximo contrato de larga duración de Mahomes. Pero lo que estás pasando por alto más allá de esa subida de casi $20M del QB, es que Sammy Watkins y Chris Jones terminan contrato este año y serán los principales candidatos para salir del equipo, sobre todo porque los repuestos parecen estar ya en la plantilla. Hardman y Robinson deberían ser capaces de sustituir al receptor y Khalen Saunders al tackle. Aunque esto segundo es mucho suponer. Jones acaba de reconocer que las negociaciones para renovarle están tan paradas, que no hay negociaciones. Pero pensemos que será viable sustituirle por cuanto que los números son maleables y un par de jugadores se pueden sustituir habiendo drafteado adecuadamente y con un buen sistema, ya que tienes al mejor quarterback de la competición y a uno de los mejores entrenadores. Así que los Chiefs tendrán su ventana de oportunidad garantizada al menos durante 2020 y 2021.  

Foto: Getty Images

2022. Año I del veterano Mahomes

La historia se complica en la offseason de 2022. Ese contrato de más de $40M de Mahomes entrará en vigor y será también el momento de renovar a Tyrann Mathieu (FS), Eric Fisher (LT), Mitchell Swartz (RT), Travis Kelce (TE) y seguramente algún otro que durante esos dos años haya empezado a destacar en unos Chiefs que estarán compitiendo por todo. Los números para poder hacer todo eso posible y seguir alargando la ventana de oportunidad se habrán reducido en al menos $35M al año respecto a los de hoy por el megacontrato de Mahomes, y habrá mucha gente clamando por su dinero o muchas piezas del actual puzzle que ya no lo merecerán. Lo cual es un escenario aún peor, porque eso significará que el equipo no ha cumplido las expectativas y se desvanece. Justo cuando van a empezar a pagar más de 40 millonazos a Mahomes.

En ese contexto, en el de tener que prescindir de al menos cuatro o cinco de los jugadores que ocupan actualmente posiciones clave en el equipo para hacer espacio salarial al quarterback, es donde seguramente ni los drafts, ni los sistemas, ni los entrenadores alcancen. Aquella lista de nueve, incluye al principal pass rusher, los dos jugadores más importantes parando la carrera, su jugador básico en la secundaria, sus tres principales receptores y sus dos tackles titulares. Cualquier agujero será muy difícil de cubrir, y más aún a bajo coste. Cinco es un reto sólo para genios.

De la misma manera que estaba seguro de que en 2021 seguías en el barco de Mahomes, en este nuevo panorama de equipo en el que el quarterback ya no podrá contar con gran parte de esos jugadores de esa lista dentro de 3 años no lo tengo tan claro. Y a buen seguro que ya te estás empezando a plantear cosas, aunque no atañen aún al propio Mahomes. Aún.

Foto: Asociated Press

Otros casos en el pasado

He escuchado en multitud de ocasiones, y también dicho no lo niego, frases como “detrás de la OL de Dallas juega cualquiera”, “llevan malgastando el talento de Aaron Rodgers diez años”, “seguro que Belichick consigue que Stidhan sea bueno y vuelve a ganar la división”, “Russell Wilson está más solo que la una”,… Y apuesto a que tú has dicho alguna de ellas en alguna ocasión. Frases que solían aludir a que o bien el QB no es imprescindible o bien que necesita de una complicidad de calidad para conseguir competir por el título. Pero estas frases son sólo opiniones. Más objetivo es el hecho de que en los últimos 20 años, en hasta 9 ocasiones el campeón tenía un QB en contrato rookie o en su extensión de 5º año. Es decir, por debajo de coste de mercado. Y de la misma manera que en 5 ocasiones el ganador repitió después de ganar en contrato rookie (Brady -3-, Roethlisberger y Eli Manning), hubo otras 8 en que el equipo que ganó no volvió a ganarla con el mismo QB. Ni Rodgers, ni Brees, ni Flacco, ni Wilson han sido capaces de reeditar título una vez firmaron sus contratos de veterano. Peyton tampoco pudo hacerlo en ninguno de los dos equipos en los que ganó el anillo. Sólo Eli Manning, Roethlisberger y Brady (3 veces), que siempre ha tenido fama de renunciar a parte de su salario en beneficio de conseguir mejores compañeros, han sido capaces de reeditar campeonato habiendo firmado como veterano.

Los Patriots han sido durante mucho tiempo el elemento discordante de la competición, por su éxito y por su modelo de gestión, que no paga a sus jugadores con grandes contratos por encima de su valor de mercado. A Belichick no le ha temblado el pulso cuando ha tenido que dejar marchar a cualquiera de sus piezas clave, incluida la del quarterback, cuando lo hizo con Drew Bledsoe hace 20 años. Y lo ha vuelto hacer este año cuando Brady ha dejado de estar por la labor de jugar a bajo coste. Por eso, que los Chiefs puedan refinar su modelo para alargar su ventana de oportunidad incluyendo la extensión de Mahomes parece una posibilidad, pero los resultados en el pasado y las previsiones de la platilla a futuro avalan lo contrario, que es más complejo repetir triunfo en la Superbowl con un QB en contrato de veterano que con uno en contrato rookie. Lo sé, sigues escéptico. Mahomes tiene ese algo especial, sobre todo este año después de ganar una superbowl que tenía prácticamente perdida. Es inevitable amarle. Como inevitable para los Ravens fue amar a Flacco en 2013. Tan oportunista como cierto.

Bill Belichick. Foto: USA Today

Inevitable será también el descenso del cap para los próximos años si el impacto de la pandemia por el COVID-19 impide jugar sin espectadores este año. Así como el probable descenso de la oferta de los contratos de las televisiones para 2023 y los años siguientes. Algo que obligará a más de un equipo (los Chiefs no serán una excepción) a dejar marchar a alguna de sus figuras.

Enfoque positivo

Pero basta de hablar en negativo que nos deprimimos. Vamos a lo positivo. Hemos hablado de que hasta 6 quarterbacks en contrato rookie ganaron el campeonato en las últimas dos décadas. Y es bueno recordar que Andy Reid sólo tardó un año en formar a Mahomes y tres en ganar el anillo, dejándose abierta una ventana de oportunidad de otros dos años (2020 y 2021). Pero si el panorama a partir de ese tercer año (2022) en que tendrá que empezar pagar a Mahomes es tan peliagudo por tener que perder a una gran cantidad de sus estrellas, ¿por qué no podría Andy Reid valorar renunciar al quinto año de Mahomes  y decidir venderlo a un precio justo? Tranquilo, tómate tu tiempo.

Me explico. Agotar esos dos años de contrato rookie implicaría tener que dejarlo marchar gratis a cualquier equipo (incluidos los de su división) o tener que taggearlo, lo que expondría a los Chiefs a un holdout. Esperar a la offseason que viene para ofrecerle en el mercado al mejor postor sería una carnicería y una subasta tremenda. ¿Qué equipo no le querría? ¿Cuánto estarían dispuestos a pagar? Si Khalil Mack valió 2 primeras rondas, ¿por qué Mahomes no podría valer como mínimo 3? ¿O incluso 4? ¿O un paquete de picks equivalente? Imagina equipos como los Colts, los Vikings, los Bears, los Cowboys o los Saints (cuando se vaya Brees), que estarán a un buen QB de ser equipos contendientes. Con Mahomes serían favoritos número 1. ¿Por qué no ofrecer 4 primeras rondas, que son jugadores sin contrastar y que podrían no cristalizar en una estrella de la liga como sí lo es Mahomes, que les convertiría desde ya en favoritos al título?

Para los Chiefs, todos esos picks supondrían el capital para subir quizá a por Trevor Lawrence o para escoger a otro QB al que formar durante un año y lanzarlo al ruedo rodeado de una plantilla élite, ya que la mayoría de los jugadores de aquella lista de 9 estarían en condiciones de seguir compitiendo debido a su juventud. A lo cual habría que añadir una gran cantidad de jugadores jóvenes de muchísimo talento (varios de primera ronda) que rejuvenecerían y abaratarían la plantilla mientras generan su siguiente ventana de oportunidad. Uno de ellos quarterback, para volver a invertir dos años en él y generar otra ventana de tres años. ¿Por qué no un modelo así en lugar de hipotecarte y exponerte como lo hicieron los Packers con Rodgers y los Seahawks con Wilson? ¿Por qué no dejar de sobrevalorar la figura del quarterback y plantear la configuración de la plantilla como la que te ha llevado a la cima?

Andy Reid y Patrick Mahomes. Foto: Charlie Riedel / Asociated Press

Una filosofía como la que el propio Andy Reid aplicó el pasado año a su defensa, vendiendo a dos de sus estrellas a cambio de mejorar el resto de la unidad. Recuerda su rendimiento después de aquel 3ª y 15 en la pasada superbowl. ¿Y si enseñar a jugar a un QB no es tan complejo cuando todo lo que está a su alrededor funciona? Si funcionó vender a Justin Houston y Dee Ford para mejorar la defensa, si invertir un año de aprendizaje en un QB rookie sirvió con Mahomes, Brady y Wilson, y si invertir alguno más sirvió con Roethlisberger y Eli Manning. ¿Por qué no reeditar ese modelo que implica muchos menos riesgos cuando tienes a Andy Reid como entrenador, frente al de pagar $40M (con al menos 3 años garantizados) a un solo jugador? ¿Por qué es descabellado ver el titular de ‘Mahomes está en venta’ en la prensa? ¿Te sigue pareciendo igual de descabellado? ¿Por qué?

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Cómo construir un equipo NFL

Michael Lombardi, ex ejecutivo de los New England Patriots entre 2014-2016, con 2 victorias en la superbowl, escribió no hace mucho en uno de sus artículos en The Athletic, “el primer error que hay que evitar cuando se gestiona una franquicia NFL es pensar que es una empresa diferente y que no funcionará la misma estrategia comercial. No es cierto, el football es un negocio, puro y simple, y el primer activo que se debe tener es el sentido común. Después, es necesario desarrollar el liderazgo de los entrenadores dentro de la organización, y por último, crear una identidad propia, una marca.

Viendo cómo construyeron sus equipos los mejores general managers de la liga, los que acostumbran a tener a sus equipos en playoffs o los que están sabiendo construir mejor sus opciones de cara a un futuro próximo, (Belichick, Schneider, Roseman, Snead y Ballard), pueden intuirse ciertas líneas de gestión similares entre sí. Y aunque fueron diversas las formas de crear cada uno de estos equipos, en fundamento, no difieren de la teoría de Lombardi, y necesitaron como cualquier plan exitoso, de una serie de premisas para poder llevarse a cabo.

ESTABILIDAD. Lo primero que se necesita para establecer un proyecto deportivo ganador es una cultura de equipo, y para definirla y asentarla es necesaria la confianza del propietario. No hay un equipo ganador sin estabilidad. El problema es que para conseguir la estabilidad y la confianza a largo plazo de un propietario en esta liga, paradójicamente, es necesario demostrar rápidamente que eres el adecuado para el puesto, y eso suele ser valorado sólo en resultados, en victorias. Para ello, lo normal es tener que demostrarlo en los dos primeros años en el cargo. Disponer de 3 años no es lo habitual.

Esa cultura debe trascender además al cuerpo de entrenadores, que son quienes terminarán de transmitir con su liderazgo la cultura a los jugadores en el terreno de juego. Deben ir en la misma línea de acción que la gerencia, y deben demostrar también sus habilidades para desarrollar jugadores en ese período razonable de tiempo de dos años. Muchas veces se pierde de vista la importancia de esta cualidad de los entrenadores cuando quizá sea la más importante de todas, ya que ella permite optimizar el roster y aumentar el valor de los activos más importantes de la franquicia. De ahí que la tendencia reciente en la NFL haya empezado a ser la de contratar primero al entrenador jefe (HC) con esas habilidades especiales y darle a él plenos poderes incluso por encima del general manager, que es contratado después ya con la aprobación del entrenador. O la opción de otorgarle el cargo de general manager al propio head coach. Es la disyuntiva de quién debe estar sobre quién y tener la última palabra.

Bill Belichick entrenador y GM de los NE Patriots con el trofeo Vince Lombardi. Foto: Getty Images.

DEFINIR LA VENTANA DE OPORTUNIDAD. El objetivo de este proceso es, mediante esa cultura, establecer la ventana de oportunidad de victoria en esos 2 años como mucho. Ese es el plazo para construir un equipo que sea contender al tercer año. Roseman y Belichick jugaron y ganaron su primera superbowl en su segundo año. Schneider jugó playoff en su primera y tercera temporadas, y posteriormente disputó dos superbowls en los dos años siguientes. Por su parte, Les Snead jugó la superbowl en su primer año como GM de plenos poderes. Sólo Chris Ballard, seguramente a causa de la prematura retirada de Andrew Luck que trastocó todos sus planes, aún no ha jugado el gran partido.

FICHAR PRIORIDADES. Definida la cultura, llega la hora de invertir los recursos de acuerdo a esa filosofía de juego, esa identidad que define qué tipo de equipo se quiere ser (corredor o pasador, defensivo u ofensivo, explosivo o gestor del reloj, …). Para ello, es muy importante establecer las prioridades y hacerse cuanto antes con los jugadores de las unidades principales para la forma de juego elegida, que en muchas de ellas suelen ser las trincheras, la líneas ofensiva (OL) y defensiva (DL). Una, para evitar que el rival corra con el balón, y otra, para hacer funcionar el propio ataque y poder manejar el ritmo del partido. Además, ambas unidades necesitan tiempo para compenetrarse, por lo que es recomendale fichar y/o draftear cuanto antes en esas posiciones. Pero en otras formas de juego podría ser vital por ejemplo la secundaria, lo que requeriría de abordar pronto otros perfiles de jugadores.

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OPTIMIZACIÓN DEL CAP. Pero en ese proceso de reclutamiento de jugadores de acuerdo al plan, otro objetivo debe ser siempre optimizar al máximo el cap, también con una cultura específica y una identidad en esta parcela de la franquicia. Por ello, no puede perderse de vista nunca el valor posicional de los jugadores, dentro de la liga y dentro del equipo. Ni todas las posiciones son igual de importantes dentro del equipo ni, ni todas las posiciones se pagan igual, ni todas tienen la misma durabilidad. Hay algunas que están mucho mejor pagadas que otras en la liga, y disponer de contratos rookie en algunas de ellas durante la ventana de oportunidad puede dar la flexibilidad para contratar o renovar mejores jugadores en otras posiciones del equipo. Usar las elecciones altas del draft para reunir el mayor talento posible mediante contratos de rookie en posiciones de bajo coste es una buena forma de malgastar los recursos de los que se dispone.  

Existen otras soluciones para conseguir talento a bajo coste a base de veteranos fiables y baratos en contratos de corta duración, o conseguir jugadores drafteados o renovados con contratos de larga duración a un coste inferior al de mercado por extenderles el contrato antes de de que se conviertan en agentes libres. No es necesario gastar mucho dinero en jugadores contrastados y caros para tener un equipo exitoso. De hecho, salvo Les Snead en su primer año, ninguno de los general managers de los que hablaba llevó a cabo este tipo de movimientos. Todo lo contrario.

RIESGO/BENEFICIO. Como en cualquier empresa, es fundamental obtener de tus inversiones el mayor beneficio con el menor riesgo posible. Por ello, siempre será peor pagar en la agencia libre por un jugador que viene de otro equipo (y que no has probado en tu sistema y en tu vestuario), que un jugador que ya demostró ser valioso dentro del equipo y que además ocupa una de las posiciones importantes dentro de tu forma de jugar. Es el mismo riesgo de la inversión del que se habla siempre en el draft. ¿Por qué iba a ser diferente en el resto de decisiones? La propensión a las lesiones, la edad y el carácter del jugador suelen ser las 3 variables a medir para valorar el riesgo y ajustar el precio de mercado del jugador de acuerdo a su rendimiento en el campo. Y también por lo tanto, para tomar o no la decisión de ficharlo o renovarlo.

Antonio Brown, la apuesta fallida de los Oakland Raiders. Foto: AP/Ben Margot

FLEXIBILIDAD: Además, y esta es una parte fundamental en la construcción de plantillas, esos contratos de agencia libre, firmados en la puja con otros equipos pretendientes, suelen firmarse con grandes cantidades de dinero garantizado, en su mayoría signing bonus que se prorratean en el tiempo en caps de años futuros. Algunos general managers creen estar ahorrando dinero en el cap del año presente, cuando lo que realmente están haciendo es comprometer el cap de los años siguientes. Y todo ello con el riego constante de lesión o ajo rendimiento del jugador, lo que en caso de querer cortarle o traspasarle dejaría grandes cantidades de dinero muerto en el cap, sin correlación de rendimiento en el campo.

En contraposición a esta estrategia, lo ideal, aunque difícil de conseguir, es repercutir contra el cap la mayor parte de los contratos por adelantado y prorratear la menor cantidad de dinero posible. Es decir, incluir en el cap del primer año la mayor cantidad de dinero garantizado, y que no sea mediante signing bonus prorrateados, sino en forma de salario y roster bonus (que no se prorratean en caps de años futuros). Esto dará flexibilidad total al equipo, ya que le permitirá decidir sobre el jugador ante cualquier eventualidad (lesión, bajo rendimiento o problema disciplinario), sin miedo a dejar grandes cantidades de dinero muerto que lastren a la franquicia durante un tiempo. Otra forma de conseguirlo es mediante contratos de corta duración. De este modo, el dinero gastado es más probable que se correlacione con rendimiento en el terreno de juego, ya que las renovaciones se harán por cantidades garantizadas menores y sin prorratear dinero.

Imagina la diferencia entre fichar a un jugador durante 4 años y con un signing bonus equivalente a 3 años del contrato, y otro jugador, no necesariamente mucho peor, con un contrato de un año en el que todo es salario. El primero de ellos es muy probable que si se lesiona el primer año, tengas que tenerlo al menos 3 años en el equipo, aunque no juegue. El segundo, puedes decidir cortarle en cualquier momento por la razón que sea. Se trata de dos casos extremos, ya que hay muchos matices y puntos intermedios, pero creo que se entiende la diferencia.

PLAN. El proceso ideal para crear una plantilla es draftear a tus jugadores, disponer de ellos 4 ó 5 años en contrato rookie y luego renovarlos al precio que merezcan de acuerdo a la importancia en el equipo y al rendimiento demostrado en él. En ese contexto, el riesgo es mínimo, ya que se conoce al jugador, (su historial de lesiones incluído), y se sabe cómo encaja en el sistema y el rendimiento que probablemente dará en el futuro. El riesgo de esta operación es mínimo. Por contra, está la opción de pagar en la agencia libre por jugadores que seguramente se fichen para suplir a algún jugador drafteado por el equipo que fracasó. Pagar a otro que hizo bien el trabajo que se hizo mal. Y ello, con un dinero garantizado que compromete el futuro de la franquicia. Riesgo máximo.

La primera opción te permitirá controlar las renovaciones y por tanto el dinero del cap, de tal manera que es más fácil ampliar tu ventana de oportunidad de victoria. La segunda opción te acerca a esa ventana de oportunidad pero aumenta también el riesgo de dejarte hipotecado a futuro y a merced de las posibles lesiones, bajones de rendimiento, etc… Lo que también reduce en gran medida el tiempo de duración de esa ventana de tiempo para ser competitivo para ganar. Lo cual no significa que como plan a corto plazo no pueda salir bien. Esa es la excusa a la que se agarran los general managers de nivel medio o bajo y que en muchoas ocasiones toman sus decisiones bajo la presión de necesitar resultados inmediatos. Esta fórmula, rara vez tiene la recompensa más grande.

Al final, todo buen plan se basa en la estabilidad, en la previsión que permita optimizar el cap y en poder mantener en el tiempo un sistema que permita reponer regularmente la plantilla de jugadores con el mayor talento y el menor coste posibles. Para ello, es importante no dejar los números al azar y conseguir la mayor flexibilidad de forma regular, ya que el football es un deporte lleno de contratiempos que requieren de soluciones rápidas y generalmente costosas.

Volviendo a la frase de Michael Lombardi de que el football es un negocio, conceptos como estabilidad, objetivos (ventana de oportunidad), optimización de recursos (cap), establecer prioridades (fichajes iniciales), minimizar los riesgos, aumentar los beneficios, reducir el apalancamiento (dinero prorrateado) y en definitiva, seguir un plan de acción, no dejan de ser el léxico por el que se guía cualquier empresa.

Si te interesa todo lo referente al salary cap, la agencia libre, el draft y la gestión plantillas de la NFL tienes mucho más en el libro …

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Franchise tags. Qué son, tipos y diferencias

¿Qué es? El tag es una designación que las franquicias pueden aplicar a uno de los jugadores de su roster que está en último año de contrato y se va a convertir en agente libre sin restricciones (UFA) al final de la temporada en curso.

Es un intento de los equipos por retener a uno de sus jugadores más importantes y valiosos que acaba contrato y con el que no es capaz de llegar a un acuerdo multianual. De ese modo, los equipos le colocan el tag al jugador para intentar quedárselo en su roster al menos durante el próximo año. Y lo hacen por alguna de estas razones:

  • para ganar tiempo y continuar con la negociación del contrato multianual con el jugador.
  • para evaluarlo durante una temporada más jugando para el equipo.
  • para buscar alternativas a ese jugador en la agencia libre y/o el draft.
  • para no dejarlos escapar gratis y tradearlos después de firmarle el tag.

Condiciones. El contrato del tag es siempre de un año y por una cantidad estipulada por reglamento. Ésta será completamente garantizada* para el jugador (una vez la firme) y repercutida íntegramente contra el cap de la franquicia en la temporada que comienza. El jugador sólo cobrará ese contrato si firma el tag, pero el equipo tendrá que repercutir esa cifra íntegra contra el cap de la próxima temporada en cuanto etiquete al jugador ante la liga, independientemente de que el jugador firme el contrato del tag o no.

Cuándo. Siempre 22 días antes de la fecha de final de temporada, que este año es el 16 de marzo, fecha en que expiran todos los contratos de último año, se abre el período en el que los equipos pueden etiquetar a sus jugadores con los llamados tags. Las franquicias tienen una ventana de 2 semanas para hacerlo, es decir, este año podrán etiquetar a sus jugadores franquicia entre el 21 de febrero hasta el 8 de marzo.

Opciones. Pero una cosa es que el equipo etiquete al jugador y otra diferente que el jugador acepte y firme ese contrato del tag, ya que estas etiquetas son colocadas por la franquicia sobre el jugador de manera unilateral, y sin derecho de veto por parte de este. Así que el jugador sólo tiene unas pocas alternativas si es etiquetado con el franchise tag:

  • firmar ese contrato anual del tag y jugar con él por un año. Con el riesgo que conlleva para él.
  • firmar ese contrato anual del tag y renegociar un contrato de larga duración. El cual deberá firmar como muy tarde el 15 de julio.
  • no firmarlo, quedarse sin jugar (y sin cobrar) toda la temporada, y esperar al día después de la disputa del último partido de temporada regular para volver a negociar un contrato de larga duración. No se convertirá en agente libre en el caso de no firmar el tag ya que esa temporada sin jugar no correrá en su contrato. Y tampoco contará como como temporada acumulada en la liga.
  • firmar el contrato del tag durante la disputa de la temporada, pero siempre antes del martes posterior a la disputa de la semana 10 de la temporada regular. Esta es la fecha límite para firmar el contrato del tag y poder jugar durante esa temporada. Si firmara con la temporada empezada, cobraría únicamente la parte proporcional del contrato correspondiente a las semanas de temporada que queden por disputarse, pero esa cantidad sería garantizada.

*Hay una excepción a esta regla de acuerdo al artículo 10 del convenio colectivo de 2020, que determina que esta cantidad dejaría de ser garantizada en el caso de que el jugador fallara a la hora de “establecer o mantener su excelente condición física”. Esta valoración deberá ser juzgada por una parte neutral en los 20 días posteriores a la rescisión del contrato.

Los jugadores disconformes con que se les etiquete, cuando deciden firmarlo, suelen hacerlo en las últimas fechas de pretemporada, ya que éste obliga al jugador a acudir a todas las actividades obligatorias de la pretemporada y a acudir al training camp.

Foto Davante Adams. Green Bay Packers
Davante Adams (Packers) es candidato a ser taggeado este año. Foto: USA Today

Tipos de tag. Una vez definido lo que es etiquetar o taguear a un jugador, vamos con los tipos de etiquetas o tags. Son básicamente 3; el exclusive franchise tag, el non-exclusive franchise tag y el transition tag.

Veámoslos en detalle: 

Exclusive rights franchise tag. La primera designación es la etiqueta de jugador franquicia con derechos exclusivos. Es una opción de contrato de un año por una cantidad garantizada de la cantidad que sea mayor entre:

  • el promedio de los 5 salarios más altos en la posición del jugador.
  • el 120% de su salario anterior.

Eso limitará al jugador, que en el caso de recibir esta etiqueta, no podrá negociar ni firmar con ningún otro equipo porque sus derechos seguirán siendo del equipo que le etiqueta. Así que o firma ese contrato de un año, o llega a un acuerdo multianual con su equipo. En caso contrario, el próximo año no podrá jugar, ni cobrar.

Non-exclusive rights franchise tag. La etiqueta de jugador franquicia sin derechos exclusivos es la más habitual y la más conocida. Cuando leas en las noticias acerca del “franchise tag”, se refieren casi siempre a esta. Se trata de una opción de contrato de un año por la cantidad garantizada de la mayor de estas cantidades:

  • el promedio de los 5 salarios más altos en la posición del jugador.
  • el 120% de su salario anterior.

Esta etiqueta permite al jugador negociar con otros equipos en busca de un contrato multianual, pero su equipo actual tendrá derecho a igualar dicha oferta. En caso de que el equipo actual no iguale la oferta o, cuando existan dos ofertas iguales, el jugador decida firmar con el nuevo equipo en lugar del actual, la nueva franquicia tendrá que dar a la antigua 2 picks de 1ª ronda en compensación. Y estos 2 picks deberán ser los originales de la franquicia o picks mejores. No es posible traspasar tu pick original por uno inferior e incluirlo en este concepto, para minimizar el coste de la operación.

Transition tag. La etiqueta de transición es una opción de contrato de un año por una cantidad garantizada del promedio de los 10 salarios más altos en la posición del jugador.

Esta etiqueta también permite al jugador negociar con el resto de franquicias en busca de un contrato multianual, y a la franquicia que le etiqueta el derecho de igualar la oferta que reciba. Pero en caso de no igualarla, esta no tendrá derecho a recibir ningún pick de la nueva franquicia en compensación. Sí recibirá el pick compensatorio de la liga al año siguiente, en caso de que le correspondiera según la tabla de compensación del equipo por el desfase entre la adquisición y pérdida de agentes libres durante esa temporada. Luego lo veremos.

Tanto en el non-exclusive franchise tag como en el transition tag, si el equipo que etiqueta al jugador iguala la oferta que recibe de otra franquicia, no existirá renegociación por parte del otro equipo, y el jugador estará obligado a firmar esa oferta de su equipo. En caso contrario, la siguiente temporada no podrá jugar ni cobrar.

Aquí tienes una estimación de las cantidades por las que habrá que etiquetar a un jugador este año 2022 en el caso de que el cap alcance su máximo projectado de $208.5M. Aplica tanto si la etiqueta de jugador franquicia es con o sin derechos exclusivos) y también para el transition tag:

Position                Franchise tag   

Quarterbacks:            $28.598.000
Running backs:     $12.536.000
Wide receivers:         $19.127.000
Tight ends:              $10.834.000
Offensive linemen: $16.698.000
Defensive ends:         $20. 186.000
Defensive tackles:     $16.888.000
Linebackers:               $17.417.000
Cornerbacks:             $17.295.000
Safeties:                       $13.544.000
Kickers/Punters:       $5.469.000

Posición Transition tag

Quarterbacks:          $25.651.000
Running backs:     $10.148.000
Wide receivers:       $16.740.000
Tight ends:          $9.332.000
Offensive linemen: $14.997.000
Defensive ends:        $16.623.000
Defensive tackles:    $13.596.000
Linebackers:             $14.882.000
Cornerbacks:            $14.904.000
Safeties:                   $11.265.000
Kickers/Punters:       $4.980.000

Hay que partir de la base que ni franquicia ni jugador son partidarios del uso del tag. Unos porque prefieren atar a este tipo de jugador de calidad por varios años, y otros, porque los contratos multianuales le reportan a los jugadores cantidades garantizadas, generalmente superiores que la que percibirán por un año de contrato con el tag. Por ello, se dan ciertas circunstancias alrededor del tag.

Orlando Brown será probablemente taggeado por los Chiefs. Fuente: USA Today

Tradeable. Un jugador sobre el que se ha colocado un tag es tradeable y sólo requiere del acuerdo entre las franquicias, no hay reglas que cumplir al respecto. Pero el sentido común dice que la franquicia que adquiere al jugador debe tener claro que será capaz de convencer al jugador para firmar el tag o llegar a un acuerdo multianual con él. De no ser así, se arriesga a un posible holdout o huelga del jugador (al negarse a firmar el tag y a jugar) o a tener que dejarlo marchar a la agencia libre después de haber pagado por él en el traspaso.

Sólo un tag al año. Tanto si se ha retirado el tag para dejar marchar al jugador como si se ha retirado para firmar un contrato multianual con el jugador, si se retira la etiqueta antes del vencimiento de la fecha para etiquetar jugadores no es posible volver a colocar la etiqueta a otro jugador. Tan sólo se puede etiquetar a un jugador al año y sólo con un tipo de tag. El actual convenio colectivo únicamente establece una excepción a esta norma en su último año de vigencia (2030), cuando pueden ser usados ambos, tanto el franchise tag como el transition tag.

Múltiples franchise tags sobre un jugador. Un jugador sólo puede ser etiquetado hasta un máximo de 3 veces a lo largo de su carrera, independientemente de si esos 3 tags son en años consecutivos o no y de si le etiqueta el mismo equipo o varios diferentes. Y en cada ocasión el tag colocado puede ser diferente, no necesariamente el mismo.

Costes. Dependiendo del orden de tag de que se trate, la cantidad establecida para ese contrato será la mayor de entre varias cantidades. Para el caso del franchise tag con derechos exclusivos las cantidades serán las siguientes:

Primer tag. La cantidad más grande entre:

  • el promedio de los 5 salarios más grandes en la posición del jugador.
  • el 120% del salario anterior del jugador.

Segundo tag.

  • el 120% del salario anterior del jugador.

Tercer tag. La cantidad más grande entre:

  • el 144% de su salario anterior.
  • el valor del tag de la posición mejor pagada de esa temporada, que suele ser la de quarterback.

De cara a establecer qué cifra le corresponde percibir al jugador según el caso, lo que se tendría en cuenta es la cantidad de tags que se le han colocado al jugador, no si los ha firmado o no.

Nunca se ha llegado a dar el caso de un tercer tag para el mismo jugador, pero para el caso de Le’veon Bell, la NFL y los Steelers acordaron que el segundo tag (que no fue firmado por Bell) no se arrastraría al tercer año como se llegó a especular en los medios de comunicación. Lo que nunca se definió, por tratarse de un caso sin precedentes, fue si el tercer tag hubiera sido el transition tag, este hubiera sido aplicado bajo las cantidades del primer tansition tag u otras diferentes más acordes a un tercer franchise tag.

Retirar el tag. Otra consideración importante es que el tag se puede anular o retirar, siempre y cuando el jugador no haya firmado ese contrato del tag. En el caso de que a un jugador se le retire el tag por no haber llegado a un acuerdo con él, éste se convertirá automáticamente en agente libre sin restricciones, y podrá negociar y firmar un nuevo contrato con cualquier franquicia en las condiciones que desee. También se puede retirar porque se haya llegado a un acuerdo con el jugador y se firme otro contrato diferente al del tag.

Pero esta norma le da una ligera ventaja a la franquicia, que podría retirarle el tag al jugador hasta incluso pasada la agencia libre si este no lo firma. En ese período de tiempo su equipo podría haberle encontrado sustituto, y el resto de franquicias podría tener ya perfilado todo su roster y/o tener su cap reducido de forma significativa. Todo lo cual minimiza las opciones del jugador de negociar un buen contrato multianual, algo que sí podría haber hecho durante el período de la agencia libre anterior al draft en caso de no haber sido etiquetado. De ahí que el momento óptimo para firmar el tag (cuando se tiene intención de hacerlo) suele ser durante las últimas semanas de la agencia libre, y siempre antes del draft (finales de marzo, principios de abril).

A día de hoy, las negociaciones entre las franquicias y sus jugadores estrella para llegar a un acuerdo multianual (recuerda, debe firmarse como fecha límite el 15 de julio), suelen ser tremendamente complicadas porque las pretensiones de ese tipo de jugadores son siempre altísimas. La teoría es que los tags son una herramienta de las franquicias para ganar tiempo en esa negociación, ya que la etiqueta evita que el jugador quede libre al finalizar la temporada y salga a la agencia libre.

Pero la realidad es que los tags son un privilegio que los propietarios de la liga le sacaron a los jugadores en la negociación del convenio colectivo de 2011, y que las franquicias usan para forzar la negociación con el jugador, ya que de este modo es obligado a negociar sólo con su actual equipo.

Lee más sobre los franchise tags y todo lo que sucede en la offseason de la NFL en en libro LA OFFSEASON.