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Previa NY Giants 2021: Jugando con fuego

Todos los que hemos pasado por la universidad hemos tenido asignaturas que no nos motivaron. Por el horario, el profesor o la materia que se impartía, yo rehusé ir a clase y preferí centrarme en otras materias o quehaceres más ociosos que consideré más importantes en aquel momento. Cuando llegaron aquellos exámenes, obviamente tuve que tirar de apuntes ajenos y de las últimas horas previas para estudiar, porque aún siendo consciente de la precariedad de mis decisiones hasta el momento del examen, estaba convencido de que los aprobaría.

Ese exceso de confianza ha sido también la seña de identidad del general manager de los New York Giants, Dave Gettleman, durante las 4 offseasons que lleva en el cargo, las cuales se resumen en un balance global de 15-33 en 3 temporadas completas. Él aún no ha aprobado ninguno de sus exámenes, todos ellos con dobles dígitos en derrotas. Aunque ha pasado mucho tiempo desde aquellos “errores de cálculo” de 2018, como los calificó el propietario de la franquicia, John Mara, en la rueda de prensa en la que pasó revista del equipo de 2021, sigue sin estar claro a día de hoy con qué apuntes se está presentando Gettleman a su examen más importante hasta el momento.

La pasada agencia libre de los Giants ha sido un descarado intento por abrir una ventana de oportunidad de al menos 2 años. Quizá por tratarse de su segundo proyecto del general manager, y porque este se apoya en dos nombres impuestos o recomendados (llámalo como quieras) por el propietario, John Mara. Tanto Joe Judge (HC) como Jason Garret (OC) son apuestas personales del jefe, que se ha cansado de perder y ha pisado el acelerador para acortar los plazos hacia el éxito.

Apuestas arriesgadas en agencia libre

En una temporada en que el cap descendió por la sacudida del covid a la NFL y al resto del mundo, Gettleman se ha dado el capricho de firmar a la más grande de ese tipo de apuestas que lleva su firma inconfundible. Esa que quiere rescatar picks altos de draft que fracasaron en sus equipos. Leonard Williams(DE), después de ser etiquetado con el franchise tag en 2020, acaba de conseguir un contrato de promedio anual de $21M, casi a la altura del de Aaron Donald y Khalil Mack.

Para hacerlo posible, Gettleman dejó marchar a Dalvin Tomlinson (DT) y a Kevin Zeitler (G). Algo así como cuando yo dormía durante la clase desmotivante mi fiesta del día anterior. Cuando no vas a clase para darte un capricho eres plenamente consciente de que estás tentando a la suerte. Como cuando renuevas a jugadores que sólo han hecho una buena temporada por el hecho de que lo has traído tú. O cuando fichas jugadores con un importante historial de lesiones a golpe de talonario en la agencia libre. “Los chicos lesionados se lesionan”, llegó a decir Gettleman en una comparecencia ante la prensa no mucho antes de firmar a Kenny Golladay (WR), Adoree Jackson (CB) y Kyle Rudolph (TE), quienes apenas han entrenado juego 11 contra 11 durante la pretemporada. Si bien es cierto que esas incorporaciones deberían ayudar mucho al equipo a ambos lados del balón, su aportación sigue siendo una incógnita a día de hoy. Aunque parece que los tres estarán disponibles para Joe Judge en el partido de esta noche frente a los Broncos.

Kenny Golladay en el trainning camp de los NY Giants. Foto: Newsday.

Si el fichaje de los chicos lesionados parece arriesgado incluso con el beneplácito del médico, los movimientos del draft no lo fueron menos, ya que por primera vez en su carrera, Dave Gettleman traspasó un pick para bajar en el draft. Algo que podría haber sido muy positivo de no ser porque se supone que está en una temporada decisiva, en la que ha firmado tantos contratos y reestructuraciones importantes, y en la que tendrá que decidir qué hacer con Saquon Barkley (RB) y quizá con Daniel Jones (QB), en sus respectivas renovaciones. La primera de ellas, al parecer ya está en camino. El botín que hayas conseguido a cambio de diferir el valor de tu pick más importante a la próxima temporada, cuando aún tienes agujeros grandes que tapar en tu plantilla, realmente no importa, porque será más un parche ante el fracaso que un refuerzo para el éxito. No parece un movimiento inteligente, más bien temerario. Kadarius Toney será el sexto receptor en el equipo, y está muy por ver que Jason Garret tenga en su libro de jugadas la fórmula mágica para hacer de él un jugador de impacto inmediato en la liga. Además, su posición ya está cubierta (al menos este año) por Shepard (WR), por muy diferentes que puedan parecer como jugadores.

Asignaturas pendientes

Todo ello, junto con las recientes declaraciones de John Mara en las que afirmó que «no hacer playoff no sería un fracaso», hacen pensar que los Big Blue no tienen prisa porque lleguen los resultados y la apuesta es más por 2022 que por 2021, o al menos por el segundo tramo de esta temporada. Este año debe ser sí o sí, un año de crecimiento y de una mejora notable del equipo. Tanto en juego como en resultados de forma tangible en victorias. La afición no perdonará otro año de 5 ó 6 partidos ganados, y menos aún después del dispendio en contratos durante la offseason. Se exigirá mínimo un balance positivo y estar peleando la división hasta el último día, si no ganarla.

El problema para aprobar ese examen de final de temporada, es que Gettleman y sus Giants siguen sin disponer de dos partes importantes de la materia a evaluar: la línea ofensiva y los linebackers exteriores. El exceso de confianza le llevó a Gettleman a dar por hecho que los 3 picks que invirtió en el draft del año pasado (Andrew Thomas (LT), Matt Peart (RT) y Shane Lemieux(LG) afianzarían la línea ofensiva gracias al trabajo del cuerpo de entrenadores, la gran apuesta de Judge el día de su presentación. Y ese exceso de confianza le ha vuelto a jugar una mala pasada en el último draft, cuando por partida doble otros equipos se le adelantaron para elegir a los dos líneas ofensivos que le interesaban (reconocido por el propio Gettleman). Ello unido a la retirada imprevista de Joe Looney (C) y Zach Fulton (RG) por la paliza de pretemporada de Joe Judge, ha dejado a la unidad en cuadro, hasta tal punto que Nate Solder (RT) apunta a titular esta noche porque Matt Peart (RT) es incapaz de mejorar el rendimiento del veterano, el cual fue lastimoso en el último partido de temporada frente a los Patriots, todo sea dicho. Así que Gettleman ha tenido que buscar profundidad en la unidad entre los suplentes de otros equipos ya que entre los descartes previos a la temporada no había nada decente. Por ello, más que la validez y la permanencia de Daniel Jones (QB) en el equipo y en la liga, lo que está en juego es su propia salud. Jason Garret deberá evolucionar 20 años su playbook de vieja escuela que tanto desesperó a los fans de Giants para que su quarterback pueda jugar con un mínimo de garantías, y para que podamos juzgar al quarterback de una vez por todas.

Foto: Jamie Sabau/Getty Images

Y por si los hog mollies del ataque no fueran incertidumbre suficiente para Gettleman, otra de sus grandes apuestas en los drafts sigue sin esclarecerse, la de los edges. Las lesiones y las plantillas incompletas a lo largo de sus 3 primeros años como gerente han dado al traste con sus recurrentes picks de linebackers de presión. Los Giants volverán a apostar por el desarrollo de Lorenzo Carter (OLB, draft 2018), Oshane Ximines (OLB, draft 2019), Carter Coughlin (OLB, draft 2020), que no han hecho una temporada completa y siguen sin dar el paso que se espera de ellos. Confianza que tampoco debe ser muy grande puesto que Gettleman drafteó otro edge más con la segunda ronda de este año, Azeez Ojulari (OLB, draft 2021). Si bien con la incorporación de Adoree Jackson (CB), Aaron Robinson (DB) y Rodarius Williams (CB), la secundaria está más que afianzada y apunta a ser élite, el cuerpo de linebackers es la incógnita que el equipo debe resolver para poder estar en el top #10 de defensas de la liga, donde tiene su potencial, ya que fue la 12ª el año pasado.

NY progresará despacio, pero debe mejorar y mucho

En definitiva, los Giants y su general manager Dave Gettleman vuelven a estar a examen ante la afición, aunque no tanto ante su propietario, lo que hace pensar que la silla de Gettleman no peligra si la cosa no termina en descalabro. La que empezará a arder pronto es la del principal candidato a cabeza de turco si las cosas no van por su cauce, Jason Garret. Y no es injusto pensar que será de forma merecida ya que suya es la responsabilidad de un ataque que no ha funcionado y que fue el número 31 de la pasada temporada.

No hay que ser un visionario para intuir que los Giants tendrán un arranque lento, y que disfrutará de su verdadera pretemporada en los 4 partidos de septiembre (DEN, @WAS, ATL y @NO). Será complicado, pero deberá evolucionar en el tramo intermedio y final, cuando visitarán a algunos de los cocos de la liga (LAR, @KC, @TB, @MIA y @LAC) y tendrán 5 de los 6 partidos divisionales.

Pero si las cosas no empiezan a ajustarse para entonces, y el arranque del equipo vuelve a alcanzar las 6 derrotas en la segunda mitad de octubre, todos sabremos que Gettleman no hizo los deberes, y que fue incapaz de construir de una vez por todas la base de la plantilla a través del draft. Sabremos también que se equivocó de apuntes al pagar grandes contratos a jugadores cuya salud o rendimiento no se correspondieron con la inversión en ellos. Que dejó para última hora los fichajes de la línea ofensiva que debía permitir correr a Saquon y leer el campo a Daniel Jones, aplazando el valor del pick #11 en lugar de invertirlo en tapar algún agujero de esa unidad, que los tiene, vaya que si los tiene. Y aunque John Mara le permita presentarse al siguiente examen de septiembre para redimirse, la afición de los Giants y el resto de la NFL le pondrán un sonoro suspenso por haber jugado con fuego durante la toda la pasada offseason.

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¿Han engañado los Chiefs a Mahomes?

Horas después de que las chiribitas por el anuncio del estratosférico contrato de Patrick Mahomes con los Chiefs hayan desaparecido de nuestros ojos, y con la vista (y la cordura) completamente recuperadas, hemos podido ir conociendo todos los detalles de un contrato que no ha dejado indiferente a nadie. Un contrato, que añade 10 años a los 2 que el quarterback de los Kansas City Chiefs aún tenía pendientes como rookie y que, aunque se ha anunciado a bombo y platillo como el contrato más grande de la historia del deporte, no es tan deslumbrante como parece. En la NFL, los contratos nunca son lo que aparentan.

Extensión de contrato

En líneas generales, los Chiefs le han hecho a Mahomes una extensión de 10 años a razón de $45M anuales ($450M en total claro), de los cuales sólo $63.1M están completamente garantizados a la firma, que cobrará pase lo que pase. Si has escuchado o leído que el acuerdo de Mahomes era de $503M ó de $477M es porque añaden esos 2 años por cumplir de su contrato rookie y que ya tenía asegurados, $27.6M ($2.8M por su 4º año de rookie y $24.8M por la opción de 5º año, que el equipo ya había ejercido sobre él y que está garantizada frente a lesión). Los casi $26M restantes hasta los $503M son incentivos que cobrará si gana la final de la AFC y el MVP todos los años desde 2022 a 2031. Complicado. Mahomes recibiría en caso de cumplir todo este acuerdo de 12 años esos $477M (casi $40M por año) más los posibles incentivos en caso de conseguir alguno de los trofeos mencionados en alguna/s temporada/s.

Además, este contrato incluye mecanismos de garantías por adelantado. Esto quiere decir que el jugador se irá asegurando a partir del segundo año de contrato también las cantidades correspondientes a 2 años después durante los primeros años del acuerdo. Es decir, como ya parte con 2020, 2021 y 2022 asegurados a la firma, en el 3er día de la temporada 2021 se asegurará también el dinero de 2023 y en el 3er día de la temporada 2022 también el dinero de 2024. A partir de ese año, las garantías se anticiparán sólo por el año siguiente. Pero con un matiz importante, sólo son garantizados frente a lesión los $141 primeros millones, los cuales habrá percibido íntegramente si juega hasta 2024. Esto es importante porque divide el acuerdo en dos partes claramente diferenciadas y abre una vía al equipo para cortar al jugador después de ese tercer año de la extensión. Las garantías con 2 años de antelación hasta 2024 hacen casi imposible para el equipo cortar antes a Mahomes, pero las de un año a partir de entonces, aunque a un alto coste, lo hacen factible ante una eventualidad importante. Eso da mucho poder y flexibilidad al equipo frente al jugador, que está atado al equipo durante 12 años y no tiene capacidad para salir voluntariamente ni renegociar cantidades a mitad del acuerdo. Traspasarlo será completamente imposible porque el contrato incluye una cláusula de ‘no traspaso’. El último dato importante de este contrato es que muy probablemente tendrá que ser reestructurado antes del quinto año de la extensión, ya que en 2027 Patrick Mahomes impactará $60M contra el cap, cifra complicada de asumir para los Chiefs. De ahí que no se entiende que Mahomes no haya firmado exclusivamente por esos 5 años en lugar de 10, o incluso sólo por 3, hasta 2024. Sobre todo si se compara con contratos que otros jugadores firmaron recientemente.

Dinero asegurado

Si decía que Mahomes sólo ha conseguido $63M asegurados a la firma, Russell Wilson firmó la pasada offseason una extensión por 4 años que le aseguró $70M al rubricar ese contrato, Ryan Tannehill se acaba de asegurar $62 también a la firma en su extensión de 4 años con los Titans, y Kirk Cousins, que firmó primero un contrato de 3 años y luego una extensión de 2, se aseguró $84M y $66M a la firma de cada uno. Ninguno de estos jugadores cedió el control de su destino y el derecho a una nueva negociación más de 4 años. Y se supone que Patrick Mahomes es mejor jugador que Tannehill y Cousins ¿no? Esto es importante porque en 2023 entrarán en vigor los nuevos contratos televisivos, que se prevén gigantescos y que aumentarán de forma importante en el cap a partir de 2024 (quizá hasta los $300M), por lo que haber firmado una extensión de contrato de 3 años completamente garantizada aunque fuera por un salario medio menor habría tenido mucho más sentido para Patrick Mahomes. Y comparándolo con los jugadores que he nombrado antes, bien podría haber rondado los $40M anuales. Sobre todo si pensamos que el jugador estaba en un inmejorable momento para negociar después de ganar la superbowl como MVP de la misma.

Si los Chiefs han sido capaces de firmar $60M para el cap de 2027  y cargar la parte más grande del contrato en la parte final del mismo es que están contando con los grandes beneficios de esos contratos televisivos a partir de 2024, no hay duda. Con el aumento de 2024 a 2026 compensarán la más que probable bajada de cap de 2021 que va a suponer el impacto del coronavirus en la liga, y casi seguro que en 2026, antes de que se haga efectiva la garantía para 2027, este contrato tendrá que ser reestructurado para aplazar los $60M de cap de ese año mediante un signing bonus, terminando con un impacto aproximado de unos $50M de Mahomes en el cap del equipo.

Eso da que pensar, por un lado que Mahomes está renunciando a mucho dinero ahora, ya que podría haber firmado una extensión más corta y reservarse la opción de firmar otra más adelante muy superior a esos $45M de media que acaba de negociar. Y hasta de cambiar de equipo si lo deseara. Y por otro lado que el equipo (a costa del jugador) intenta mantener su salud financiera durante los próximos años para intentar rodear a su jugador franquicia de la mejor manera posible. Por eso, aunque los Chiefs parecen los claros vencedores de la negociación de este contrato, que lo son, ambas partes se han puesto de acuerdo para favorecer la posibilidad de mantener una plantilla competitiva alrededor de Mahomes en el futuro.

Dinastía o reconstrucción

En un deporte con límite salarial estricto como es la NFL el debate de cómo construir una dinastía está siempre abierto, ¿es mejor construir en torno a un quarterback estrella o en torno a un modelo de gestión de roster sostenible? Los que me conocéis o habéis leído mi libro La Offseason ya sabéis cómo pienso, y hasta lo expliqué en uno de mis últimos artículos en referencia a este caso concreto en previsión de que este contrato se llevaría a cabo (puedes leerlo aquí), pero intentaré explicarlo de una forma más breve ya con el contrato de Mahomes mucho más claro.

La cuestión principal aquí es que los Chiefs han saltado la banca de los contratos de quarterback (supera en $10M anuales a la extensión de Russell Wilson del año pasado) y no han podido aligerar esa carga repercutiéndola también en el cap de los dos años de contrato rookie que el jugador aún tenía pendientes de cumplir. Esto se debe a que ya van sobre el límite debido a la gran plantilla que han construido y con la que ganaron la pasada superbowl. El problema es que, aunque mantienen intactas sus opciones para las dos próximas temporadas (algo que ya tenían asegurado gracias al contrato de rookie de Mahomes) el cap de éste a partir de 2022 irá complicando poco a poco la renovación de más jugadores importantes de la plantilla actual. Y aunque se han facilitado en parte la tarea de construir un equipo competitivo a partir de 2024, cuando el cap del equipo habrá aumentado gracias al dinero de las televisiones, entre 2022 y 2023 es más que probable que tengan que renunciar a varios de los jugadores que acaban contrato: Eric Fisher (LT), Mitchell Swartz (RT), Travis Kelce (TE), Tyran Mathieu (FS), Alex Okafor (DE) y Derrick Nnadi (DT) terminan contrato en 2022, y Tyreek Hill y Mecole Hardman (el llamado a ser el sucesor del anterior) en 2023, entre muchos otros. Para entonces ya habrán perdido muy probablemente a Chris Jones (DT) y a Sammy Watkins, que acaban contrato este año. Al primero porque difícilmente podrán dar los $20M anuales que pide y al segundo porque tendría que renunciar a gran parte de los $17M que cobra actualmente. Aunque ya ha dicho que lo hará. Quiero verlo.

Poner en riesgo la continuidad de la mayoría de la plantilla que te ha llevado a la superbowl, sobre todo cuando a mitad de camino es bastante probable que Andy Reid (62 años) se baje del barco, es un riesgo extremo por mucho que cuentes con el mejor quarterback de la liga. Seguramente también lo eran Aaron Rodgers y Russell Wilson en el momento de firmar sus contratos de veterano, pero la realidad es que no han vuelto a tener plantillas tan competitivas como las que le llevaron a la superbowl en su momento cuando ellos jugaban con contratos rookie o con la extensión de 5º año. Y la realidad es que ellos solos no bastan.

Aaron Rodgers. Foto: AP/EFE.

Modelo de construcción de plantilla

Soy plenamente consciente de qué jugador es Patrick Mahomes, de lo que supone para una franquicia como Kansas, que estuvo condenada al ostracismo durante tanto tiempo. Y soy consciente de en qué lugar mediático y comercial pone este contrato a jugador y franquicia, que serán principales candidatos al título durante estos dos próximos años, últimos del contrato rookie de Mahomes. Pero bajo mi punto de vista, ambas partes están arriesgando mucho. Como he dicho, el jugador está renunciando a mucho dinero, a corto y a largo plazo, y el equipo tenía otras vías para establecer su dinastía. Podría perfectamente haber replicado el modelo que le ha llevado al éxito, construir y mantener una plantilla competitiva y después buscar a su quarterback. Sí, otro quarterback. Lo sé, ahora parece que es imposible encontrar otro Mahomes. Es un unicornio, un mirlo blanco, el profeta, pero también parecía imposible encontrar otro Favre, y apareció Rodgers, después de Brady, y después Russell Wilson, y ahora Mahomes. Todos ellos triunfadores secundados con plantillas estelares. Y el año que viene llegará Trevor Lawrence. Otro talento único según muchos.

Estamos hartos de escuchar aquello de que los ataques ganan partidos y las defensas los campeonatos, y de ver que las estadísticas refrendan ese patrón, que no creo que hayan cambiado este año los Chiefs teniendo en cuenta el último cuarto de su defensa en la pasada superbowl. Estamos hartos de escuchar que Belichick es el mejor general manager de la liga, que teniendo en cuenta su gestión de plantillas y del cap, nunca habría firmado este contrato. Nunca. Belichick habría agotado el contrato rookie de Mahomes para explotarlo al máximo y habría negociado un contrato a la baja para alargar su ventana de oportunidad en el futuro. Nunca puso en peligro su modelo sobre pagando a Tom Brady, y cuando éste quiso más, al igual que hace con todos, le abrió la puerta. Si Mahomes se hubiera negado a jugar este año o el siguiente sin un nuevo contrato, no habría sido una locura ponerlo en el mercado y sacar 3 ó incluso 4 primeras rondas para luego ir con ellas a por Trevor Lawrence. Para cubrirse este año, QUE NO PARA SUSTITUIRLE, los Chiefs podrían haber fichado a Cam Newton, o Jameis Winston, que a mí tampoco me ha gustado en exceso hasta ahora, pero que seguramente nos hará cambiar de opinión cuando juegue detrás de una OL como la de los Saints. La de los Chiefs no es peor.

En definitiva, tan sólo hablo de replicar el modelo ganador. Equipo y después quarterback en contrato rookie, porque suele ser el camino hacia el éxito en la superbowl. Lo ha sido en 9 de las últimas 20 temporadas en el equipo que la ganó. Incluidos los Chiefs que en la pasada offseason vendieron a Justin Houston y a Dee Ford, sus dos grandes estrellas defensivas, para equilibrar su defensa en talento. Lo cierto es que el equipo ya lo tienen, y podrían mantenerlo durante más de 2 años si el contrato de Mahomes no empezara a ahogarles a la finalización de esos dos años de dinero rookie. Por eso no logro entender cómo para mucha gente que he leído estos días este contrato era necesario e inevitable. Y sobre todo que lo fuera ahora.  

Mahomes, ¿podrá seguir siendo dios?

Bueno, en el fondo sí lo entiendo, un quarterback élite, generacional, es muy difícil de encontrar, dejarlo marchar es una locura porque puede que no vuelvas a encontrar uno. Pero no puedo evitar pensar en que fue Andy Reid el que encontró a Mahomes, el cual cayó hasta el pick #10 del draft, cuando muchos no lo contemplaban ni en primera ronda. Y no puedo evitar pensar que gran parte de lo que es Mahomes hoy es gracias a Andy Reid y al bloque del que está rodeado. ¿Sería Mahomes el mismo jugador en los Bills que elegían en aquel pick #10? ¿O en los Bears? que eligieron a Trubisky en el #2 de aquel draft. Andy Reid fue capaz de formarlo en un año y de rodearle de jugadores que hoy son también considerados estrellas de la liga. La sinergia es recíproca, está claro. ¿Pero por qué no podría replicar el modelo con una nueva y joven superestrella?

Trevor Lawrence (QB, Clemson Tigers). Foto: AP/Rick Scuteri

Hablaba de la opción a una posible salida de Mahomes dentro de 5 años, para cuando no tengo claro que aún esté el actual head coach. Quizá, en lugar de arriesgar con un contrato tan alto para un solo jugador durante tanto tiempo, ahora sea el momento para arriesgar manteniendo el modelo y formar al sustituto de Mahomes para esos primeros 5 años de la extensión, cuando aún está Andy Reid en el equipo. ¿Qué no podría hacer el que consideran uno de los mejores entrenadores de la liga con Trevor Lawrence, o con otro quarterback adecuado a la forma de jugar de los Chiefs, y rodeado del equipazo que tienen los actuales campeones? Sí, es cierto, nada de este cambio que planteo garantiza ganar, pero se le acerca más que darle a uno sólo de tus jugadores, por muy quarterback estrella que sea, un porcentaje tan alto del cap. No lo digo yo, lo dicen los datos y la historia.

Nunca en la NFL moderna ha ganado la superbowl un equipo cuyo quarterback impactara por encima del 12.2% que impactó el contrato de Payton Manning en 2015 con los Broncos. Y desde 2007, el promedio del QB ganador de la superbowl es del 7.8%. Mahomes superará esos porcentajes tan pronto juegue con la etiqueta de 5º año en 2021, cuando cobrará $24.8M (12.5% del actual cap), y se irá a un porcentaje mucho mayor si hay una reducción de este por el coronavirus.

Patrick Mahomes en el Madden 20, año en que ganó la superbowl. Foto: NFL

No pretendo convencerte de nada, Mahomes ha superado la maldición de la portada del Madden, que no es poca cosa, así que puede ganar con los Chiefs varias superbowls durante los 10 años de la extensión que acaba de firmar. Pero ello requerirá de una habilidad extrema por su parte, y de la gerencia, para construir una plantilla a bajo coste cuando se vayan varios de los jugadores que ayudaron a ganar la pasada superbowl. Mucha más pericia de la que han demostrado con la firma de este contrato. Porque a partir de ahora, el contrato de Mahomes le pondrá a él y a sus Chiefs en el foco y en la diana de todos sus rivales. Y las expectativas ya no serán la de ganar uno o dos partidos en playoff, o la de llegar al gran partido, sino las de ganarlo y hacerlo varias veces para que esta decisión sea un éxito. Hasta 7 títulos le exigen ya desde algunos frentes a causa de este contrato.

Pero ha quedado demostrado muchas veces que el éxito en la NFL es una cuestión de gestión del equipo al completo, y de igual manera que es merecido el contrato de Mahomes, también lo es la petición de Chris Jones y muchas de las que llegarán en el futuro, y que los Chiefs no podrán pagar. Otros jugadores se quedarán y vendrán siendo más comprensivos en la parte económica en busca de la consecución del anillo, pero los Chiefs deben prepararse para altas pretensiones y holdouts que les pondrán entre la espada y la pared, y que debilitarán mucho la plantilla en un futuro cercano. Si esa plantilla alrededor de Mahomes no es suficiente, éste se sentirá engañado y deseará haber cogido el dinero, y los Chiefs desearán haber optado por otro camino mientras Andy Reid buscaba y formaba a otro mirlo blanco, a otro unicorno, otro profeta, de esos que salen cada muy poco pero que no quieres ver frustrados como a Aaron Rodgers o Russell Wilson. Porque en la NFL, el único unicornio, el único mirlo blanco, es el trofeo Lombardi, y para conseguirlo, el camino más evidente quizá no sea el adecuado. ¿O sí?

*Mi agradecimiento a @catanovski y a @CapIssue por su ayuda. -)

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El sofá de Dalvin Cook

Tengo que confesar algo que la gente no sabe, y es que llevo muchos años ganando campeonatos de todo tipo y deporte, como jugador y como entrenador. Bueno, y como presidente y propietario de varias franquicias, ya que he fichado a jugadores legendarios increíbles antes de que el resto del mundo supiera si quiera que exisitían. Incluso he cambiado tendencias políticas y derrocado gobiernos, todo en pos de un mundo mejor que nadie había sabido vislumbrar. Y todo lo he hecho desde mi sofá. Delante de mi televisión o de mi periódico, y sin más compromiso que el de mi propia memoria, que de tan disfuncional nunca me reprocha nada porque difumina todos mis errores en el olvido. De hecho dudo que quizá jamás los haya cometido. Y a ver quién me dice lo contrario.

No importa si no has oído hablar de mi sofá, porque quizá tú tengas uno propio, que te sirve de púlpito para desarrollar tu ejercicio saludable de cuñadismo y opinar de cuanto se te antoje sin más argumentos que los que crees irrefutables para enjuiciar y decidir sobre cualquier situación. Desde ese tipo de sofás he escuchado opiniones varias sobre si renovar o no a running backs varios de la NFL, la última de ellas, en referencia a Dalvin Cook, que ha puesto a los Minnesota Vikings contra las cuerdas al comunicarles que no acudirá al training camp de julio si antes no firma un nuevo contrato multianual con el equipo. Con la pertinente cantidad garantizada, por supuesto.

Cook fue elegido por los Vikings en el pick #41 del draft de 2017 (el pick #9 de la 2ª ronda), esto es importante por cuanto que su contrato rookie no dispone de opción de quinto año, por lo que en condiciones normales, 2020 sería su último año antes de convertirse en agente libre. Y digo en condiciones normales porque el equipo podría ponerle el franchise tag y bloquearle durante un año más de forma unilateral. Por eso, adelantándose a esa situación, y a la de un mercado lleno de running backs de talento (luego explico esto en detalle), Dalvin Cook se ha negado a arriesgarse un solo snap más sin tener el gran dinero garantizado que le reportaría una extensión multianual de su contrato.

Ante esa comunicación de holdout o huelga del jugador, muchos son los que se han aventurado a opinar si Dalvin Cook es el tipo de jugador que merece o no ser renovado, y si los Minnesota Vikings deberían o no extender su contrato. Opiniones que llegan desde sofás de todo tipo y desde remotos lugares, pero siempre desde el punto de vista de aficionado y no desde el del jugador. Así que te voy a pedir que te levantes un rato del sofá y te pongas el traje y la corbata primero y la coraza después, sólo así es posible valorar en su justa medida una situación tan recurrente cada año como es la de renovar o no a un RB élite. Únicamente pensando y sintiendo como jugador y como general manager se puede tener una perspectiva adecuada para concluir cual es la mejor decisión, porque de eso va todo, de tomar decisiones acertadas. Y sobre todo, de tomarlas cuando el resultado de ésta tiene consecuencias, algo que no sucede cuando se opina desde el sofá.     

Como te decía, Dalvin Cook fue elegido en la segunda ronda del draft de 2017, el mismo que Christian McCaffrey, el cual ya ha conseguido su renovación por cuatro años a razón de $16M de media anual y $38.2M garantizados, el equivalente a casi dos años y medio del contrato. Si tenemos en cuenta que, al igual que Cook, McCaffrey está en el cuarto año de contrato rookie y que además tiene la opción de 5º año, ese contrato le da a los Panthers hasta 6 años de control sobre su running back. La razón de que tanto MacCaffrey como Dalvin Cook estén pidiendo esta offseason esa extensión de contrato es que hasta cumplidos tres años del contrato rookie éste no se puede ampliar. Así que Dalvin Cook ha ido a la yugular de la gerencia de los Vikings al esperar a después del draft para pedir su aumento. Eso deja al equipo de Minneápolis con poco más margen de maniobra en la negociación que decidir jugar con Alexander Mattison, un 3ª ronda de 2019 que hasta ahora hace las veces de backup de Cook.

La primera gran pregunta. Los Vikings

Entonces, ¿deberían los Vikings renovar a Dalvin Cook o podrían jugársela con Mattison para no complicar aún más su situación salarial? Esa es la primera pregunta, la del traje y la corbata. Para entender la situación habría que enfocar el asunto desde tres ángulos: qué supone Cook en el juego del equipo, cuál es el estado de salud del jugador, y si el nuevo salario que pretende el running back, que no es otro que el de Christian McCaffrey ($16M anuales con 2 y medio garantizados), puede encajar en el cap de los Vikings.

Cristian McCaffrey saltando sobre la defensa rival. Fuente: Charlotte Observer.

El enfoque deportivo no debe de perder de vista los números y cuánto necesita Minnesota a Cook. Si bien durante la primera temporada no se pudo ver al mejor Dalvin Cook, la segunda fue una gran mejora y esta tercera, la del pasado año, ha demostrado ser un jugador diferencial, tanto, que el equipo se vuelve mucho más previsible cuando él no está. Sus números de 2019 no son los de Christian McCaffrey (1654 yardas combinadas y 13 TD en 2019; 112 yardas y 2 TD en los dos partidos de playoff), pero su impacto en el juego del equipo ha sido indiscutible.

Con una línea ofensiva más que sospechosa en algunos partidos, Cook ejerce una influencia casi hipnótica en la defensa rival por su poder de atracción de jugadores rivales hacia la caja. De ello se benefician sus compañeros, empezando por su QB Kirk Cousins, y siguiendo por la línea ofensiva, que sufre mucho menos gracias a la habilidad del running back.

Pero, ¿podría hacer Alexander Mattison ese trabajo? Probablemente no. O sí. Ni idea. Pero bajo mi punto de vista la pregunta no es tanto si tienen al sustituto, sino cuánto quieren arriesgar del actual proyecto prescindiendo de su mejor jugador. Si ya no fueron capaces de pasar de ronda de divisionales el pasado año con él a pleno rendimiento, sin él la cosa no parece que pueda ir mucho mejor.

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Respecto a qué puede estar pensando Rick Spielman, General Manager de los Vikings, con los números en la mano, Minnesota amplió el contrato de Kirk Cousins durante la pasada offseason, y Cousins no tiene fama de ser un tipo barato, cobrará $32M de media durante los 3 próximos años. Ese dispendio da que pensar que no quieren perder de vista su ventana de oportunidad, pero ha derivado seguramente junto con el bajo rendimiento y la edad en alguno de los casos, en la obligación a dejar marchar a algunos de los jugadores que formaron parte de aquella temida defensa de años recientes. Linval Joseph (DT), Everson Griffen (DE), Trae Waynes (CB), Xavier Rhodes (CB), Mackenzie Alexander (CB) y Andrew Sendejo (S) han desfilado por la puerta, y junto con el traspaso de Steffon Diggs por un pick de 1ª ronda para traer a su posible sustituto, da que pensar que el draft de 15 picks de este año buscaba claramente rejuvenecer la plantilla y aligerar la insoportable presión del cap que los Vikings llevan padeciendo durante los últimos años. Pero todo ello sin perder su ventana de oportunidad y con casi $12M de dinero en el salary cap.

Y finalmente llegamos al capítulo de la salud del jugador. Se ha hablado mucho de la conveniencia o no de pagar a un jugador que ha sufrido lesiones importantes en el pasado (rodilla y hombro), y que le han hecho perderse hasta 17 partidos en los 3 primeros años como profesional, el equivalente a más de una temporada. Y aunque sólo fueron 2 los partidos que no disputó por cuestiones médicas el pasado año, el miedo a una recaída planea en el horizonte para evitar la situación que sufrieron Los Ángeles Rams con Todd Gurley, y que ahora les bloquea $9M en el cap en forma de dinero muerto después de traspasarle.

Así que para responder la pregunta que planteaba, si los Vikings creen que pueden ser contendientes estos próximos años, la respuesta es que deben renovar a quien lleva el peso del equipo en ataque. Pero si tienen la más mínima duda, y he de reconocer que yo tengo unas cuantas, porque normalmente los contratos de veterano de un running back no suelen salir bien, la mejor decisión es apostar por el siguiente hombre disponible. Mattison tiene aún 3 años de contrato rookie, y esos suelen ser los mejores a la hora de producir en el caso de los running backs. Y por los que suele merecer más la pena pagar.

Foto: John Autey / Pioneer Press

En caso de seguir adelante con la renovación, la cuestión sería ya definir a qué precio, ya que los $16M y el garantizado de McCaffrey que pide Cook parecen exagerados, puesto que ni tiene sus números ni tiene su solidez física. McCaffrey aún no se ha perdido un solo partido desde que está en la liga. Para este tipo de negociaciones suelen tomarse como referencia otros contratos recientes, y seguramente el del año pasado de Leveon Bell, de unos $13M anuales tirando por lo alto, y el de Melvin Gordon firmado esta misma offseason con los Broncos, de $8M por debajo, sería el rango de cifras a barajar. Y por lo que se sabe, la primera oferta de los Vikings parece similar a la de Gordon ($16M por 2 años con $13.5M garantizados). Una duración mayor en el caso de un historial de lesiones no tendría mucho sentido. Pero al estar tan alejada de sus pretensiones, muy probablemente Dalvin Cook la rechazará.

La segunda pregunta. Dalvin Cook

Pero entonces, si el equipo no le paga lo que pide ¿debe Dalvin Cook negarse a entrenar y  jugar? Rotundamente sí. Es su única arma de negociación. Y no debe bajo ningún concepto esperar a terminar su cuarto año de contrato con los Vikings para negociar su extensión o para salir a la agencia libre.  ¿Por qué? Ponte la coraza y el casco, ahora eres un jugador. Por lo que te comentaba antes, porque los años más productivos y útiles de la vida deportiva de un running back en la NFL son los primeros, y además, el uso excesivo que hacen concretamente los Vikings de Cook, en tantísimos acarreos y snaps, le expone a una lesión que es relativamente frecuente en la posición en que juega Cook. Así que regalar uno de esos años por $2M cuando tu valor de mercado muy probablemente supere con creces los $10M e incluso los $12M es una frivolidad que ningún deportista se debe poder permitir.

Además se unen otros dos factores por los que Dalvin Cook no debería esperar a la próxima agencia libre para negociar, que son la excelente clase de RB que se avecina en el próximo draft y la finalización de los contratos rookie de otros RB de su camada. Y ya se sabe, a mayor oferta en el mercado, baja el precio. Derrick Henry, Kenyan Drake, Alvin Kamara, Leonard Fournette, Matt Breida, Kareem Hunt y Joe Mixon, son algunos de los nombres que podrían llegar a la agencia libre del año que viene si no renuevan, y rivalizar con Dalvin Cook el año que viene por un gran contrato con alguno de los equipos en busca de RB, que no suelen ser muchos, ya que muchos prefieren las prestaciones y el precio de un runnig back del draft.

Dalvin Cook. Foto: Josh Froschauer / AP

Pero, ¿y si ninguna de las partes cede? Dalvin Cook no aparecería por el training camp y podría mantener su holdout incluso durante toda la temporada. Eso haría por un lado, que el jugador no sólo no cobrara ni un dólar de su último año de contrato, y que se enfrentara además a importantes multas por no presentarse a actividades del equipo que son obligatorias. Y por otro lado, le impediría acumular un año de antigüedad en la liga (lo que se conoce como accrued season), necesario para poder convertirse en agente libre sin restricciones en la próxima offseason. Es decir, después de un año sin sueldo y con multas, estaría en la misma situación que la de ese año y sin poder elegir libremente su destino.

Es una situación similar se vió el running back de los Jets, Le’veon Bell, por aquel entonces en los Pittsburgh Steelers. Después de cumplir los 4 años de su contrato rookie e incluso habiendo jugado un 5º bajo el franchise tag, los Steelers volvieron a taggearle porque Bell no aceptaba una oferta envenenada del equipo de Pittsburgh, que en la prensa sonaba mejor de lo que realmente era, aunque fuera justa todo sea dicho. En tiempos en los que los RB no pasaban de cobrar los $9M, Le’veon, debido a la gran carga de snaps que le daban como corredor y como receptor solicitó un aumento de sueldo acorde a sus dos facetas, como running back y como receptor, pero debido al riesgo que siempre entraña para un corredor su exposición tan grande ante lesiones, la cantidad garantizada de aquel contrato era apenas de poco más de un año. Y Bell se sintió insultado, hasta el punto de que asumió un año entero sin jugar a fin de forzar al equipo a liberarle y poder firmar con cualquier otro equipo un contrato más justo. Y lo consiguió.

Se escuchó por aquel entonces, igual que escucho ahora desde algún sofá cercano, que Le’veon (y ahora Dalvin) deberán recuperar ese año sin jugar de salario en su próximo contrato para que les compense el holdout, pero lo que se pierde siempre de vista cuando no se valora esta situación sin ponerse la coraza y el casco del jugador, es el tremendo riesgo de salir a jugar aunque sea un solo snap sin la mayor cantidad de dinero garantizado posible, porque esa es la cifra que realmente le importa a un running back, y con la que le dices cuánto te importa. Los Steelers le ofrecieron $14M garantizados en un tag que Le’veon se negó a firmar, y posteriormente consiguió de los Jets un contrato de $50M con $35M garantizados (el equivalente a casi 3 años de contrato). Lo que Bell siempre procuró fue tener el mayor dinero posible asegurado cuando volviera a ponerse las protecciones y el casco para jugarse su físico y su salud en la que es la posición más expuesta y arriesgada de este deporte.

Foto: Jake Roth-USA TODAY Sports

Las respuestas

Dalvin Cook está jugando una partida legítima, porque es un dinero que le niega el sistema, un sistema injusto con los rookies, que tienen en sus primeros años de carrera los más valiosos y los peor pagados. Y es lo que pretende cambiar Cook, porque puede permitírselo por ser un RB élite en la liga y vital para su equipo. La primera oferta ya ha llegado, y dista mucho de lo que necesita Dalvin Cook para jugar. Éste no tendrá reparo alguno en pasarse incluso un año parado, algo que está demostrado que le sienta de maravilla a los jugadores de su posición. Así como no temerá dejar marchar estas ofertas que no cumplen sus expectativas, que no tendrá que recuperar en su nuevo contrato, ya que este descanso de un año sin desgaste ni golpes a buen seguro prolongará su carrera deportiva un año más en el futuro. Porque la cuestión para un running back que busca su gran contrato no es si deja de ganar dinero mientras dure su holdout. La cuestión, lo único que importa, es cuánto dinero se ha asegurado antes del día que vuelva a jugar el próximo snap con su casco y su coraza en un terreno de juego. No el dinero que creemos que está perdiendo con su huelga los que sin coraza ni casco vemos toda esta situación desde nuestro cómodo y seguro sofá.    

Ahora la pelota está en el tejado de los Minnesota Vikings, que deben decidir si Dalvin Cook les hace todo lo contendientes que necesitan ser para este año, si quieren asumir el riesgo de lesión de un jugador que ya estuvo roto no hace mucho, y si quieren asumirlo con al menos dos años y medio de contrato garantizado para el jugador, como los Panthers lo han hecho con McCaffrey. O si por el contrario prefieren asumir otro riesgo quizá aún mayor, el de jugar con su segunda opción, mandando un mensaje peligroso al resto de la plantilla y a su afición de estar en un año de transición, renunciando a la lucha por el anillo. Porque eso no hay cuerpo que lo aguante cuando puedes perfectamente pagarlo con el dinero de otro desde el sofá.

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Brees puede hacer mucho más que Kaepernick

Siempre he pensado que los deportistas de élite tenían una responsabilidad para con quienes les habían elevado a los altares y les habían puesto bajo el foco, sobre una tribuna inmejorable para cambiar las cosas. Más allá del fair play sobre la cancha, los deportistas tienen para mí esa obligación moral y social de posicionarse y amplificar la voz de los anónimos, para que sea escuchada y hacer posible el cambio.

Una de las plataformas más grandes que se me ocurren son las grandes ligas deportivas norteamericanas, por su capacidad para influir en la conciencia social del país más trascendente del mundo debido a su onda expansiva hasta casi el último rincón del planeta. Más aún en la era digital y de las redes sociales en que vivimos.

Ese ejercicio de responsabilidad al que me refiero fue driblado hace unos cuantos años por algunos deportistas que hoy seguimos considerando entre los más grandes de la historia. Nombres como Magic Johnson o Michael Jordan, desconozco si en un contexto muy diferente al actual, eludieron ese compromiso cuando dominaban su competición y los mercados: “los republicanos también compran zapatillas”, afirmó el 23 eterno de los Bulls. Referentes sociales como aquellos quizá habrían podido cambiar las cosas, o quizá no. Sea como fuere, el baloncesto en Estados Unidos ha ido convirtiéndose poco a poco en un deporte más democrático, y más demócrata. No sólo porque David Stern y Adam Silver, los dos últimos comisionados de la NBA, son dos demócratas reconocidos, sino porque el poder de las franquicias pertenece de forma equilibrada a propietarios de una y otra tendencia política.

La NBA es una competición que ha evolucionado paulatinamente a un deporte más físico, y ha visto como el jugador de color se ha ido imponiendo al de raza blanca. Incluso ha hecho guiños a otras razas (y mercados, tampoco nos engañemos) con fichajes como el del chino Yao Ming a principios de los 2000. A nivel de competición, ha sabido reinventarse socialmente  a medida que evolucionaba de forma inexorable a lo que es hoy. Lejos queda aquel menosprecio al que algunas aficiones de raza blanca sometían desde la grada (llena o vacía) a los jugadores de color, incluso de su propio equipo. El legendario Bill Russell, artífice principal de aquellos Celtics multicampeones de los años 50 y 60 (hasta 11 títulos en 13 años) nunca fue amado ni respetado por sus propios aficionados, a los que bautizó como “la afición más prejuiciosa del planeta”. Y ninguno de sus compañeros de raza blanca por aquel entonces salió nunca en su defensa. Ni siquiera Bob Cousy, la estrella blanca del equipo, cuya complicidad con sus compañeros de color sirvió para relativizar la desigualdad racial y cuyo silencio al no condenar el racismo ralentizó el proceso del movimiento por los derechos civiles en Boston. Algo que terminaría haciendo muchos años después en un claro síntoma de arrepentimiento y redención.

Quien sí lideró una lucha activa, también por aquella época de los años 60, fue Muhammad Alí. Éste inició su actividad social después de ganar la medalla de oro en los JJOO de Roma en 1960, cuando en una cafetería de su Louisville natal el camarero se negó a servirle en su mesa. Años más tarde, su postura se acentuaría hasta el extremo al desafiar al gobierno de los EEUU por negarse a ir a la guerra de Vietnam con su legendaria frase: “no tengo problemas con los Viet Cong… porque ningún Viet Cong me ha llamado nigger”. Aquello le enemistó completamente con el gobierno norteamericano por ser la primera personalidad en pronunciarse públicamente contra la guerra. Apoyado por otros deportistas estrella de la época, consiguió el permiso para no ir, y su voz comenzó a escucharse con fuerza y tormento en la comunidad blanca y a gritos en la comunidad negra, que le abrazó como uno de sus líderes por hacer llegar su mensaje de un modo desafiante.

Bill Russell, Muhammad Alí, Jim Brown y Lew Alcindor (Kareem Abdul-Jabbar). Foto: Tony Tomsic / Getty Images.

Aquel mensaje, el cual pareció diluirse durante décadas ante la comunidad blanca, estalló a gritos en las calles en forma de revueltas de la población negra. En varias ocasiones, policías blancos fueron absueltos después de asesinar a ciudadanos de color. La presión y la opresión se acentuaron en las calles, con revueltas como la del barrio de Liberty City en Miami en 1980 y la de Los Ángeles en 1992, a las sucedieron varias más en años posteriores.

Y en ese letargo de liderazgo deportivo, mudo por la falta de una voz que gritara la injusticia racial que seguía sufriendo el país, emergió en 2016 la figura inesperada de Colin Kaepernick, quarterback de los San Francisco 49ers. Tres años después de surgir de la nada para liderar a su equipo hasta la Superbowl de 2013, decidió traicionar la tradición de ponerse en pie al son del himno nacional durante el preludio de un partido de pretemporada frente a los Green Bay Packers. «No voy a ponerme de pie para mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a los negros y a las personas de color. Para mí, esto es más grande que el football y sería egoísta por mi parte mirar para otro lado. Hay cuerpos en la calle y personas a las que se les paga su licencia y escapan del asesinato».  El país entero se estremeció. Los viejos fantasmas de una lucha anestesiada por los poderosos volvió a caer a plomo, y esta vez lo hizo sobre el football, que no es el baloncesto. La NFL no ha experimentado esa democratización como la de su homóloga de las canastas. Es una institución liderada por propietarios muy chapados a la antigua, en su mayoría muy afines y hasta donantes de la campaña del presidente Donald Trump, con quien Kaepernick se enemistó muy pronto en una lucha de declaraciones.

Pero bajo mi punto de vista, aquel movimiento de protesta de Kaepernick encerraba muchas incógnitas, ya que acababa de perder la titularidad frente a un discutible Blaine Gabbert y cada declaración que salía de su boca parecía estar profundamente meditada y preparada. Como si hubiera estado esperando el momento. Así que una vez supo que el nuevo staff no contaba con él, reestructuró su contrato para facilitar su salida del equipo a final de aquella temporada. Después, el flirteo de varios equipos con la idea de ficharle aquella offseason terminó con la contratación de varios jugadores peores que él y con una demanda por confabulación a la NFL para no ficharle, de la cual llegó a decir que tenía pruebas. Joe Lockhart, alto cargo de la liga durante aquellos años, afirmó que “un ejecutivo de un equipo que consideró ficharlo, me dijo que si lo hacían proyectaban perder el 20% de los abonados de temporada». Kaepernick pasó a ser un problema incómodo para la liga y se convirtió en tabú. Así que fue Nike quien lo mantuvo a flote como su imagen de campaña y de compromiso con la causa. A razón de 10 millones de dólares anuales para el mártir de Kap. Nike lo hizo bien.

Kaepernick… quien se supone que afirmó tener las pruebas de aquella confabulación para no ficharle, cedió a un acuerdo por 10 millones de dólares para pasar página. Quién sabe si porque en el fondo creía aquella batalla imposible pese a saberse con la razón. Pero le puso precio a su reivindicación y renunció a seguir luchando aquella ruidosa batalla. Ese es para mí el mayor debe de Colin Kaepernick, abandonar la lucha cuerpo a cuerpo y seguir avergonzando a quienes avergüenzan a sus hermanos, como habría hecho Muhammad Alí. Pero no lo hizo. Y al zanjar ese tema con un acuerdo, la NFL se fue de rositas y la lucha se quedó en el gesto pacífico bien intencionado (pero efímero) de gran parte de los jugadores de la liga con la rodilla en tierra antes de los partidos. Lo pienso hoy y aquella estampa de los propietarios acompañando a sus jugadores me ha terminado pareciendo otro incendio sofocado, más que un propósito de enmienda, ya que incluso acabaron prohibiendo el gesto de protesta con la rodilla en tierra.

Eric Reid y Colin Kaepernick durante una de sus protestas. Foto Mike McCann / AP

Y digo efímero porque desde entonces poco o nada ha cambiado en la liga, la cual ha intentado recientemente implantar una estúpida medida para fomentar la contratación de entrenadores de color. Y poco ha cambiado en las calles, donde se han seguido sucediendo esperpénticos sucesos en los que la policía sigue abusando de su poder, costándole la vida a más ciudadanos de raza negra. La última, la de George Floyd la pasada semana, cuya escena aún me retuerce todo el cuerpo, porque no me la puedo quitar de la cabeza. Aunque sólo la haya visto una vez. Y ahora Kaepernick llama a la lucha, aquella que él rehuyó hace cuatro años. Lo siento Colin, ya no está en tus manos. Está en manos de tus colegas deportistas profesionales que incendiaron las redes sociales con más condena pacífica, y en manos de tus compatriotas de color, con protestas violentas en las calles. Pero nada parecía estar cambiando. Hasta que llegó Drew Brees. Joder, Drew Brees.

El quarterback legendario de los New Orleans Saints acudió al fuego con gasolina cuando en un contexto que ya costaba digerir hace cuatro años, recuperó el rancio discurso de Donald Trump y del espíritu republicano de respetar la bandera en alusión a sus derechos (los de Brees y los republicanos digo). Otra vez la bandera, que parecía que ya estaba claro qué significaba y qué no. Pero no, no lo estaba, y ese fue el problema. «Nunca estaré de acuerdo con alguien que no respete la bandera de los Estados Unidos de América» dijo. Y le saltó a la yugular casi todo el país. Entre ellos muchos de los jugadores de color de su propio equipo. Y con razón. Le dejaron botando la pregunta de “¿qué vas a hacer como líder de tu comunidad?” en un contexto ya agitado de por sí, y se metió en el jardín del bien y del mal con el pie izquierdo. Nunca es un buen momento para remover fantasmas, pero menos aún con la que estaba cayendo en Estados Unidos.

Aunque peor fue su disculpa prefabricada ante la tormenta, que no es la de una persona que ve en la bandera de los Estados Unidos un símbolo de libertad. Con un sentimiento aparente de arrepentimiento y dolor, pareció haber entendido de repente que, a diferencia de sus hermanos negros, si comete una infracción al volante, a él no le sacarán del coche y su vida no correrá peligro. Que las oportunidades que él ha tenido en su vida, muchos de sus compañeros sin ir más lejos, no las tuvieron. Y que el respeto que él pedía para su bandera es el mismo respeto que sus compatriotas de color piden con su gesto pacífico al arrodillarse. Tal y como le dijo Malcom Jenkins, uno de los compañeros de equipo que más le criticó, esa protesta pacífica que tanto molesta a los blancos no es más que una llamada a la acción para éstos. Para que condenen también la represión y la injusticia que sufren las minorías del país. Y eso es lo que entendieron líderes de raza blanca del deporte como Gregg Popovich o Kyle Shanahan, que reconocieron haber evitado el problema desde su privilegio de influir sobre el resto de ciudadanos de su misma raza.

Quiero pensar que las declaraciones de Brees han servido cuando menos de detonante para cambiar el chip en la cabeza de muchos de sus compatriotas. Tanto, que incluso la NFL se ha visto obligada a salir a dar un comunicado en la figura de su comisionado. El problema llega cuando el mensaje que escuchas de Roger Godell es extrañamente complaciente con su 74% de jugadores de color, condenando el racismo, reconociendo que se equivocaron y que debieron escuchar antes la protesta de sus jugadores. Todo ello bien condimentado entre muchos slogans muy de moda estos días. Y además no escuchas ni nombrar a Kaepernick, cuya carrera deportiva destruyeron, ni comprometerse a dejar de inyectar dinero en la campaña de Trump. Suena a otro discurso bien empaquetado, como el de Kaepernick en las campañas de Nike, el de arrepentimiento de Brees por el miedo a dinamitar su equipo en su última temporada, y el de todo aquel que tiene voz, pero también intereses económicos de por medio en todo este asunto. No suena como el mensaje de la calle, ¿verdad?

Echo de menos líderes. Líderes de verdad. Líderes como los de la comunidad negra, pero de la comunidad blanca republicana, de esos que hacen temblar los cimientos del sistema cuando hablan. Echo de menos a Bill Belichick y Tom Brady, que siguen rehuyendo hablar del tema por no traicionar su amistad con Trump o la fidelidad de sus patrocinadores y fans, que como dijo Jordan, también compran zapatillas. Con su silencio se convierten en una versión actualizada de aquel Bob Cousy de los Celtics. Quizá se arrepientan como él algún día de no haber tomado parte de forma más activa.

Y llego al final a la conclusión de que la salida de tono de Brees quizá sea ese detonante  que el conflicto necesita en el punto en el que está. Un millón de conversos de color tiene en este momento de la historia menos peso que la conciencia y la voz de un converso de raza blanca con su historial impoluto. Drew Brees, por lo civil y por lo criminal, se está estrellando contra la aplastante realidad, y en alguien como él, tan comprometido de forma sincera con su comunidad (la de la Louisiana confederada, no una cualquiera), que ha hecho mucho más que donar millones de dólares (que también), puede ser ese líder inesperado que necesite este movimiento que ahora ya está en el otro lado de la barricada.

Drew Brees y el resto de sus compañeros arrodillados durante el himno. Foto: AP

En septiembre llegará el momento de renegociar las condiciones de la reanudación de la competición y el salary cap para los próximos años para reajustarlo a las pérdidas por el COVID. Propietarios blancos y jugadores negros tienen ante sí la oportunidad de hablar de algo más que números y virus. Ha llegado la hora de escuchar, como decía Godell, y de impulsar el cambio. Y para ello serán necesarios líderes que den un paso adelante sin preocuparse de su reputación o sus ingresos. Drew Brees, quizás en su última temporada como jugador, y con toda la que ha liado, me parece el mejor candidato para hacerlo. Ha llegado el momento de que las acciones no nos dejen escuchar los discursos políticamente correctos. Porque si el deporte no aprovecha este nuevo momento caliente en pos de la lucha por los derechos civiles y la igualdad racial, ya nadie podrá convencerme de que el racismo se terminará en Estados Unidos cuando deje de ser rentable para los que mandan desde la sombra.

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Mahomes está en venta

Suena tan sugerente como sacrílego, pero me gustaría explicarte por qué no sería raro que pudiera convertirse en realidad en un futuro no muy lejano un titular así o similar. Tranquilo, por ahora no quiero que te deshagas de tus prejuicios. Mahomes es el nuevo dios de la NFL, este es el punto de partida de todo lo que te quiero explicar. Pero quiero llegar al fondo de la cuestión de si este dios vale los más de $40M anuales que se prevé que va a conseguir en el nuevo contrato, y sobre todo, si los Kansas City Chiefs deberían dárselos en unas negociaciones que no han hecho más que comenzar. Vamos allá.

Como bien sabrás, Patrick Mahomes fue elegido en el pick #10 de 2017 por Kansas ya que Andy Reid se enamoró de él en el proceso predraft de aquel año. Y también imaginarás que no fue cosa de última hora, a pesar de que muchos nos enteramos en el momento de escuchar su nombre de la boca de Roger Godell. Los Chiefs pensaron que podría no llegar a su pick #27, así que subieron desde él pagando además el pick de 3ª ronda de 2017 (#91), el pick de 1ª ronda de 2018 (#22 general). No fue barata la cosa.

El equipo actual

Lo que igual no tienes en mente es que Mahomes le está costando a los Chiefs aproximadamente $4M anuales de media contra el cap en los 4 años de su contrato rookie, contando este año 2020. Teniendo en cuenta que actualmente tienen tan solo $2.5M libres de espacio salarial, se podría decir que gracias al bajísimo coste actual de Mahomes, los Chiefs están pudiendo rodearle del talento necesario para poder construir equipos como el campeón de la pasada Superbowl y ser contendiente de esta próxima. Nueve jugadores de la plantilla impactan por encima de los $10M en el cap y cinco de ellos por encima de los $16M. Esos 9 jugadores consumen casi el 62% del cap de los Chiefs. Para ahorrarte la búsqueda, te diré que son Frank Clark (DE, 19.3M), Tyreek Hill (WR, 17.7M), Sammy Watkins (WR, 17.1M), Tyran Mathieu (FS, 16.3M), Chris Jones (DT, 16.1M), Eric Fisher (LT, 14.9M), Anthony Hitchens (ILB, 12.7M), Travis Kelce (TE, 11.2M) y Mitchell Swartz (RT, 10.8M). No, no sale barato tener un equipo campeón de la NFL.

En esta offseason previa al cuarto año de los jugadores elegidos en aquel draft de 2017, los Chiefs obviamente, han ejecutado sobre Mahomes lo que se conoce como la opción de 5º año del contrato rookie, que no es otra cosa que la opción unilateral de los equipos a ampliar un año más este contrato, a cambio de un salario promedio de los 10 mejores de su posición. Esto hará que en 2021 el jugador perciba e impacte contra el cap $24.8M (casi $20M más), que seguramente te parecerán una fantástica idea si has empezado a escuchar que los rumores y el mercado hablan de una oferta superior a los $40M anuales en el próximo contrato de larga duración de Mahomes. Pero lo que estás pasando por alto más allá de esa subida de casi $20M del QB, es que Sammy Watkins y Chris Jones terminan contrato este año y serán los principales candidatos para salir del equipo, sobre todo porque los repuestos parecen estar ya en la plantilla. Hardman y Robinson deberían ser capaces de sustituir al receptor y Khalen Saunders al tackle. Aunque esto segundo es mucho suponer. Jones acaba de reconocer que las negociaciones para renovarle están tan paradas, que no hay negociaciones. Pero pensemos que será viable sustituirle por cuanto que los números son maleables y un par de jugadores se pueden sustituir habiendo drafteado adecuadamente y con un buen sistema, ya que tienes al mejor quarterback de la competición y a uno de los mejores entrenadores. Así que los Chiefs tendrán su ventana de oportunidad garantizada al menos durante 2020 y 2021.  

Foto: Getty Images

2022. Año I del veterano Mahomes

La historia se complica en la offseason de 2022. Ese contrato de más de $40M de Mahomes entrará en vigor y será también el momento de renovar a Tyrann Mathieu (FS), Eric Fisher (LT), Mitchell Swartz (RT), Travis Kelce (TE) y seguramente algún otro que durante esos dos años haya empezado a destacar en unos Chiefs que estarán compitiendo por todo. Los números para poder hacer todo eso posible y seguir alargando la ventana de oportunidad se habrán reducido en al menos $35M al año respecto a los de hoy por el megacontrato de Mahomes, y habrá mucha gente clamando por su dinero o muchas piezas del actual puzzle que ya no lo merecerán. Lo cual es un escenario aún peor, porque eso significará que el equipo no ha cumplido las expectativas y se desvanece. Justo cuando van a empezar a pagar más de 40 millonazos a Mahomes.

En ese contexto, en el de tener que prescindir de al menos cuatro o cinco de los jugadores que ocupan actualmente posiciones clave en el equipo para hacer espacio salarial al quarterback, es donde seguramente ni los drafts, ni los sistemas, ni los entrenadores alcancen. Aquella lista de nueve, incluye al principal pass rusher, los dos jugadores más importantes parando la carrera, su jugador básico en la secundaria, sus tres principales receptores y sus dos tackles titulares. Cualquier agujero será muy difícil de cubrir, y más aún a bajo coste. Cinco es un reto sólo para genios.

De la misma manera que estaba seguro de que en 2021 seguías en el barco de Mahomes, en este nuevo panorama de equipo en el que el quarterback ya no podrá contar con gran parte de esos jugadores de esa lista dentro de 3 años no lo tengo tan claro. Y a buen seguro que ya te estás empezando a plantear cosas, aunque no atañen aún al propio Mahomes. Aún.

Foto: Asociated Press

Otros casos en el pasado

He escuchado en multitud de ocasiones, y también dicho no lo niego, frases como “detrás de la OL de Dallas juega cualquiera”, “llevan malgastando el talento de Aaron Rodgers diez años”, “seguro que Belichick consigue que Stidhan sea bueno y vuelve a ganar la división”, “Russell Wilson está más solo que la una”,… Y apuesto a que tú has dicho alguna de ellas en alguna ocasión. Frases que solían aludir a que o bien el QB no es imprescindible o bien que necesita de una complicidad de calidad para conseguir competir por el título. Pero estas frases son sólo opiniones. Más objetivo es el hecho de que en los últimos 20 años, en hasta 9 ocasiones el campeón tenía un QB en contrato rookie o en su extensión de 5º año. Es decir, por debajo de coste de mercado. Y de la misma manera que en 5 ocasiones el ganador repitió después de ganar en contrato rookie (Brady -3-, Roethlisberger y Eli Manning), hubo otras 8 en que el equipo que ganó no volvió a ganarla con el mismo QB. Ni Rodgers, ni Brees, ni Flacco, ni Wilson han sido capaces de reeditar título una vez firmaron sus contratos de veterano. Peyton tampoco pudo hacerlo en ninguno de los dos equipos en los que ganó el anillo. Sólo Eli Manning, Roethlisberger y Brady (3 veces), que siempre ha tenido fama de renunciar a parte de su salario en beneficio de conseguir mejores compañeros, han sido capaces de reeditar campeonato habiendo firmado como veterano.

Los Patriots han sido durante mucho tiempo el elemento discordante de la competición, por su éxito y por su modelo de gestión, que no paga a sus jugadores con grandes contratos por encima de su valor de mercado. A Belichick no le ha temblado el pulso cuando ha tenido que dejar marchar a cualquiera de sus piezas clave, incluida la del quarterback, cuando lo hizo con Drew Bledsoe hace 20 años. Y lo ha vuelto hacer este año cuando Brady ha dejado de estar por la labor de jugar a bajo coste. Por eso, que los Chiefs puedan refinar su modelo para alargar su ventana de oportunidad incluyendo la extensión de Mahomes parece una posibilidad, pero los resultados en el pasado y las previsiones de la platilla a futuro avalan lo contrario, que es más complejo repetir triunfo en la Superbowl con un QB en contrato de veterano que con uno en contrato rookie. Lo sé, sigues escéptico. Mahomes tiene ese algo especial, sobre todo este año después de ganar una superbowl que tenía prácticamente perdida. Es inevitable amarle. Como inevitable para los Ravens fue amar a Flacco en 2013. Tan oportunista como cierto.

Bill Belichick. Foto: USA Today

Inevitable será también el descenso del cap para los próximos años si el impacto de la pandemia por el COVID-19 impide jugar sin espectadores este año. Así como el probable descenso de la oferta de los contratos de las televisiones para 2023 y los años siguientes. Algo que obligará a más de un equipo (los Chiefs no serán una excepción) a dejar marchar a alguna de sus figuras.

Enfoque positivo

Pero basta de hablar en negativo que nos deprimimos. Vamos a lo positivo. Hemos hablado de que hasta 6 quarterbacks en contrato rookie ganaron el campeonato en las últimas dos décadas. Y es bueno recordar que Andy Reid sólo tardó un año en formar a Mahomes y tres en ganar el anillo, dejándose abierta una ventana de oportunidad de otros dos años (2020 y 2021). Pero si el panorama a partir de ese tercer año (2022) en que tendrá que empezar pagar a Mahomes es tan peliagudo por tener que perder a una gran cantidad de sus estrellas, ¿por qué no podría Andy Reid valorar renunciar al quinto año de Mahomes  y decidir venderlo a un precio justo? Tranquilo, tómate tu tiempo.

Me explico. Agotar esos dos años de contrato rookie implicaría tener que dejarlo marchar gratis a cualquier equipo (incluidos los de su división) o tener que taggearlo, lo que expondría a los Chiefs a un holdout. Esperar a la offseason que viene para ofrecerle en el mercado al mejor postor sería una carnicería y una subasta tremenda. ¿Qué equipo no le querría? ¿Cuánto estarían dispuestos a pagar? Si Khalil Mack valió 2 primeras rondas, ¿por qué Mahomes no podría valer como mínimo 3? ¿O incluso 4? ¿O un paquete de picks equivalente? Imagina equipos como los Colts, los Vikings, los Bears, los Cowboys o los Saints (cuando se vaya Brees), que estarán a un buen QB de ser equipos contendientes. Con Mahomes serían favoritos número 1. ¿Por qué no ofrecer 4 primeras rondas, que son jugadores sin contrastar y que podrían no cristalizar en una estrella de la liga como sí lo es Mahomes, que les convertiría desde ya en favoritos al título?

Para los Chiefs, todos esos picks supondrían el capital para subir quizá a por Trevor Lawrence o para escoger a otro QB al que formar durante un año y lanzarlo al ruedo rodeado de una plantilla élite, ya que la mayoría de los jugadores de aquella lista de 9 estarían en condiciones de seguir compitiendo debido a su juventud. A lo cual habría que añadir una gran cantidad de jugadores jóvenes de muchísimo talento (varios de primera ronda) que rejuvenecerían y abaratarían la plantilla mientras generan su siguiente ventana de oportunidad. Uno de ellos quarterback, para volver a invertir dos años en él y generar otra ventana de tres años. ¿Por qué no un modelo así en lugar de hipotecarte y exponerte como lo hicieron los Packers con Rodgers y los Seahawks con Wilson? ¿Por qué no dejar de sobrevalorar la figura del quarterback y plantear la configuración de la plantilla como la que te ha llevado a la cima?

Andy Reid y Patrick Mahomes. Foto: Charlie Riedel / Asociated Press

Una filosofía como la que el propio Andy Reid aplicó el pasado año a su defensa, vendiendo a dos de sus estrellas a cambio de mejorar el resto de la unidad. Recuerda su rendimiento después de aquel 3ª y 15 en la pasada superbowl. ¿Y si enseñar a jugar a un QB no es tan complejo cuando todo lo que está a su alrededor funciona? Si funcionó vender a Justin Houston y Dee Ford para mejorar la defensa, si invertir un año de aprendizaje en un QB rookie sirvió con Mahomes, Brady y Wilson, y si invertir alguno más sirvió con Roethlisberger y Eli Manning. ¿Por qué no reeditar ese modelo que implica muchos menos riesgos cuando tienes a Andy Reid como entrenador, frente al de pagar $40M (con al menos 3 años garantizados) a un solo jugador? ¿Por qué es descabellado ver el titular de ‘Mahomes está en venta’ en la prensa? ¿Te sigue pareciendo igual de descabellado? ¿Por qué?

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Descifrando a Gettleman. La offseason de los NY Giants

Dave Gettleman confinado en casa preparando el draft. Foto: familia Gettleman

Cuando faltan menos de diez días para el draft y los mocks se disparan en todas las direcciones llega el momento álgido de la confusión y el engaño por excelencia en la NFL. Es el momento en el que no tienes ni idea de qué creer y qué no, y en el que el engaño deja de venir desde fuera y empieza a venir desde dentro de ti mismo, porque acabas convenciéndote de acabará sucediendo lo que tú crees, y que el general manager de tu equipo elegirá a quien tú estás pensando. Si aún no lo crees, es que estás en el estado emocional previo a esta crisis. Crisis que por cierto dura hasta el día del draft, concretamente hasta que tu equipo está en el reloj, cuando se te viene abajo todo el chiringuito de los últimos días y te topas en modo pánico con la realidad. ¿Y si no lo elige?

En este artículo no pretendo adivinar (y mucho menos recomendar) qué jugadores debería elegir Gettleman a partir del día 23, simple y llanamente porque seguramente no lo sabrá ni él. Pero establecer el contexto de la situación del equipo puede ayudar a que el escenario del autoengaño, que seguramente también llegará, esté más justificado.

Punto de partida

Para empezar a explicar lo que podría suceder el próximo día 23 debo remontarme al 22 de diciembre del año pasado. Los Giants jugaban en Washington en el penúltimo partido de la temporada con el pick #2 provisional del draft y con el run run de los propietarios de que a final de la temporada habría que hablar seriamente de cómo cambiar el rumbo de la franquicia. Blanco y en botella, los dueños tenían sentenciado a Shurmur. Pero Gettleman, tal y como reconoció en su rueda de prensa a final de temporada, intentaba salvarle. Y en ese tira y afloja, con Manning maravillosamente despedido con una victoria frente a Miami, la decisión fue seguir compitiendo los dos partidos que quedaban de temporada. Antes de que me saltes a la yugular por lo que estoy insinuando, y que defendí meses atrás en el podcast de los Giants en español Zona Gigantes, diré que no defiendo en absoluto el tanking, me parece una idea terriblemente tóxica para el destino de una organización. Pero hay un caso, sólo uno, en el que sí que lo justifico, el que tiene lugar cuando la cultura de un entrenador ya sentenciado se ha desmoronado por completo y en la que los que toman las decisiones en la franquicia saben que se reseteará junto con media plantilla al finalizar la temporada. Si cuando decides despedir a un entrenador comienzas la nueva temporada con la búsqueda del sustituto, no veo razón para no empezarla también en el resto de decisiones de la gerencia, aunque afecten en el terreno de juego. Este es el único deporte en el que, en una situación concreta en la que no tienes nada que ganar, perder tiene un premio. Y gordo. Perder aquel partido (hay muchas formas de hacerlo) habría retenido el pick #2 para los de Nueva York. Ganarlo le asignó el #4. Haber ganado a los Eagles en la última jornada les habría bajado hasta el #7/#8. Luego volveremos sobre esto.

Pasado ese vendaval, llegó el siguiente casi de forma concatenada con el desplante del flamante casi nuevo head coach Matt Rhule, al que ya creían contratado, y la aparición casi celestial de Joe Judge, proveniente de los Patriots, con su cultura y seguramente su forma de jugar bajo el brazo. Old School, como Gettleman. Luego volveremos sobre esto.

Antes de la agencia libre se sucedieron las especulaciones acerca de si Gettleman renovaría a su más firme apuesta en contrataciones durante la pasada temporada, Leo Williams. Y a día de hoy ya sabemos que fue taggeado por Gettleman porque el acuerdo de larga duración ha sido imposible debido a los $15M que pide el jugador por temporada. Calcula el equivalente de dos años y poco como petición de dinero garantizado. Inasumible para un jugador que había ayudado ligeramente a detener el juego de carrera rival pero sin vestigios de pass rush. El problema principal ha sido haber pagado por él una 3ª ronda de 2020 y una 5ª de 2021, lo que fuerza la situación a tener que renovarle, dándole el mango de la sartén al jugador en la negociación. Gettleman dijo antes de ayer que no estaba preocupado porque Williams «no se iba a ir a ningún lado» y que jugará este año bajo el tag. Yo tampoco estoy preocupado, pero hay que tener presente que ese dinero, o como poco el liberado por un acuerdo de larga duración razonable podría haber ayudado a fichar el pass rusher élite que necesita este equipo. Varias fuentes afirmaron que Giants estuvo en la puja por Clowney y Ngakue, pero tal y como dijo el otro día Gettleman, no está interesado en sobre pagar por un pass rusher. Puede que incluso yo esté de acuerdo ya que sobre pagar es una expresión muy subjetiva. 

Agencia Libre

Y entonces llegó la agencia libre. Con más de $70M disponibles en el cap, siguiendo su filosofía de que “los ataques hacen puntos pero las defensas ganan campeonatos” ha invertido más de $40M del cap en defensa con las contrataciones de Bradberry (CB, $10M), Blake Martínez (ILB, $10M), Kyler Fakrell (OLB, $4.5M), Austin Johnson (DT, $1.5M), el citado tag de Leo Williams (DT, $16M) y la merecida renovación de David Mayo (ILB, $3.5M). Salvo la gestión del asunto Williams, que acumula derroche tras derroche (primero en picks y luego en cap) por un jugador que no ha demostrado ni mucho menos lo que se está pagando por él, el resto de fichajes tienen muchísimo sentido y se han conseguido a precios razonables, dentro de lo poco razonable que suele ser la agencia libre. Y de esos fichajes se atisba un aroma inevitable a defensa Patriot que alternará sistemas 3-4 y 4-3 bajo la mano de Patrick Graham, ex coordinador defensivo de Dolphins y anteriormente miembro de la familia patriota durante 10 años. Eso dejaría, bajo mi punto de vista, 3 posiciones a rellenar en defensa cuyo reparto de importancia podría focalizar el draft hacia una u otra. Posiciones para las que Nueva York podría tener las soluciones ya en la plantilla, con jugadores que rindieron de forma excelsa en sus últimos partidos de la pasada temporada. OLB para el rush, donde ya cuenta con Oshane Ximines (3ª ronda de 2019), ILB de cobertura, donde ya tiene a Connelly (5ª ronda de 2019) y Free safety, donde ya drafteó a Julian Love (en la 4ª ronda también de 2019).

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En ataque la inversión ha sido inferior, seguramente porque frente a la defensa 30 de la liga en puntos encajados, el ataque ocupó la posición 18 el pasado año. A las contrataciones de Cameron Fleming (RT, $3.5M), Levine Toilolo (TE, $3.2M), Colt McCoy (QB, $2.2M) y Dion Lewis (RB, 1.5M) se le han unido las renovaciones de varios receptores sin mucha influencia en el juego del año pasado, el QB back up y el tercer RB. Cody Core (WR), Corey Coleman (WR), Da’Mari Scott (WR), Alex Tanney (QB) y Elijaa Penny (RB). En total, estos 9 jugadores no impactan mucho más de $17M contra el cap y raro es que de ellos saliera más de un único titular (Fleming). De las nuevas contrataciones se puede leer entre líneas que el equipo pretende virar ostensiblemente hacia el juego de carrera y potenciar el peso específico de Saquon en el juego. Toilolo es un excelente bloqueador y el propio Fleming, aunque flojea en la defensa contra el pase, goza de una buena movilidad para bloquear la carrera en distintos niveles. Además, la incorporación de Dion Lewis encaja mucho en la idea de usar el cada vez más extendido 1-2 en el backfield, no necesariamente a modo de comité. Pero tampoco dándole a Lewis el papel secundario de un backup tradicional al uso. Aunque Gettleman ya fracasó con Shurmur en una idea similar, quizá por incapacidad del staff de entrenadores o por falta de medios, esta vez quiere darle una nueva oportunidad al plan haciendo algunos cambios. Y para replicar lo que hicieron en Cowboys estos años pasados se ha traído a Jason Garret como OC y a Marc Colombo de entrenador de OL.

Pero una vez detectadas las carencias a este lado del balón, no se atisba en la plantilla proyecto alguno para rellenar los huecos que aún tiene la actual plantilla en ataque, que son de tanto valor posicional como los de la defensa. Left tackle y center empiezan a ser dos males endémicos que se repiten año tras año en el tiempo de forma preocupante. Para cubrirse las espaldas (que no la posición con garantías) los Giants han hecho efectivo el roster bonus de $3M de Solder (LT) y mantienen a Spencer Pulley (C) en la plantilla. La situación de ambos respecto al cap es casi grotesca, ya que Pulley, que no ha jugado en 2019, liberaría casi $3M sin dejar dinero muerto en caso de ser cortado, y Solder, cuyo rendimiento ha sido más que sospechoso, liberaría $10M, pero dejaría otro tanto anulado en el cap. Esta circunstancia dificulta predecir si se quedará o se marchará. Mi teoría es que cortarles no es una decisión que los Giants tengan que tomar hasta que dispongan de sus sustitutos en la plantilla. Y al 100% seguro llegarán en el draft. La cuestión es cuándo.   

OLB, ILB, FS en defensa y, LT y C en ataque son las necesidades de un equipo joven que, pese a su aparentemente prolífico draft del año pasado, tiene un problema bien grande, tanto por la cantidad como por el valor posicional de esos agujeros que aún tiene por rellenar. Se trata de los más caros y difíciles de encontrar en la agencia libre, y los que requieren picks más altos en el draft. Las elecciones de primera ronda de los dos últimos años dejaron escapar gran parte de ese valor al escoger a Saquon, un RB, en el pick #2 general de 2019, y de Daniel Jones en el #6, en lugar de subir desde el #17 a por él y haber cogido un pass rusher en el primer pick.

Y aquí es donde retomo los cabos sueltos que he ido dejando en diferentes partes del artículo, porque los Giants no tienen picks suficientes en este draft para cubrirlos todos, y eso muy probablemente va a condicionar su estrategia.

El draft

Gracias a la victoria en Washington y al trade hasta ahora deficitario de Leonard Williams, el capital de draft de los Giants será sustancialmente menor al deseable. Elegirá el #4 en lugar del #2, en cada ronda, salvo en la 3ª, que es la que mandó a los Jets por Leo. Esto hace que definir una estrategia para el draft sea tremendamente más complejo que en otro supuesto más deseable y ventajoso. Por dos motivos:

  • porque no tiene picks suficientes en las 3 primeras rondas para elegir todas las posiciones de alto valor que necesita, y
  • porque el pick #4 en este draft, tal y como se están desarrollando los acontecimientos y el orden de elección de los equipos, tiene muy poco valor negociador para bajar y poder obtener picks extra. Valor que sí tiene el #3. (Trata de imaginar el #2).

Todo ello deja lugar a varios escenarios y estrategias que podría seguir Gettleman el día del draft. Pero debido al desconocimiento de los picks #2 y #3, la decisión, con trade down o no, será a buen seguro on the clock.

La primera disyuntiva es si elegir jugador defensivo u ofensivo, que no es poca cosa. Pero a mí me gusta enfocarlo desde el prisma de qué jugador en un valor tan alto como un pick #4 va a ayudar a dar un salto más grande a su unidad. Las opciones se reducen a 3: OLB, ILB como defensas y OT como atacante.

Barajemos el supuesto de que en el #4 están disponibles Chase Young (OLB) e Isaiah Simmons (ILB). OT del primer grupo habrá seguro puesto que hay 4. Existe la duda razonable de pensar que es una decisión que les haya costado tomar, pero que Gettleman ya tendrá tomada. La teoría dice que el valor posicional del pass rusher es mayor que la del linebacker interior, pero Isaiah Simmons no es un ILB corriente, ya que tiene un gran rango lateral y profundo, que encaja a la perfección en la defensa híbrida que los Giants quieren implantar con Patrick Graham, y que permitiría reducir la necesidad de tener que elegir en una ronda media a un safety, donde también él puede jugar. Así que, añadiendo la idea de Gettleman de no querer sobre pagar por pass rushers (y el pick #4 es un precio alto, no digo que injusto) hay que suponer que, en el draft board de los Giants Simmons estaría por delante de Young.

Ahora el otro análisis sería definir si elegir a Simmons o a un OT, ¿cuál da un mayor salto a su unidad? Si pensamos que para la defensa entre Ryan Conelly (ILB) y Julian Love (FS) podrían cubrir las posiciones en que más encajaría Simmons, en el caso del OT no existe más alternativa que la de Solder, con 32 años, un rendimiento muy bajo los dos últimos años y con un impacto de $20M en el cap. Un OT de mayor talento y con capacidad casi inmediata para jugar, implementaría una mejora sustancial en el juego de los dos picks más altos del equipo los dos últimos años, Saquon y Daniel. Los pilares sobre los que se cimenta el actual proyecto y la credibilidad de Gettleman como drafteador de grandes jugadores.

Volviendo a la medida en valor posicional de Simmons y un OT del primer grupo, es legítimo pensar que elegir un OT con el pick #4 es un reach claro y en el caso de Simmons quizá no lo sea si estamos hablando posiblemente de un jugador generacional, por mucho riesgo que entrañe por su adaptación al siguiente nivel.

Ante todas estas dudas, se puede pensar que lo mejor sería bajar en el draft con una trade, pero para bajar en el draft, hace falta alguien que quiera subir, y lo razonable es pensar que quien quiera sobrepasar a Miami, que además es el único que puede pagar el alto precio que Washington pedirá por el #2, preferirá comprar el #3 de Detroit y no asumir ningún riesgo comprando el #4 exponiéndose a que le sobrepasen en el pick de Lions. Es lo más razonable, y lo que complica el trade down de Giants. Sólo una elección de quarterback de Washington o Detroit en su pick y la de Chase Young del otro, podría poner nerviosos a los que eligen por detrás de Nueva York y les obligaría a subir al #4. Pero lo dicho, ya on the clock, una vez conocidos los 3 primeros picks.

Pero ¿bajar hasta dónde? Gettleman ha dicho que no lo harían más allá de donde puedan elegir a un jugador generacional. Sabemos que Simmons encaja en ese calificativo, ¿pero lo hace también alguno de los 4 OT del primer nivel? En caso de que no, el límite es el pick #6 de Chargers, donde aún sería factible elegír a Simmons y saberlo antes de llevar a cabo el trade. Miami quedaría descartado por cuanto parece muy interesado en un QB y con el fichaje de Elandon Roberts para acompañar a McMillan tiene la posición cubierta. Cualquiera de esos trades podrían tener como contrapartida mínima (si no superior en e caso de Chargers) un pick de 3ª ronda. Miami tiene el #70 y Chargers el #71. Allí los Giants tendrían más fácil encontrar a su center sea cual sea la ruta que siga finalmente la estrategia del draft, ya que al #99 que actualmente tienen será más complicado que lleguen ciertos nombres.

No habría que perder de vista otros posibles trades con equipos que eligen más abajo, pero teniendo claro que implicarían descartar la opción de Simmons y forzarían la estrategia muy probablemente a la elección de un OT en 1ª ronda. En este escenario sólo los Jaguars encajan, aunque hayan dicho que van a muerte con Gardner Minshew. Difícil de creer al haberse conocido esta información en estas fechas de troleo generalizado. Ese trade Gettleman no lo haría por menos del pick de 2ª ronda (#42) y seguramente una 4ª o 5ª ronda. Como mínimo. Estamos hablando de sacrificar a Simmons para conseguir a un pass rusher o a un center mejor, ya que tendría más lógica elegir un jugador de un valor posicional mayor que un LB convencional. Mmmm, OT, OLB y C en las dos primeras rondas a cambio de Simmons. Podría ser buena opción también.   

Y hasta aquí las conjeturas sobre el pick de 1ª ronda de forma aislada, porque como hemos visto en los dos últimos supuestos, los de los trades, el draft es una estrategia en la que se ha de conseguir el mayor valor posicional al menos en las dos primeras rondas, si no en las 3 primeras, donde se deben conseguir titulares de impacto a corto plazo.  En ellas los Giants deben salir sí o sí con un OT y un C. El complemento lo debe decidir la opción de Simmons en 1ª ronda. Y he aquí la pregunta definitiva ¿qué estrategia es la que le da más valor a los Giants en sus tres primeras rondas?

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Estrategias para el draft

Ahora sí, vamos al lío, estas son las principales estrategias que Gettleman podría seguir en este draft. Elige la tuya y twiteamela a @pablogigante7:

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A) Elegir a Isaiah Simmons en el #4: Simmons fijaría toda la defensa junto con los jugadores ya en la plantilla y evitaría seguramente tener que draftear más jugadores defensivos antes de la 5ª ronda. Su pass rush interior, junto con el de Blake Martínez, podrían ahorrar al equipo tener que elegir a un rusher, labor que se confiaría a Ximines y Fackrell. Esta es la opción preferida de la mayoría de mis compañeros de Zona Gigantes, el Team Simmons. Isaiah Simmons, no matter what.

Para la 2ª ronda sería casi obligatoria la elección del OT, y para la tercera, muy probablemente un Center. Las rondas medias cubrirían WR, CB nickel, DT (como posible futuro sustituto de Williams si no firma el tago o no renovara después).

Aquí la clave está en que al no elegir OT, podría hacer que el cuarto de este primer grupo llegara incluso a Tampa (#14), y a partir de ahí no hay muchos equipos que tengan esta posición como principal prioridad habiéndose esfumado los mejores, lo que podría hacer que llegara al pick #36 de Nueva York el 6º/7º OT del draft, y que sería un jugador aún con mucho talento en una clase tremendamente profunda en la posición, algo que se ha encargado de resaltar Gettleman en los últimos días.

1ª (#4): Simmons            2ª (#36): OT        3ª (#99): C

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B) Elegir OT en el pick #4: Vale, ¿pero cuál? Porque Judge dijo ayer en su comparecencia de prensa que elegirían en el #4 al jugador de mayor talento y mayor progresión a futuro. Si es un OT, quizá no sea ninguno de los que ya están listos y por eso mantienen a Solder, con vista a que el novato no empiece como titular. Tristan Wirfs ha cogido mucha fuerza en las últimas semanas.

Aquí es donde hago de abogado del diablo y pongo sobre la mesa la opción de que Gettleman haya jugado al despiste afirmando no querer sobrepagar por un edge (OLB), pudiendo elegir a uno de los OT más formados y cortando a Solder para abrir el cap necesario para contratar a Ngakoue o Clowney. Remoto, pero posible.

Continuando con la opción del OT de mayor progresión, en 2ª ronda la idea sería muy probablemente un edge, para conseguir el rush al que se renunció sin Simmons. Y en 3ª (pick #99), un C si llegara alguno del primer grupo, y en caso contrario un receptor o un safety.  

1ª (#4): OT (Wirfs)         2ª (#36): EDGE             3ª (#99): C/WR/S

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C) Trade down al pick #5:

La razón de valorar este trade down a cambio de una 3ª ronda es porque si Miami hace este intercambio es porque no está desesperado por su QB, ya que no habrá subido más arriba, y lo hará seguramente para protegerse de Chargers, que muy probablemente no esté en la puja. En caso de estarlo, es más probable el siguiente supuesto.

C1) 1ª (#5): Simmons     2ª (#36): OT       3ª (#70): C     3º (#99) WR / CB

C2) 1ª (#5): OT       2ª (#36): EDGE  3ª (#70): C      3º (#99) WR / CB

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D) Trade down al pick #6:

El intercambio con Chargers será bastante más lucrativo que con Dolphins, ya que defender una posición no es lo mismo que querer adelantar a otro equipo en el draft. Y además Giants se expone a una posible subida de Panthers al #5 a por Simmons si estuviera aún en el board. Gettleman no aceptará menos de una 2ª si acepta ese riesgo.

D1) 1ª (#6): Simmons    2ª (#36): OT     2ª (#42): C     3º (#99) WR / CB

D2) 1ª (#6): OT          2ª (#36): EDGE  2ª (#42): C     3º (#99) WR / CB

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E) Trade down al pick #9:

1ª (#9): OT   2ª (#36): EDGE/C  2ª (#42): C/EDGE  3ª (#73): WR    3ª (#99): BPA  

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El valor estándar de esta subida es una 2ª ronda media-alta, pero al pretender subir y adelantar a uno o dos equipos que también parecen pretender QB, Gettelman podría conseguir una 2ª ronda de 2020 y, o bien una 3ª de 2020 (#73) o bien una 2ª de 2021 (una de estas dos).

No parece factible ningún intercambio de picks con un equipo que elija por debajo del #9.

Supongo que tú ya tendrás en tu cabeza tu opción preferida. Yo también. La D1) y la C1) tradeando hacia abajo y consiguiendo un pick extra además de Simmons son mis opciones preferidas, en ese orden. Pero tampoco me iría descontento a la cama el día 23 si Gettleman se anima a seguir la estrategia E), el trade down con Jaguars. En caso de no poder bajar, creo firmemente en que la opción A) es la que le da a los Giants el mayor valor como estrategia en las primeras rondas del draft, ya que el OT #6 ó #7 de este draft seguiría siendo un jugador muy importante en la posición y con un descenso de talento más bajo respecto al mejor OT en comparación con la diferencia de talento entre Simmons y la siguiente elección de jugadores que cubran el hueco que él no llenaría. Sea como fuere, dejemos que Gettleman nos sorprenda y nos saque de nuestro engaño. Siempre ha tenido esa habilidad natural para hacerlo.

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Mock draft, navidades anticipadas

Cada año, todos y cada uno de ellos, la gran mayoría de los aficionados a la NFL nos convertimos en el general manager de nuestro equipo. Es inevitable, superior a nuestras fuerzas, y este año, superior también a un síndrome de aburrimiento que se va convirtiendo en ansiedad cada día que nos acercamos al del draft.

Anteayer, noche de Viernes Santo, fueron crucificados en Spanishbowl los 32 general managers de la liga para que emergieran desde sus casas otros 32 nuevos gerentes que se encargarían de traernos el oro y el incienso con el que todos los aficionados hispanos soñamos para nuestros equipos. La mirra y la 3ª ronda quedarán para la imaginación de cada uno porque si no daban las tantas.

En forma de mock draft global, simulando el que probablemente veamos el próximo día 23, y que algunos imaginamos real, toda la comunidad Spanishbowl se sentó a la mesa a cenar picks de draft con la pasión que sólo tiene este deporte fuera de los terrenos de juego. Cada uno a su manera, solucionó en apenas dos rondas casi todos los problemas de su equipo en esta offseason. Spoiler, este año habrá liga y habrá 32 campeones. Un trofeo Lombardi para cada uno. Esa fue la sensación con la que se fueron todos a la cama desde unas war room más customizadas que las de verdad.

On the clock

Apenas pasadas las 10 de la noche, Antonio Magón nos dejó a todos atónitos al coger a Joe Burrow con el #1. Es broma claro, no hay secreto que se haya gritado más en estas últimas semanas. Tiene la camiseta colgada ya en casa. Disimula un poco. Menos sorpresa aún fueron los escarceos en forma de trades del maestro Maisterrena, de arriba abajo y de abajo arriba en nombre de los Redskins. Y todo para que los Dolphins pudieran tener a Tua y los Redskins a Chase, claro. Simmons voló a la gran manzana, que seguramente se comerá, con algún que otro tight end. Y simba Okudah se convertirá en el rey de los Lions.

Y llegó el festival de tackles. Chargers, Buccaneers, Browns y Jets se llevaron al poker de gigantes de línea ofensiva (Becton, Wills, Wirfs y Thomas, en ese orden), y Cardinals al tackle defensivo (Derrick Brown). En ese desfile se colaron los reyes de las rutas, Lamb será un Jaguar y Jeudy un Raider.

Ceedee Lamb y Jerry Jeudy. Fuente: SNY

Con el pick de Indianápolis, donde mandaron a DeForest Buckner, los 49ers encontraron a su sustituto con Javon Kinlaw. Y los Falcons recuperan su rush con Chaisson. Y ahí se coló Henry Ruggs en el festival defensivo como bronco desbocado camino a Denver. Panthers y Cowboys se dieron sendos caprichos de CB tras los despechos de agencia libre de Bradberry y Byron Jones, rellenando sus huecos con Henderson y Jaylon Johnson. Pero para capricho, el de Packers subiendo hasta el #18 (ya de Redskins) por Kenneth Murray. Otro hachazo del profesor, Maisterrena claro.

En plena zona media, Raiders y Jaguars se volvieron a copiar la posición y se pasaron por Mapfre a por sus safeties McKinney y Delpit. Dormirán más tranquilos, seguro. En el #21, el seguro de Eagles será el receptor Jefferson. Ponte las pilas JJ.

Y llegó el robo de la noche, escucho a Andrés Montes llamándole Carpanta, es Cedric encontrando 16 puestos más abajo de las previsiones al sustituto de Big Ben. Si Herbert iba a ser el sustituto de Brady o de Brees nunca lo sabremos. Patriots y Saints fueron a por LB, Zach Brown y Patrick Queen, casi nada. Y Vikings que no se cansa de draftear CB, este año también, esta vez Jeff Gladney.

En el #26, el quinto OT de la noche, los que aún no tienen al suyo ya se ponen nerviosos. Josh Jones a Dolphins, para suplir a Tunsill. Fue la antesala de la decepción de la noche. Seahawks, que no tradeó para abajo. Algo así como una SB sin alftime show. Las tradiciones se respetan. Pero es de entender porque Epenesa era mucho caramelo para dejarse caer.

Otro pelotazo fue el de Nayo, en plan abuso, chorreando dice Michel. Pierden a Yanda y reclutan a Cesar Ruiz. Lo queríamos casi todos. Se lo llevaron los cuervos. Hay cosas que no se pueden dejar por ahí sueltas mucho tiempo, sobre todo si brillan.

Cesar Ruiz IOL de Michigan.

En la recta final de la primera ronda, Titans y Redskins (estos por el mercadeo con Packers) encontraron a sus CB de futuro en Fulton y AJ Terrell respectivamente. 49ers volvió a por otro juguete para el ataque de Shanahan, ojo a Reagor en Fantasy. Y Chiefs fue a por el sexto OT de la noche. Nunca se tienen suficientes OL, Andy Reid lo sabe.

Alegría y alboroto

Como sabemos todos que estos picks nos hicieron felices, aunque alguno no fuera el proyectado de inicio. Hacen mejor a nuestro equipo, nos lo dijo Montero, digo Montoro, de Route Running. Tus muertos, qué pedazo de guía. Brutal, pero esto no se hace. O sí, que algunos se aburren. O se pierden con el collegue como yo, que volveré a suspenderlo una vez más. Pa septiembre.

En definitiva, los picks. Si luego decepcionan no nos importa. Es abril, ya es navidad en el corte inglés, el de la NFL xD. Suenan los villancicos y ruedan las caricaturas de Sergi Bia. Chulada.   

Y ahora llegarán esos 32 canallas que tenemos por general managers, los de verdad, y girarán el volante, porque ellos tenían otra cosa en su cabeza. Otra cosa que no entendemos. Pero que también nos hará felices. O no. Yo que sé. Hay de todo. Y se viene la segunda ronda. Más trades, como si no costaran. Estáis enfermos. Maravillosamente enfermos. Como todos los que esta noche adelantada del día 23 os hemos escuchado, tan nerviosos como ilusionados. Como lo estábamos de pequeños esperando a los Reyes Magos. ¡¡¡Mamá han llegado los Reyes!!! Los 32 reyes magos de Spanishbowl. GRACIAS.

1ª RONDA          

Pick       Jugador                Posición                       Equipo –   Trade con

#1        Joe Burrow                QB                          Bengals

#2       Tua Tagovailoa           QB                          Dolphins – Redskins

#3       Chase Young              DE                          Redskins – Lions

#4       Isaiah Simmons          LB                           Giants

#5       Jeff Okudah                CB                    Lions – Redskins (via Miami)

#6       Mecki Becton             OT                           Chargers

#7       Jedrick Wills               OT                           Buccaneers- Panthers

#8       Derrick Brown           DT                           Cardinals

#9       Ceedee Lamb              WR                           Jaguars

#10      Tristan Wirfs              OT                           Browns

#11      Andrew Thomas        OT                            Jets

#12       Jeffrey Jeudy              WR                           Raiders

#13       Javon Kinlaw            DL                            49ers

#14       Klavon Chaisson      OLB                           Falcons – Buccaneers

#15       Henry Ruggs             WR                            Broncos

#16      CJ Henderson            CB          Panthers – Buccaneers (via Falcons)

#17      Jaylon Johnson           CB                             Cowboys

#18      Kenneth Murray        LB                   Packers- Redskins (via Miami)

#19       Xavier McKinney      S                               Raiders

#20       Grant Delpit              S                                Jaguars

#21       Justin Jeferson          WR                             Eagles

#22       Justin Herbert           QB                    Steelers – Vikings

#23      Zach Baun                 LB                             Patriots

#24      Patrick Queen            LB                             Saints

#25      Jeff Gladney               CB                             Vikings

#26      Josh Jones                  OT                             Dolphins

#27      AJ Epenesa                DE                             Seattle

#28      Cesar Ruiz                   C                               Ravens

#29     Kristian Fulton           CB                              Titans

#30      AJ Terrell                   CB                              Redskins – Packers

#31      Jalen Reagor               WR                              49ers

#32      Isaiah Wilson              OT                              Chiefs

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Cómo construir un equipo NFL

Michael Lombardi, ex ejecutivo de los New England Patriots entre 2014-2016, con 2 victorias en la superbowl, escribió no hace mucho en uno de sus artículos en The Athletic, “el primer error que hay que evitar cuando se gestiona una franquicia NFL es pensar que es una empresa diferente y que no funcionará la misma estrategia comercial. No es cierto, el football es un negocio, puro y simple, y el primer activo que se debe tener es el sentido común. Después, es necesario desarrollar el liderazgo de los entrenadores dentro de la organización, y por último, crear una identidad propia, una marca.

Viendo cómo construyeron sus equipos los mejores general managers de la liga, los que acostumbran a tener a sus equipos en playoffs o los que están sabiendo construir mejor sus opciones de cara a un futuro próximo, (Belichick, Schneider, Roseman, Snead y Ballard), pueden intuirse ciertas líneas de gestión similares entre sí. Y aunque fueron diversas las formas de crear cada uno de estos equipos, en fundamento, no difieren de la teoría de Lombardi, y necesitaron como cualquier plan exitoso, de una serie de premisas para poder llevarse a cabo.

ESTABILIDAD. Lo primero que se necesita para establecer un proyecto deportivo ganador es una cultura de equipo, y para definirla y asentarla es necesaria la confianza del propietario. No hay un equipo ganador sin estabilidad. El problema es que para conseguir la estabilidad y la confianza a largo plazo de un propietario en esta liga, paradójicamente, es necesario demostrar rápidamente que eres el adecuado para el puesto, y eso suele ser valorado sólo en resultados, en victorias. Para ello, lo normal es tener que demostrarlo en los dos primeros años en el cargo. Disponer de 3 años no es lo habitual.

Esa cultura debe trascender además al cuerpo de entrenadores, que son quienes terminarán de transmitir con su liderazgo la cultura a los jugadores en el terreno de juego. Deben ir en la misma línea de acción que la gerencia, y deben demostrar también sus habilidades para desarrollar jugadores en ese período razonable de tiempo de dos años. Muchas veces se pierde de vista la importancia de esta cualidad de los entrenadores cuando quizá sea la más importante de todas, ya que ella permite optimizar el roster y aumentar el valor de los activos más importantes de la franquicia. De ahí que la tendencia reciente en la NFL haya empezado a ser la de contratar primero al entrenador jefe (HC) con esas habilidades especiales y darle a él plenos poderes incluso por encima del general manager, que es contratado después ya con la aprobación del entrenador. O la opción de otorgarle el cargo de general manager al propio head coach. Es la disyuntiva de quién debe estar sobre quién y tener la última palabra.

Bill Belichick entrenador y GM de los NE Patriots con el trofeo Vince Lombardi. Foto: Getty Images.

DEFINIR LA VENTANA DE OPORTUNIDAD. El objetivo de este proceso es, mediante esa cultura, establecer la ventana de oportunidad de victoria en esos 2 años como mucho. Ese es el plazo para construir un equipo que sea contender al tercer año. Roseman y Belichick jugaron y ganaron su primera superbowl en su segundo año. Schneider jugó playoff en su primera y tercera temporadas, y posteriormente disputó dos superbowls en los dos años siguientes. Por su parte, Les Snead jugó la superbowl en su primer año como GM de plenos poderes. Sólo Chris Ballard, seguramente a causa de la prematura retirada de Andrew Luck que trastocó todos sus planes, aún no ha jugado el gran partido.

FICHAR PRIORIDADES. Definida la cultura, llega la hora de invertir los recursos de acuerdo a esa filosofía de juego, esa identidad que define qué tipo de equipo se quiere ser (corredor o pasador, defensivo u ofensivo, explosivo o gestor del reloj, …). Para ello, es muy importante establecer las prioridades y hacerse cuanto antes con los jugadores de las unidades principales para la forma de juego elegida, que en muchas de ellas suelen ser las trincheras, la líneas ofensiva (OL) y defensiva (DL). Una, para evitar que el rival corra con el balón, y otra, para hacer funcionar el propio ataque y poder manejar el ritmo del partido. Además, ambas unidades necesitan tiempo para compenetrarse, por lo que es recomendale fichar y/o draftear cuanto antes en esas posiciones. Pero en otras formas de juego podría ser vital por ejemplo la secundaria, lo que requeriría de abordar pronto otros perfiles de jugadores.

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OPTIMIZACIÓN DEL CAP. Pero en ese proceso de reclutamiento de jugadores de acuerdo al plan, otro objetivo debe ser siempre optimizar al máximo el cap, también con una cultura específica y una identidad en esta parcela de la franquicia. Por ello, no puede perderse de vista nunca el valor posicional de los jugadores, dentro de la liga y dentro del equipo. Ni todas las posiciones son igual de importantes dentro del equipo ni, ni todas las posiciones se pagan igual, ni todas tienen la misma durabilidad. Hay algunas que están mucho mejor pagadas que otras en la liga, y disponer de contratos rookie en algunas de ellas durante la ventana de oportunidad puede dar la flexibilidad para contratar o renovar mejores jugadores en otras posiciones del equipo. Usar las elecciones altas del draft para reunir el mayor talento posible mediante contratos de rookie en posiciones de bajo coste es una buena forma de malgastar los recursos de los que se dispone.  

Existen otras soluciones para conseguir talento a bajo coste a base de veteranos fiables y baratos en contratos de corta duración, o conseguir jugadores drafteados o renovados con contratos de larga duración a un coste inferior al de mercado por extenderles el contrato antes de de que se conviertan en agentes libres. No es necesario gastar mucho dinero en jugadores contrastados y caros para tener un equipo exitoso. De hecho, salvo Les Snead en su primer año, ninguno de los general managers de los que hablaba llevó a cabo este tipo de movimientos. Todo lo contrario.

RIESGO/BENEFICIO. Como en cualquier empresa, es fundamental obtener de tus inversiones el mayor beneficio con el menor riesgo posible. Por ello, siempre será peor pagar en la agencia libre por un jugador que viene de otro equipo (y que no has probado en tu sistema y en tu vestuario), que un jugador que ya demostró ser valioso dentro del equipo y que además ocupa una de las posiciones importantes dentro de tu forma de jugar. Es el mismo riesgo de la inversión del que se habla siempre en el draft. ¿Por qué iba a ser diferente en el resto de decisiones? La propensión a las lesiones, la edad y el carácter del jugador suelen ser las 3 variables a medir para valorar el riesgo y ajustar el precio de mercado del jugador de acuerdo a su rendimiento en el campo. Y también por lo tanto, para tomar o no la decisión de ficharlo o renovarlo.

Antonio Brown, la apuesta fallida de los Oakland Raiders. Foto: AP/Ben Margot

FLEXIBILIDAD: Además, y esta es una parte fundamental en la construcción de plantillas, esos contratos de agencia libre, firmados en la puja con otros equipos pretendientes, suelen firmarse con grandes cantidades de dinero garantizado, en su mayoría signing bonus que se prorratean en el tiempo en caps de años futuros. Algunos general managers creen estar ahorrando dinero en el cap del año presente, cuando lo que realmente están haciendo es comprometer el cap de los años siguientes. Y todo ello con el riego constante de lesión o ajo rendimiento del jugador, lo que en caso de querer cortarle o traspasarle dejaría grandes cantidades de dinero muerto en el cap, sin correlación de rendimiento en el campo.

En contraposición a esta estrategia, lo ideal, aunque difícil de conseguir, es repercutir contra el cap la mayor parte de los contratos por adelantado y prorratear la menor cantidad de dinero posible. Es decir, incluir en el cap del primer año la mayor cantidad de dinero garantizado, y que no sea mediante signing bonus prorrateados, sino en forma de salario y roster bonus (que no se prorratean en caps de años futuros). Esto dará flexibilidad total al equipo, ya que le permitirá decidir sobre el jugador ante cualquier eventualidad (lesión, bajo rendimiento o problema disciplinario), sin miedo a dejar grandes cantidades de dinero muerto que lastren a la franquicia durante un tiempo. Otra forma de conseguirlo es mediante contratos de corta duración. De este modo, el dinero gastado es más probable que se correlacione con rendimiento en el terreno de juego, ya que las renovaciones se harán por cantidades garantizadas menores y sin prorratear dinero.

Imagina la diferencia entre fichar a un jugador durante 4 años y con un signing bonus equivalente a 3 años del contrato, y otro jugador, no necesariamente mucho peor, con un contrato de un año en el que todo es salario. El primero de ellos es muy probable que si se lesiona el primer año, tengas que tenerlo al menos 3 años en el equipo, aunque no juegue. El segundo, puedes decidir cortarle en cualquier momento por la razón que sea. Se trata de dos casos extremos, ya que hay muchos matices y puntos intermedios, pero creo que se entiende la diferencia.

PLAN. El proceso ideal para crear una plantilla es draftear a tus jugadores, disponer de ellos 4 ó 5 años en contrato rookie y luego renovarlos al precio que merezcan de acuerdo a la importancia en el equipo y al rendimiento demostrado en él. En ese contexto, el riesgo es mínimo, ya que se conoce al jugador, (su historial de lesiones incluído), y se sabe cómo encaja en el sistema y el rendimiento que probablemente dará en el futuro. El riesgo de esta operación es mínimo. Por contra, está la opción de pagar en la agencia libre por jugadores que seguramente se fichen para suplir a algún jugador drafteado por el equipo que fracasó. Pagar a otro que hizo bien el trabajo que se hizo mal. Y ello, con un dinero garantizado que compromete el futuro de la franquicia. Riesgo máximo.

La primera opción te permitirá controlar las renovaciones y por tanto el dinero del cap, de tal manera que es más fácil ampliar tu ventana de oportunidad de victoria. La segunda opción te acerca a esa ventana de oportunidad pero aumenta también el riesgo de dejarte hipotecado a futuro y a merced de las posibles lesiones, bajones de rendimiento, etc… Lo que también reduce en gran medida el tiempo de duración de esa ventana de tiempo para ser competitivo para ganar. Lo cual no significa que como plan a corto plazo no pueda salir bien. Esa es la excusa a la que se agarran los general managers de nivel medio o bajo y que en muchoas ocasiones toman sus decisiones bajo la presión de necesitar resultados inmediatos. Esta fórmula, rara vez tiene la recompensa más grande.

Al final, todo buen plan se basa en la estabilidad, en la previsión que permita optimizar el cap y en poder mantener en el tiempo un sistema que permita reponer regularmente la plantilla de jugadores con el mayor talento y el menor coste posibles. Para ello, es importante no dejar los números al azar y conseguir la mayor flexibilidad de forma regular, ya que el football es un deporte lleno de contratiempos que requieren de soluciones rápidas y generalmente costosas.

Volviendo a la frase de Michael Lombardi de que el football es un negocio, conceptos como estabilidad, objetivos (ventana de oportunidad), optimización de recursos (cap), establecer prioridades (fichajes iniciales), minimizar los riesgos, aumentar los beneficios, reducir el apalancamiento (dinero prorrateado) y en definitiva, seguir un plan de acción, no dejan de ser el léxico por el que se guía cualquier empresa.

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El draft de la NFL. Todo lo que necesitas saber

ANTES DEL DRAFT. CONCEPTOS BÁSICOS

¿Qué es el draft?

Es el proceso por el que los equipos de la NFL eligen de una forma ordenada y predefinida por reglamento los derechos para jugar en la liga sobre los mejores jugadores del collegue football y otras ligas.

Es importante subrayar que lo que se define en el draft es únicamente dónde podrá jugar, en qué equipo jugaría si fuera a la NFL. Pero no necesariamente implica un acuerdo entre la franquicia y el jugador, que podría no llegar a producirse.

¿En qué orden eligen los equipos?

Bajo la premisa de equilibrar la competición cada año, el orden de elección se establece de acuerdo a los resultados, y de forma inversa a la clasificación final del año anterior. Así, las elecciones se establecerán de la siguiente manera:

  • los equipos no clasificados para playoff elegirán entre las posiciones 1 y 20. Eligiendo primero el equipo con menor número de victorias.
  • los equipos clasificados para playoff elegirán entre el 21 y el 32.
  • los equipos eliminados en wild card elegirán entre las posiciones 21 y 24.
  • los eliminados en ronda divisional entre el 25 y el 28.
  • los eliminados en final de conferencia elegirán en las posiciones 29 y 30.
  • el equipo perdedor de la Superbowl elegirá en el 31
  • el campeón elegirá en último lugar, el 32.   

Pero, ¿cómo se establece el orden de elección entre los equipos igualados en la clasificación? Es decir, ¿quién elige primero entre los equipos que no jugaron en playoff y consiguieron el mismo número de victorias? ¿O entre los equipos eliminados en la misma ronda de playoffs? 

Se decide por un criterio que se conoce como fuerza de calendario o strengh of schedule del año anterior, que no es otra cosa que el porcentaje de victorias de los oponentes que tuvo cada equipo el año anterior al draft. El equipo que jugó contra equipos con mayor porcentaje de victorias, con una fuerza de calendario mayor, tendrá derecho a elegir antes.

En caso de que la fuerza de calendario de 2 o más equipos fuera la misma, se tienen en cuenta los enfrentamientos contra oponentes comunes en su división, o en su conferencia si perdurara el empate. En último caso, el desempate se realizará por el lanzamiento de una moneda.

De acuerdo a estos criterios, este orden de elección establecerá cuándo elige cada equipo durante las 7 rondas de que se compone el draft.

Elecciones compensatorias

De forma adicional a las elecciones naturales de cada equipo durante las 7 rondas, se reparten un total de 32 picks extra entre la 3ª y 7ª rondas de acuerdo a los agentes libres perdidos por los equipos durante la offseason del año anterior. Picks compensatorios que se asignan al final de esas rondas.

Cada elección compensatoria depende de la calidad y cantidad de los agentes libres perdidos por cada equipo. Sólo cuando se conocen todos los traspasos del año anterior y sus nuevos contratos, se puede conocer cuántos agentes libres corresponderán a cada ronda entre la 3ª y la 7ª.

Asignados los picks, queda definitivamente establecido el orden para todas y cada una de las 256 elecciones que puede haber como máximo en el draft. Este año serán un total de 255. Y al igual que el resto, los picks compensatorios se pueden intercambiar, en traspasos a cambio de jugadores o de otros picks del draft.

Preparativos. Los draft boards y la war room

Pero volvamos al proceso y a cómo se desarrolla para poder entender cómo funciona todo. La liga le da a los equipos 7 monedas de diferente valor que deben emplear en conseguir el máximo retorno posible en forma de jugadores para mejorar su plantilla. Por eso, la decisión de a qué chicos elegir no se toma a la ligera y se viene macerando desde mucho tiempo atrás.

Primero, los equipos de scouting analizan a todos los jugadores del collegue para extraer a unos pocos que realmente merecen la pena. Luego, en la combine y los pro day de las universidades son escrutados más a fondo. Ese proceso de análisis para la toma definitiva de decisiones no se detiene durante marzo y abril. Hasta el mismo día del draft surgen informaciones o intereses (reales o ficticios) de otros equipos que varían la lista de preferencias de cada franquicia, que es lo que se conoce como los draft boards.

Los draft boards o big boards son, como su propio nombre indica, grandes paneles con multitud de información que cada equipo elabora indicando las necesidades de cada una de las otras 31 franquicias (colocadas por orden de elección) y un listado de todos los jugadores disponibles para elegir ordenados por la preferencia del propio equipo. Una infinidad de datos bien estructurados que permitirá al equipo en cuestión analizar con rapidez lo que está pasando a medida que se desarrolla el draft. Y sobre todo, cómo reaccionar y elegir rápidamente al jugador adecuado. El draft board aporta de un vistazo la información necesaria para el personal del equipo que tendrá la última palabra en la elección definitiva.

Estos draft boards son fundamentales en el momento en que un equipo esté on the clock, cuando el reloj muestra cómo se reduce el tiempo que cada equipo tiene para hacer su elección, antes de que se abra el turno para el siguiente.

La razón de que se dé un período de tiempo en cada elección es básicamente porque aunque cada equipo tenga muy claro lo que quiere hacer y qué jugadores quiere elegir, y por muy detallado que lo tenga en su draft board, esas elecciones pueden haber desaparecido de la lista de jugadores elegibles porque otros equipos los hayan elegido antes. Que de hecho es lo que suele suceder. De ahí que sea necesario un tiempo para consultar el draft board y ver qué jugadores están disponibles antes de elegir. Ese lapso de tiempo, que corre como la pólvora, también suele ser muy frecuentemente utilizado por los equipos para negociar. Luego veremos cómo.


War room. Estos draft boards y todo el personal de la gerencia del equipo, el front office, se encierra durante el draft en una sala dentro de sus instalaciones (en su ciudad) en la que no perderán detalle de todo lo que va sucediendo. Allí se analizarán los datos, se consultará el draft board, se contrastarán opiniones, y se tomarán las decisiones para elegir a uno u otro jugador.

Los equipos organizan su war room de diversas maneras, con una o varias mesas dentro de la misma sala. Pero el personal de cada una que se sienta en ellas suele ser el mismo. En la cabecera de la mesa más importante, frente al big board y una gran pantalla, se coloca el general manager. Junto a él, su asistente de confianza y el head coach. Después, los directores de personal. También estarán el gestor del cap y los contratos (para asesorar sobre los números si la elección de un jugador tiene que implicar el corte de otro, o si un traspaso de rondas implica gastarse más dinero), y un analista estadístico que se encarga de valorar las propuestas de traspaso de otros equipos de acuerdo a unas tablas y cuadros contrastados. Por último, también estarán a mano los médicos y entrenadores del equipo, con toda la información médica y física de los jugadores. Generalmente, suelen estar allí los propietarios y sus familiares y/o amigos. Aunque suelen estar sólo la primera ronda.  

War room NFL
War room de los Dallas Cowbys en el draft. Foto: Getty Images.

DURANTE EL DRAFT

¿Cómo funciona el draft?

Todo empieza con un breve discurso del comisionado sobre lo contento que está de celebrar el draft en esa ciudad, mientras el cual, la gente le abucheará. Cada uno tendrá sus razones, pero el caso es que siempre las tienen. Y este discurso finalizará con la frase “the [2020] NFL draft is now oficially open. The [nombre del equipo que elige en primer lugar] are on the clock”, lo que activará el reloj descendente que indica el tiempo que le queda a ese equipo para realizar y comunicar su elección. Cada equipo dispone de un período de tiempo para elegir a un jugador en su turno, y durante ese tiempo, nadie más puede elegir jugadores.

Como decía, la war room tiene línea directa con los dos miembros del equipo que se sientan en la mesa que cada franquicia tiene en el evento, junto al escenario donde se anunciarán las elecciones. Ellos son los encargados de recibir la decisión desde la war room, escribirla en una tarjeta y hacérsela llegar al personal de la liga. En ese momento, la elección ya es oficial, y se anuncia en las pantallas gigantes de la sala del draft bajo la expresión “the pick is in”, lo que informa a los asistentes de que la elección ha sido confirmada.

The pick is in NFL draft
Momento en que Panthers entregó la tarjeta de McCaffrey. Foto: Getty Images.

Al recibir la tarjeta, el representante de la liga lo notifica a los encargados de personal de jugadores de la NFL, y se checkea para ver que es correcto, antes de que el comisionado salga al atril y anuncie públicamente cuál ha sido el jugador elegido. La primera elección general del año pasado sonó así:

“With the first pick of the 2019 NFL draft, the Arizona Cardinals select, Kyler Murray, quarterback, Oklahoma”. Pick global, equipo, jugador, posición y universidad en la que jugó su último año, es la estructura que se repite durante todo el draft para anunciar a todos los jugadores.

En la primera ronda, que es la única que se celebra el jueves, cada equipo dispone de 10 minutos para realizar su elección o pick y comunicarla al personal de la liga para que la anuncie. Una vez entregada, como se convierte en oficial, comienza a correr el reloj para el equipo que elige en siguiente lugar.

En el caso de haber agotado sus 10 minutos y no haber entregado la tarjeta a tiempo, comenzará automáticamente el tiempo de elección del siguiente equipo. Aunque el equipo que agotó el reloj no pierde la posibilidad de elegir a un jugador. Simplemente que el siguiente equipo puede elegir al suyo, pudiendo adelantarse al equipo del turno anterior.

La segunda y tercera rondas, que se celebran el viernes, funcionan exactamente igual, pero con la diferencia que cada equipo dispone sólo de 7 minutos para realizar su pick. 

El sábado se celebran las rondas de la cuarta a la séptima, donde cada equipo dispondrá ya de sólo 5 minutos para decidir y comunicar cada pick.

Aunque este año todo será diferente a consecuencia del coronavirus y las restricciones para evitar contagios, normalmente el comisionado suele anunciar únicamente la primera ronda, y tras nombrar cada pick, se abraza con el jugador elegido y posa con él y la camiseta del equipo ante los fotógrafos. Igual que hacen en la NBA, donde se ponen una gorra del equipo que les elige.

A partir de la segunda ronda, los picks son anunciados por jugadores, ex jugadores, aficionados y demás personas afines al equipo que elige. Muchas de ellas, ya no se anunciarán desde el atril en la sede del evento sino desde diferentes puntos del país. Algunas veces, incluso desde alguna base militar fuera de los Estados Unidos, en homenaje a las tropas desplazadas fuera del país.

Ser elegido en el pick #1 global es a la par que un gran honor, una gran responsabilidad. Y traerá consigo un gran contrato. Pero salvo que el equipo que tenía ese pick lo haya conseguido mediante un cambio, también significa que va al peor equipo de la liga, lo cual hace más difícil que ese jugador termine triunfando.

Los jugadores elegidos en 1ª ronda suelen recibir la llamada de su general manager antes de que se anuncie su elección. Entiendo que para disponer de algo más de información acerca del jugador y las ganas que tiene de jugar para el equipo. Pero televisivamente me parece una chapuza gigantesca, ya que las reacciones de los chicos pierden toda su naturalidad y espontaneidad.

Los jugadores elegidos en primera ronda suelen viajar inmediatamente después de ser elegidos a la ciudad del equipo que los eligió. Allí harán una rueda de prensa y se harán la foto de rigor con la camiseta de su nuevo equipo, su entrenador y su general manager.

Formas de elección

Un error en el que no se debe caer es pensar que el jugador que se elige en primer lugar es el mejor jugador de la universidad, o que los jugadores que se eligen antes son mejores que los que se eligen después. Sobre el papel debería ser así, pero ya hemos visto que en algunas ocasiones, los jugadores son elegidos en el draft de acuerdo a las necesidades de los equipos. Esto hace que un equipo que, por ejemplo, necesita un quarterback, elija al jugador de esa posición que más le gusta. Lo cual podría distar mucho de ser el mejor jugador. Pero no todos los jugadores son elegidos para cubrir una necesidad.

Existen dos formas de elegir a tu jugador en el draft. Para cubrir una necesidad o por lo que se conoce como mejor jugador disponible o best player available (BPA).

Elegir por necesidad significa decidirse por un jugador de una determinada posición. Y eso es consecuencia de tener ese puesto mal cubierto con un jugador que es más un suplente que un titular. Así que drafteas a un jugador de esperas que sea más talentoso y que mejore al que tienes, para cubrir así el “agujero” que había en tu plantilla. Un agujero significa que o bien tienes jugadores de baja calidad en una posición, o simplemente que no tienes.

Elegir al mejor jugador disponible (BPA) significa eso, elegir al jugador que tienes más arriba en tu draft board, sin importar su posición en el terreno de juego y aunque ya tengas jugadores de calidad en esa posición. La razón es conseguir el mayor talento posible con el pick. Luego, se verá si se cambia a alguno de los jugadores de posición, o si se traspasa o se corta al jugador que ya estaba en la plantilla.

Esa disyuntiva que se le plantea a los general managers a la hora de tomar sus decisiones se combina necesariamente con otro concepto importante en este asunto, el valor posicional del jugador.

El valor posicional. No todas las posiciones son igual de importantes en el juego, y por ello, no están igual de valoradas a la hora de pagar a los jugadores según qué posición ocupen. Además, el draft permite al equipo disponer del jugador elegido durante 4 años (5 para los de 1ª ronda) por un salario muy inferior al de un veterano de su misma posición. El valor posicional significa aplicar esa diferencia entre posiciones de juego al orden en que se realiza una elección en el draft.

Pirámide del valor de las posiciones en la NFL.

Subir y bajar en el draft

Pero hay otras alternativas si la cosa no está tan clara en la posición en la que eliges. Puedes hacer un trade up y subir en el draft o un trade back (o trade down) y bajar en el draft. Que no es ni más ni menos que intercambiar tus rondas del draft con las de otro equipo. Cambiar el orden del puesto en que elijes a cambio de picks de este o de futuros drafts. Se puede también incluir jugadores en la operación, pero esto es menos frecuente porque hay que hacer muchos más cálculos para encajar a un jugador con un contrato a medio cumplir en una plantilla. Pero quede claro que también se hace.

Los traspasos de picks se pueden negociar y concretar en cualquier momento de la temporada o de la offseason, incluso durante el draft. En este último caso, cuando los equipos llegan a un acuerdo, ambos equipos deben llamar a la mesa principal del draft para comunicar la operación, y sólo si ambos equipos comunican la misma información, el traspaso será aprobado. Después se informará al resto de equipos y finalmente se informará a los aficionados justo antes de comunicar el jugador seleccionado en el pick más alto y valioso del traspaso.

La tabla de Jimmy Johnson

Pero, ¿cuál es el precio de venta? ¿Cuánto pedir por un pick concreto? En la década de los 90, se dice que el entrenador de los Dallas Cowboys Jimmy Johnson elaboró una tabla que establecía la correlación de cada pick del draft con una cantidad de puntos. Esto permitía a todos los general managers de la liga disponer de una moneda común que indicaba por cuánto cambiar cada pick. Esta tabla, o ligeramente modificada, sigue siendo usada por los equipos de la NFL. Es esta.

La tabla de Jimmy Johnson.

En los intercambios suelen incluirse frecuentemente picks de drafts de años posteriores, éstos se valoran como el equivalente al del año anterior de una ronda más baja. Es decir, un pick de 3ª ronda de este año equivaldría a una 2ª del año que viene. Es el valor añadido de aumentar una ronda por tener que esperar un año. Aunque tanto una parte como la otra en la negociación intentarán darle más o menos valor haciendo una estimación de la posición que ocupará el equipo el año próximo. Pero lo normal es partir del valor del pick del año actual aplicándole una ronda más alta del siguiente.

Este tipo de movimientos se intentan constantemente en todos los drafts y muchos de ellos se llevan finalmente a cabo. Y ni que decir tiene que son horribles para los general managers, porque les trastocan todos los planes. Pero divertidísimos para el espectador, porque son los que cambian el rumbo del draft y lo hacen tan emocionante como impredecible.

Los traspasos de picks se hacen siempre por necesidad de alguna de las partes o por la búsqueda del valor posicional. No hay un movimiento de picks si alguien no tiene la necesidad de draftear a un jugador o una posición concreta. Dos equipos no se pondrán a negociar para subir o bajar en el draft para elegir al mejor jugador disponible en otro pick que no sea el suyo natural. No tiene sentido por cuanto que una de las dos partes perderá picks para subir puestos, y no es algo razonable si te da igual qué jugador elegir. Lo que sí puede pasar es que un equipo pueda elegir a un jugador que no esperaba poder elegir en su pick. Es lo que se llama un robo o steal.

¿Qué es un robo en el draft?

Si todos los equipos eligieran de acuerdo al mejor jugador disponible en lugar de por necesidad, el draft board se iría cumpliendo y, salvo pequeñas variaciones por apreciaciones subjetivas de cada equipo, se iría eligiendo a los jugadores más o menos en el orden previsto en los draft boards de acuerdo a su calidad y talento. Lo cual además haría esto bastante aburrido, todo sea dicho.

La cosa se hace interesante cuando los equipos draftean en función de sus necesidades o por valor posicional, saltándose el orden natural de ese draft board. Eso hace que jugadores que estaban proyectados para ser elegidos más abajo en el draft sean elegidos en posiciones más altas a las que les corresponderían según el draft board. E indirectamente, esos saltos de atrás a delante (o de abajo arriba, como prefieras), hacen que otros jugadores que el draft board colocaba arriba, caigan hasta posiciones más retrasadas. Eso es un robo. Elegir a un jugador en una posición más retrasada de la que le correspondería por talento. Como los equipos no esperan poder tener la opción de escogerlos, el alegrón que se llevan es tremendo. Y esa disponibilidad de un jugador de mayor valor que el pick para elegirlo es una de las principales razones para draftear por mejor jugador disponible.

Entonces, respecto a la duda de conforme a qué criterio elegir, ¿cuál es el criterio adecuado? He leído muchas teorías que se postulan en elegir siempre al mejor jugador disponible, porque añadir talento hace mejores a los que están alrededor. Pero aunque puedas llegar a conseguir algún robo, eso no soluciona los problemas de un equipo en determinadas posiciones, y esos puntos débiles serán aprovechados por tus rivales. Es una buena estrategia en el largo plazo, pero con muchas objeciones en el corto plazo. Así que para todo aquel que siga siempre esta estrategia, debe acompañarla de movimientos adecuados en la agencia libre para:

  • tapar los agujeros que realmente tiene el equipo.
  • dar salida a los jugadores que son desplazados por las elecciones del draft.

¿Qué es un reach?

Las teorías que se posicionan de cara a draftear siempre por necesidad tienen la ventaja de que solucionan problemas a corto plazo en el equipo, pero también llevan a estos a cometer lo que se conoce como reach. Un reach es una forma peyorativa de denominar lo que sería lo contrario a un robo, elegir un jugador notablemente antes de donde está situado en el draft board.

Pero claro, un reach es un reach mientras no sepamos el rendimiento que ha dado el jugador al equipo que lo eligió, o cuando ya sepamos que ese rendimiento terminó siendo bajo. Tampoco hay que dejar de lado a los jugadores que se pudo elegir con ese pick en posiciones de mayor valor. Cuando el teórico reach da como resultado un jugador por encima de las expectativas deja de ser un reach, y el general manager se convierte en un genio porque vio lo que nadie más vio. Me parto con esto cuando sucede.  

Mi opinión es que en cada momento la línea de acción debe ser una u otra para adaptarse a la situación. No hay un criterio constante para seguir durante todo el draft. La decisión del general manager debe depender de los picks anteriores y de los jugadores disponibles. De la necesidad del equipo para ocupar una posición con un jugador de calidad, y de las posibilidades que da el draft en cada posición, la profundidad de la clase que decíamos.

No es lo mismo elegir en la posición #29, porque se haya perdido en la final de conferencia el año anterior, y sólo necesites un tipo de jugador, aunque sea de un valor posicional medio o bajo, que seguramente tengas que hacer un reach y cogerlo, que si eliges en el #3 y tienes tantos agujeros que eligiendo al mejor jugador disponible, aunque no soluciones una necesidad, tienes la flexibilidad para recolocar o traspasar jugadores. Del mismo modo que si tu necesidad de quarterback es tan acuciante que da igual lo buenas que sean tus elecciones, que si no coges un quarterback vas a seguir perdiendo partidos porque tu barco no está guiado por un buen capitán. Y al final, tu draft será bueno o malo si los jugadores que elegiste te ayudaron a ganar partidos más pronto que tarde.

Pero lo que recomiendan casi todos los que han estado en el papel de tomar las decisiones es ser fiel al draft board, y no reevaluar la posición de algún jugador sobre la marcha. Básicamente por dos razones. Una, porque el board son meses de trabajo concienzudo, que siempre es mejor que tomar una decisión en caliente o conforme a otros parámetros. Y dos, porque la moral de tu personal de scouting se verá seriamente mermada y podrías no tener lo mejor de ellos en su evaluación de los próximos prospects.

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Picks compensatorios. Qué son y cómo se reparten

A finales de febrero principios de marzo, unos dos meses antes del draft, la NFL da a conocer a través de sus insiders (informadores propios) qué equipos dispondrán de rondas compensatorias en el próximo draft, y qué rondas les han sido concedidas.

¿Qué son? Las rondas compensatorias son un sistema de asignación de 32 elecciones de draft extra a las franquicias que perdieron más agentes libres no restringidos (UFA)* de los que ficharon durante la offseason del año anterior. También aplica para el caso de haber perdido agentes libres de mayor calidad que los que se fichó. Estas elecciones compensatorias son siempre concedidas entre la 3ª y la 7ª ronda dependiendo del valor asignado a cada agente libre perdido. Y ningún equipo puede ser agraciado con más de 4 rondas compensatorias.

*Un agente libre no restringido (UFA) es un jugador que termina contrato con su equipo y queda libre para fichar por cualquier equipo de la liga, ya que tiene 4 ó más años de antigüedad en la NFL. De este modo, estos agentes libres que cambian de equipo supondrán una pérdida para un equipo y un fichaje para otro. Todos esos jugadores pasarán a formar parte del listado de agentes libres que la liga cataloga como Compensatory free agents (CFA).

Para calificar para la ecuación de compensación, un jugador debe:

  • haber sido un verdadero agente libre sin restricciones. Su contrato hubo de expirar o ser anulado al final de la temporada anterior. Es decir, el jugador no califica para la ecuación de compensación si fue cortado por su antiguo equipo.
  • debe firmar durante el período de firma de la agentes libres no restringidos (UFA), que finaliza el 27 de julio. Si firma después del 10 de mayo, debe haber recibido una oferta calificada en esa fecha por su antiguo equipo.
  • su valor compensatorio o valor de contrato debe estar por encima de una cantidad mínima específica.
  • y no puede haber sido liberado permanentemente por su nuevo equipo antes de la semana 10 ó antes de obtener una cierta cantidad de tiempo de juego, a menos que otro equipo lo haya reclamado. 

Pero la regla, en su sentido más general, habla de que los jugadores sólo se convierten en agentes libres compensatorios si son capaces de dejar a su antiguo equipo en contra de la voluntad de ese equipo. Aunque existe alguna excepción.

Byron Jones, futuro agente libre en 2020. Foto: Getty Images.

Ranking de CFA’s. Estos agentes libres compensatorios son catalogados con un valor de ronda de draft en función de una fórmula basada en varios parámetros, y que tienen de más a menos importancia en función del orden en que los enumero:

  • el salario anual del jugador (APY) con su nuevo equipo.
  • tiempo de juego con su nuevo equipo (jugadas en el campo respecto al resto de la liga).
  • honores de postemporada (apariciones en la Pro Bowl, designaciones All-NFL (de primer o segundo equipo), MVP de la SB, MVP de la temporada, Jugador Ofensivo/Defensivo del año (NFL o Conferencia) y Jugador del año (NFL o Conferencia).

La fórmula exacta nunca ha sido revelada por la liga, pero la ingeniería inversa de los analistas se ha aproximado mucho a ella.

A los jugadores de esta lista se les asigna un ranking y son ordenados en base a ciertos rangos de percentiles entre todos los jugadores que han formado parte de listas de activos o de reserva al final de la temporada regular. Dependiendo de su percentil en esa lista, recibirán su valor equivalente a una ronda del draft entre la 3ª y la 7ª ronda. O dicho de otro modo, si ordenamos a todos los jugadores de la liga en una lista de acuerdo a los parámetros arriba descritos, el jugador compensatorio tendrá el valor de una ronda u otra dependiendo de cómo de arriba esté en esa lista.

Round Percentile Overall Rank*
3rd 95th (top 5%) top 90
4th 90th (top 10%) top 186
5th 85th (top 15%) top 280
6th 75th (top 25%) top 481
7th 50th (top 50%) top 962

*Ranking previsto para el corte de ronda compensatoria. En 7ª ronda el corte se hará en el pick compensatorio nº 32.

Esta catalogación se hace inicialmente de forma provisional durante toda la offseason y durante la temporada para estimar las rondas que se asignarán a esos agentes libres, y puede variar mientras haya contrataciones de agentes libres. No será hasta finales de febrero, en la offseason siguiente, cuando se establezca el valor de cada jugador y la asignación definitiva de picks de rondas compensatorias.

Pero ese valor de equivalencia a una ronda de draft sólo se convertirá en un pick real en caso de que el valor asignado a un agente libre perdido no pueda ser compensado con la adquisición de otro agente libre de valor similar o inferior.

Esto se ilustra mejor con el ejemplo del cuadro de cancelación de rondas compensatorias de un equipo, que muestra a los agentes libres perdidos (a la izquierda) y a los ganados (a la derecha):

*APY: Average Salary per year. Salario medio anual en su nuevo contrato.

Las reglas para definir qué agentes libres darán opción a picks compensatorios serán las siguientes:

  • un agente libre calificado que es fichado por un equipo cancela al jugador calificado perdido cuyo valor es el más alto en la misma ronda.
  • si no quedan jugadores perdidos en esa ronda, el jugador firmado cancela al jugador perdido cuyo valor es el siguiente más alto en una ronda más baja.
  • un jugador fichado cancelará un jugador perdido cuyo valor cae en una ronda más alta sólo si no hay jugadores perdidos restantes.
  • después de que todos los jugadores fichados hayan cancelado a un jugador perdido, el equipo puede recibir una selección compensatoria por cada jugador calificado que permanezca.

Muchos de los jugadores calificados no alcanzarán ni siquiera el valor de 7ª ronda (non-qualifying), por lo que quedarán fuera de esta lista y no otorgarán ninguna ronda de draft a los equipos que los pierden. Y algunos de los que sí fueron catalogados con valor de 7ª ronda, quedarán sin ronda compensatoria por haber 32 agentes libres con derecho a compensación con un ranking más alto ese año.

Estas son las rondas compensatorias de cara al próximo draft de acuerdo a los agentes libres de la offseason y temporada 2019:

3ª rondaPickJugador perdido
Houston Texans#97Tyran Mathieu
New England Patriots#98Trey Flowers
New York Giants#99Landon Collins
New England Patriots#100Trent Brown
Seattle Seahawks#101Earl Thomas
Pittsburgh Steelers#102Leveon Bell
Philadelphia Eagles#103Jordan Hicks
Los Ángeles Rams#104Rogger Saffold
Minnesota Vikings#105Sheldon Richardson
Baltimore Ravens#106C.J. Mosley
   
4ª ronda  
Tampa Bay Buccaneers#139Kwon Alexander
Chicago Bears#140Adrian Amos
Miami Dolphins#141Ja’Wuan James
Washingon Redskins#142Jamison Crowder
Baltimore Ravens#143John Brown
Seattle Seahawks#144Justin Coleman
Philadelphia Eagles#145Golden Tate
Philadelphia Eagles#146Jordan Hicks
   
5ª ronda  
Denver Broncos#178Billy Turner
Dallas Cowboys#179Cole Beasley
   
6ª ronda  
New England Patriots#212Malcom Brown
New England Patriots#213Cordarrelle Patterson
Seattle Seahawks#214Shamar Stephen
   
7ª ronda  
New York Giants#247Mario Edwards
Houston Texans#248Kendall Lamm
Minnesota Vikings#249Trevor Siemian
Huoston Texans#250Christian Covington
Miami Dolphins#251Brandon Bolden
Denver Broncos#252Max García
Minnesota Vikings#253Tom Compton
Denver Broncos#254Tramaine Block
New York Giants#255Josh Mauro

Para el caso en que un equipo fichara los mismos agentes libres que perdió, no tendrá rondas compensatorias, salvo el caso de que los agentes libres perdidos equivalgan a rondas notablemente superiores a las rondas de los agentes libres que adquirió. En ese caso podría ser agraciado con un pick de 7ª ronda compensatoria o ronda suplementaria, y que se haría efectivo en el draft tras todas los restantes picks compensatorios de 7ª ronda. Como si fuera una 8ª ronda del draft.

Pero estas rondas sólo se asignarán si no se llegara a otorgar los 32 picks compensatorios, y se repartirían tantos picks de este tipo hasta llegar al total de 32 picks que siempre se adjudican. 

Asignación. Estas 32 elecciones compensatorias se asignan siempre después de todas las elecciones de la ronda natural del draft, cuando ya han elegido los 32 equipos. El sistema para decidir quién elige primero dentro de los picks de compensación en una misma ronda se rige por el ranking de los agentes libres que otorgan esas rondas, es decir, elige primero el que haya perdido un agente libre de valor más alto.

Tradeables desde 2017. Estas rondas extra no se podían tradear o traspasar a otros equipos hasta 2017. Y lo que hacían habitualmente los equipos era tradear su ronda natural y elegir a su jugador con esta ronda compensatoria. Pero desde el draft de 2017, las rondas compensatorias también se pueden traspasar a otros equipos.

Prácticas habituales. Una maniobra que empieza a ser muy habitual en la liga es adquirir mediante trade a jugadores que están en su último año de contrato, para después de disfrutarlos durante un año, dejarlos ir en la agencia libre y disponer así de la ronda compensatoria pertinente el año siguiente. Los Patriots son el principal valedor y especialista en este tipo de gestiones. Principalmente porque dentro del ecosistema de un buen equipo los jugadores seguramente parezcan mejores de lo que son, y ello lleva a sobrepagarlos en la agencia libre, con el consiguiente aumento del valor de la ronda compensatoria que eso conlleva. Aunque se puede pensar que eso va contra el espíritu de la norma, que como tantas muchas otras, velan por equilibrar el nivel de los equipos. Sin embargo, a día de hoy este tipo de maniobras son aún valoradas de forma positiva como una buena gestión desde la gerencia, ya que realmente no vulneran ninguna regla.

Bill Belichick. Foto USA Today.

Mejores elecciones en rondas compensatorias. No hay que menospreciar el valor de estos picks de rondas compensatorias ya que con ellos se pueden llegar a conseguir jugadores importantes. Sirva de muestra este listado de jugadores que fueron elegidos por sus equipos durante la última década mediante picks de rondas compensatorias, aunque hay muchísimos más. He añadido alguno al final, que aunque es anterior a la última década, seguramente te resultará familiar:

Mike Daniels, DT (Green Bay Packers). 4ª ronda, pick #132, 2012. Dak Prescott, QB (Dallas Cowboys). 4ª ronda, pick #135, 2016. Kyle Jusczyk, RB (Baltimore Ravens/49ers). 4ª ronda, pick #130. 2013. Malcom Smith, LB (Sea/Raiders/49ers). 7ª ronda, pick #242, 2011. Blake Martinez, LB (Green Bay). 4ª ronda, pick #131, 2016. Quincy Enunwa, WR (NY Jets). 6ª ronda, pick #209, 2014. Ricky Wagner, T (Ravens/Lions). 5ª ronda, pick #168, 2013. Marlon Mack, RB. (Indianapolis Colts). 4ª ronda, pick #143, 2017. Tom Brady, QB. (New England Patriots). 6ª ronda, pick #199, 2000.

Todo esto y mucho más en el libro La Offseason.